miércoles, 16 de mayo de 2012

REFLEXIONES DE MÓNICA: CRÓNICA DE LA ÚLTIMA TERTULIA.

Hola a todos, primero disculpad el retraso en publicar la crónica de la tertulia que tuvimos el pasado martes día 8 de mayo, pero aquí viene!!.


En esta tertulia fuímos unas 20 personas más o menos, sigue viniendo gente nueva y es un placer. Las tertulias cada vez van cogiendo más forma de lo que a mí me gusta realmente y, es la terapia de grupo, la gente se va lanzando a explicar sus a,b,c, sus casos y es genial tener ejemplos para poder tratarlos. Total ya que se hace el esfuerzo de venir a una tertulia ¿por qué no aprovechar para tratar algún tema que nos preocupa?


Ahora las tertulias las dividimos de la siguiente manera: Primero trabajamos un resumen de un capítulo del libro de Rafael, en este caso tocaba trabajar el capítulo 9, que es el resumen que os adjunto, pero no nos dio tiempo, y eso que estamos dos horas!!. Lo que hicimos fue acabar el  capítulo 8 porque en la última tertulia nos había quedado pendiente de trabajar el tema de "la comodidad".


Después de trabajar el capítulo correspondiente del libro pasamos a hacer a,b,c , es decir poner ejemplos de acontecimientos (a) en los que hemos sentido (c) emociones exageradas como: tristeza excesiva, ira, ansiedad y analizar qué estábamos pensando en ese momento (b) para llegar a la creencia irracional y si podemos a la creencia nuclear irracional.


En este caso analizamos un a,b,c mío y llegamos a mi exigencia del perfeccionismo, cómo el pensar "que tengo que trabajar de manera perfecta porque sino soy menos" me lleva a veces a emociones exageradas. Por tanto hay que trabajar esa creencia irracional hasta deshacerla con argumentos lógicos como: somos humanos y es normal equivocarse, hay que permitirse a uno mismo el equivocarse, no por equivocarse uno es menos que otro, todos somos seres humanos falibles pero maravillosos.


Otras dos personas pusieron sobre la mesa otros dos a,b,c y aprendimos mucho todos juntos.


Os informo que la próxima tertulia será el día 5 de junio a las 19:15 horas en el Centre Cívic Les Corts del carrer Dolors Masferrer 33, cerca de la Plaza Comas. La verdad que este Centro Cívico nos está acogiendo estupendamente y hasta los que trabajan en el Centro se están interesando por las tertulias y las están recomendando!!, es genial!.


Os dejo con el último resumen, un beso a todos y muchas gracias por participar!


Mónica


TERTULIAS EDF DEL 8 DE MAYO DE 2012: RESUMEN DEL CAPÍTULO 9 DE “EL ARTE DE NO AMARGARSE LA VIDA” DE RAFAEL SANTANDREU. 




  • Cuando estamos terribilizando lo que estamos haciendo es dar una importancia terrible a las cosas.

  • Cuando nos preocupamos en exceso por las cosas en el fondo nos estamos apartando de la realidad.

  • La realidad es que todos un día moriremos, entonces ¿vale la pena preocuparse tanto por las cosas?.

  • La muerte es algo real y concreto y lo que hacemos muchas veces es vivir en la fantasía de que somos inmortales.

  • Hay que aceptar la impermanencia de las cosas (los budistas lo trabajan mucho). La muerte es inevitable y eso es bueno porque así podemos relativizarlo todo.

  • Pensar en nuestra propia muerte es uno de los mejores mecanismos para madurar y tranquilizarnos, es un gran mecanismo para ganar fuerza emocional.

  • Hace 100 años la gente vivía más en contacto con la realidad de la muerte. La gente se moría en casa, mataba a sus propios animales... las personas convivían más con la muerte y eso les permitía tener una filosofía de vida más relajada.

  • Ahora en nuestra sociedad se intenta evitar todo lo relacionado con la muerte.

  • Para nuestra salud emocional no es bueno vivir pensando que vamos a vivir siempre, no es bueno vivir con la ficción de la inmortalidad. Eso nos convierte en neuróticos.

  • Aceptar la muerte nos permite vivir con más ligereza. Nos permite entender que no hay nada demasiado importante en la vida. Pensar en nuestra propia muerte es el desestresante más grande que existe. Pensar en la muerte es una gran reflexión

  • No hay por qué tener miedo a la muerte, es un estado natural, neutro en el que no hay sufrimiento. Es muy bueno imaginarnos muertos para ir perdiendo el miedo a la muerte.

  • El budismo y el cristianismo nos animan a pensar en la muerte. La psicología cognitiva también.

  • La muerte nos puede llegar en cualquier momento y si es mañana pues perfecto!!! Brindemos hoy por la vida!!!

  • Lo importante es disfrutar de la existencia no de cuanto va a durar.

  • Cada vez que nos estresemos podemos sosegarnos pensando en nuestra propia muerte.

  • Imaginarnos muertos es una buena medida preventiva de las ansiedades cotidianas.

12 comentarios:

  1. muchas gracias Mónica, porque a mí me encantaría asistir pero no vivo en Barcelona, entonces tengo tus resúmenes que me sirven de mucho
    otra vez, muchas gracias

    ResponderEliminar
  2. fué mi primera vez. una experiencia muy buena. Difícil encontrarme a mi hace un tiempo en reuniones de este tipo. Estoy dispuesto y comprometido a realizar "ajustes" en mi manera de ser y las tertulias son un buen complemento a los libros que estoy leyendo. Cuento con tu apoyo Mónica! gracias. Un saludo a todos y hasta el 5!!
    kike

    ResponderEliminar
  3. Gracias Mónica, a mi por la cultura que me dieron me da pánico la muerte, jamás me he planteado seriamente ese tema, pero creo que en realidad lo que dices es lo mejor"aprobecha tu día de hoy porque mañana puedes morir" con lo cual es una manera de vivir mucho más confortable porque muchas cosas negativas las pasas por alto porque no vale la pena estresarse , tener ansiedad etc.. ¿para que¨? mañana sera otro día y hay que vivirlo lo mejor posible.
    muchas gracias
    un abrazo
    tere

    ResponderEliminar
  4. A ver. Os voy a contar una cosa que hago últimamente por si me podéis dar vuestra opinión.

    Yo veo a la mente como un mono loco que va de árbol en árbol sin pararse en ninguno. Así, si dejamos a este mono loco sin control va de pensamiento en pensamiento apenas deteniéndose unos segundos en ellos y al final resulta que no te aguantas ni a tí mismo y acabas extenuado y puede que hasta con dolor de cabeza. A mí me gusta ir a los sitios andando y siempre que puedo evito el coche. Pues bien, últimamente cuando paseo "observo mi mente" como si no fuera yo y cuando ese mono loco empieza a saltar de rama en rama lo paro y le digo que aquí quien manda soy yo y que yo decido a qué ramas (pensamientos) saltar y el tiempo que hay que detenerse en ellas. Todo este argumento se basa en la idea de Eckhart Tolle de disociar la conciencia de la mente que serían, pues, dos cosas distintas. Tan es así que como técnica me hablo a mí mismo, sí me hablo en mi idioma para reconducir el pensamiento, es decir, mi "conciencia" le habla a mi mente-instrumento u órgano periférico con sus funciones ad hoc como las puede tener un riñón o el hígado.

    Por favor, que nadie quiera ver en esto un diagnóstico de doble personalidad o esquizofrenia porque yo si algo estoy creo que es muy cuerdo. Es sólo una técnica para controlar el pensamiento a mi antojo y fluir y disfrutar conmigo mismo.

    ¿Qué os parece la "técnica", Rafael y compañeros del blog?

    Un saludo a todos desde el sur, cerca del mar.

    ResponderEliminar
  5. Gracias a vosotros por vuestra participación, es un verdadero lujazo poder compartir las tertulias con vosotros y lo más genial es que cada vez viene gente nueva con aportaciones estupendas.

    Manuel, en mi opinión lo que tú haces está muy bien, por nuestra cabeza pasan millones de pensamientos algunos muy absurdos, la historia empieza cuando hacermos caso a algunos de esos pensamientos absurdos. Detenerse y observar esos pensamientos desde fuera me parece una gran idea.

    Un beso a todos,

    Mónica

    ResponderEliminar
  6. Hola Manuel, yo también hago lo mismo, pero no siempre me da el resultado que espero, la verdad es que es muy sano hablarte a ti mismo y ponerle los limites a tu cerebro, darle la orden indicada y el cerebro la cumple, el cerebro es una "maquina" que hemos de controlar nosotros y decirle lo que queremos hacer o no. Solo nosotros somos capaces de dominar y reconducir nuestros actos, solo hay que darle la "orden" exacta al cerebro.
    un beso
    tere

    ResponderEliminar
  7. Hola Mónica me gustaría saber que capitulo se tratará en la próxima tertulia,muchas gracias y perdona que estoy un poco perdida.
    muchas gracias y un beso
    tere

    ResponderEliminar
  8. Hola Tere, en la próxima tertulia del 5 de junio trataremos el capítulo 9, en realidad nos tocaría tratar el 10, pero como en la última tertulia no nos dió tiempo pues nos centraremos en el capítulo 9.

    Un beso y muchas gracias por participar!

    ResponderEliminar
  9. «Ésta es una dramática historia que probablemente recordaré mientras viva. Me la contó Robert Moore, de Maplewood, New Jersey.

    “Aprendí la mayor lección de mi vida en marzo de 1945 –dijo–. La aprendí a cien metros bajo el agua frente a la costa de Indochina. Yo era uno de los ochenta y ocho tripulantes del submarino Baya SS 318. Habíamos descubierto en el radar que se acercaba un pequeño convoy japonés. Próximo ya el amanecer nos sumergimos para atacar. Por el periscopio vi un destructor, un petrolero y un minador. Disparamos tres torpedos contra el destructor, pero fallamos. Algo se torció en el mecanismo de cada uno de los torpedos. El destructor, sin saber que había sido atacado, siguió su camino. Nos disponíamos a atacar al último barco, el minador, cuando éste cambió bruscamente de rumbo y vino directamente a por nosotros. [...] Descendimos a cincuenta metros, para evitar la detección y nos preparamos para una carga de profundidad. [...]

    Tres minutos después, se desataron todas las furias del infierno. Seis cargas de profundidad hicieron explosión a nuestro alrededor y nos empujaron al fondo del océano, a una profundidad de unos cien metros. Estábamos aterrados. Ser atacados en menos de trescientos metros de profundidad es peligroso, menos de ciento cincuenta es casi fatal. Y nos estaban atacando a menos de cien metros [...]. Durante quince horas, el minador japonés estuvo arrojando cargas de profundidad. Si una carga hace explosión a cinco metros de un submarino, la sacudida abrirá un agujero en éste. Fueron docenas las cargas que explotaron a quince metros de nosotros. Nos ordenaron quedarnos echados en nuestras literas y en silencio y permanecer tranquilos. Yo sentía tanto pánico que apenas podía respirar. Me decía una y otra vez: ‘Esto es la muerte... Esto es la muerte... Esto es la muerte...’. Con los ventiladores y el sistema de refrigeración desconectados, el aire dentro del submarino subió hasta casi 40°, pero yo estaba tan helado de miedo que me puse un jersey y una chaqueta forrada de piel y seguía temblando de frío. Los dientes me castañeteaban y me invadió un sudor frío y pegajoso. El ataque duró quince horas. Luego cesó de repente. Al parecer el minador se quedó sin cargas de profundidad y se marchó. Aquellas quince horas de ataque me parecieron quince millones de años. Toda mi vida desfiló ante mí. Recordé todas las cosas malas que había hecho, todas las cosas absurdas que me habían preocupado. Antes de incorporarme a la Marina era empleado de banco. Me preocupaban las largas horas de trabajo, la escasa paga, las escasas perspectivas de ascenso. Me preocupaba no tener casa propia, no poder comprarme un nuevo coche, no poder comprarle a mi mujer ropa bonita. ¡Cómo odiaba a mi viejo jefe, que siempre me estaba regañando y reprendiendo! Recordé cómo llegaba a casa resentido y malhumorado, y me peleaba con mi esposa por nimiedades. Me preocupaba una cicatriz que tenía en la frente, un feo corte que me había hecho en un accidente de coche.

    ¡Qué grandes me habían parecido todas aquellas preocupaciones! Pero, ¡qué absurdas me parecían cuando las cargas de profundidad amenazaban con enviarme al otro mundo! En aquel momento me prometí que, si volvía a ver el sol y las estrellas, no volvería nunca a preocuparme. ¡Nunca! ¡Nunca! ¡Nunca! Aprendí más del arte de vivir en aquellas terribles quince horas en el submarino que de los libros durante mis cuatro años en la Universidad de Siracusa.”»

    Dale Carnegie: Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida, Edhasa, Barcelona, 1999, pág. 81-83.

    ResponderEliminar
  10. hola a todos , me parece un comentario interesantisimo, pero me pregunto porque los seres humanos no somos capaces de entender que el día a día es lo mejor, que lo que tenemos es más que suficiente, y las personas que nos rodean y a las que iremos conociendo a lo largo de nuestra vida es lo que importa.Hasta que no nos pasa algo "brutal" no somos capaces de reaccionar, de darle la importancia a las cosas cotidianas y dejarnos de nimiedades, para vivir tranquilamente, siempre hemos de pasar por algun "drama" para darnos cuenta de todo eso tan bonito y tan importante que es lo que tenemos y lo que somos
    un abrazo
    tere

    ResponderEliminar
  11. Muchas gracias por esta historia tan chula!!!

    ResponderEliminar