LA ACEPTACIÓN INCONDICIONAL
Resumen de la conferencia de
Rafael Santandreu en Can Déu el 25/10/2010: “LAS RELACIONES HUMANAS”.
- IMPORTANCIA:
Aprender a llevar mejor las
relaciones humanas en diferentes ámbitos como la pareja, el trabajo, la
familia, los amigos… es importante. Pero lo primero que hay que saber para
llevar mejor las relaciones es que no necesitamos a la gente para estar bien y ser
felices. Si queremos mejorar nuestras relaciones con la familia, amigos,
trabajo… hay que aprender que no necesitamos a nadie para estar bien, por lo
tanto si por lo que sea las cosas nos van mal, lo podemos dejar estar porque no
les necesitamos.
En la vida las cosas nos las
tenemos que tomar con ligereza, no hay que terribilizar. Cuando pensamos que
una relación es para nosotros muy esencial, nos estamos metiendo presión y la
presión es el enemigo número uno de la paz interior. Hay que aprender a sacarse
presión.
Por lo tanto “nadie necesita a
nadie”. Es bueno intentar mejorar las relaciones, pero si al final no lo
conseguimos, pues mala suerte, hay otra gente en el mundo y si no estamos con
nadie, tenemos que saber que solos también podemos ser muy felices.
- ACEPTACIÓN INCONDICIONAL DE
LOS DEMÁS:
Para llevarse bien con los
demás hay que aceptar incondicionalmente a los demás y eso tiene cuatro pasos:
1. Aceptar la parte positiva del otro.
2. Esquivar su parte negativa.
3. Definir si quiero estar o no con él.
4. Sugerir el cambio.
2. Esquivar su parte negativa.
3. Definir si quiero estar o no con él.
4. Sugerir el cambio.
1. ACEPTAR LA PARTE POSITIVA
DEL OTRO:
En una entrevista que le
hicieron a la actriz Mª Luisa Merlo, ella afirmaba que tenía los mejores amigos
y le preguntaban : ¿eso no es exagerar? A lo que ella respondió: “No, es verdad
que tengo los mejores amigos, pero para tener los mejores amigos tengo un
secreto: pedir a mis amigos lo que me pueden dar y no pedirles lo que no me
pueden dar”.
Nosotros cometemos el error de
pedirles a nuestros amigos todo y no podemos ser buenos en todo, no somos
perfectos, nadie es perfecto. Por ejemplo, el amigo que se acuerda de todos los
cumpleaños, seguramente no será el amigo al que podrás llamar a las 3 de la
mañana para pedirle consuelo delante de un problema. Por tanto, no podemos
pedirle TODO a nuestros amigos porque seguro que en algo nos van a fallar y si
les vamos rechazando por sus fallos, al final nos quedaremos sin amigos porque
no encontraremos al amigo perfecto.
Las relaciones humanas son
como un collage que está formado por diferentes piezas y cada pieza nos aporta
una cosa distinta.
2. ESQUIVAR SU PARTE NEGATIVA:
Para llegar a la aceptación
incondicional de los demás, hay que esquivar las partes negativas de esa
persona, nos tenemos que olvidar de esa parte negativa, nadie es perfecto, intentar
que esa parte negativa no nos afecte.
Por ejemplo tenemos un amigo
que siempre llega tarde, pues esquivar esa parte negativa sería no quedar con
él en la calle en pleno invierno. Si tienes un amigo que si le prestas dinero
no te lo devuelve, pues hay que aprender que en ese ámbito no le podemos
ayudar.
No podemos cambiar a la gente.
Cada uno somos como somos, pero nosotros muchas veces nos emperramos en cambiar
a la gente para tenerlo todo y al final lo que ocurre es que nos vamos quedando
solos, porque acabamos rechazando a la gente.
Todos podemos dar unas cosas y
otras no, por lo tanto piénsatelo mucho antes de rechazar a nadie. Hay que
intentar no rechazar a nadie nunca. Solemos rechazar a las personas con mucha
facilidad. Cuando exigimos, exigimos y rechazamos y rechazamos, se convierte en
una espiral. Todo el mundo tiene algo precioso para darnos.
La aceptación incondicional de
los demás también tiene que ver con la aceptación incondicional de uno mismo.
Si aceptamos incondicionalmente a los demás, también nos aceptaremos
incondicionalmente a nosotros mismos cuando fallemos. Si somos muy exigentes
con los demás, también lo seremos con nosotros mismos. Por lo tanto la
aceptación incondicional de los demás también es aceptarse incondicionalmente a
uno mismo y entender que los demás no nos tienen que exigir tanto.
Tenemos que intentar ser más
flexibles con nuestros amigos, pareja… pero ellos también lo tienen que
intentar ser con nosotros. Por lo tanto tenemos que frenar a amigos y
familiares que nos exigen demasiado porque sino la vida se convierte en algo
muy complicado.
Un ejemplo es lo que ocurre en
las cenas de Navidad, se organizan cenas que no nos apetece nada ir pero nos
vemos obligados a ir porque sino nos criticarán y no seremos una buena hija,
una buena hermana… Pero hay que renunciar a eso, si no quieres ir a un evento
no vayas. Seguro que nosotros podemos organizar algo a nuestro gusto con esa
gente y lo haremos con ilusión y disfrutando. Si no exigimos tanto dejaremos
que las cosas fluyan y todo irá mejor.
3. DEFINIR SI QUIERO ESTAR O
NO CON ESA PERSONA:
En la pareja tenemos que
aceptar a la otra persona tal y como es. A veces las parejas se quejan una de
la otra, pues estaría bien que no terribilizaran y aceptaran que tienen media
pareja si la otra mitad la ven llena de fallos. Pero tener media pareja es
mejor que no tener nada ¿no?. Tenemos que fijarnos en lo que tenemos y en lo
que podemos hacer y no en lo que no tenemos y no podemos hacer. No sirve de
nada quejarse, no nos va a llevar a una solución.
Para acostumbrarnos a aceptar
los fallos está bien reflexionar: “todos tenemos muchas habilidades para estar
con una persona aunque falle”, otra cosa es que queramos estar o no con esa
persona, porque solos también estamos bien.
Si no dramatizamos las cosas
malas, no nos diremos cosas como “me quiero separar porque no lo soporto más”,
está claro que podemos soportar a la otra persona y podemos estar bien si
esquivamos su parte negativa, otra cosa es que queramos o no estar con esa
persona. Si no terribilizamos veremos las cosas mucho más claras.
4. SUGERIR EL CAMBIO:
Me gustaría aceptar a mi
pareja y que ella me aceptara a mi, pero para mejorar realmente lo mejor es
sugerir y no exigir. Hay que acostumbrarse a pasar todas las quejas y
exigencias a sugerencias y decirnos cosas como “cariño me gustaría que
….(hicieses o no hicieses tal cosa)… pero si no lo haces yo te querré siempre y
yo voy a ser feliz porque no es necesario que tú hagas tal cosa… para que yo
sea feliz”.
De esta manera se suelen
conseguir más cosas de la otra persona porque al no exigir nada, la otra
persona no se resiste y suele ceder. Cuando nosotros exigimos algo, nos
amargamos y nos hacemos débiles a nosotros mismos y también hacemos más complicado
que la otra persona cambie.
Un ejemplo de esto es “el
fenómeno de la cola del pan”. Cuando alguien se cuela en una cola de un
supermercado por ejemplo es efectivo decirle “mire, señor o señora, se está
colando, pero le dejo que pase primero”. La otra persona entonces lo que suele
decir es: “no, se está colando usted, pero pase primero”. La conclusión es que
al final somos nosotros los que pasamos primero, en cambio si nos enfadamos
seguramente empeoraríamos la situación y es probable que esa persona no cediera
y acabara colándose.
Cuando decimos las cosas
exigiendo, estamos transmitiendo que eso es muy importante para nosotros, en
cambio si no exigimos sino que sugerimos, pues le quitamos importancia a las
cosas y es más probable que las otras personas no se resistan y acaben haciendo
lo que sugeríamos. Esto funciona con los amigos, compañeros de trabajo,
familia, pareja, niños… Además, cuando sugerimos a las otras personas y estas
deciden cambiar, esto tiene mucho mérito y se valora más que si exigimos y la
otra persona acaba cediendo.
Esto con los niños también
funciona, al niño que se le dice siempre las cosas exigiendo, luego todo se le
tiene que decir exigiendo para que haga caso. Eso sí, con los niños hay que
actuar siempre de la misma manera porque si una vez sugerimos y otras exigimos
lo que vamos a conseguir es confundirlos. La mejor educación es la que sugiere
no la que exige, pero nos da miedo de que si a nuestros hijos no les exigimos
ciertas cosas no las vayan a cumplir. Lo ideal con los niños es sólo sugerir,
pero hay que ser muy repetitivo y cuidado con no exigirles a ellos pero si a
otro miembro de la familia, porque entonces les estaremos confundiendo. Lo peor
es hacer las cosas a medias porque entonces generan confusión.
Tenemos que aceptar que el
mundo es imperfecto. Cuando no aceptamos las imperfecciones del mundo, nos
estamos peleando con la humanidad y si intentamos organizar cosas perfectas aún
la podemos liar más y pueden surgir comportamientos radicales…
A veces nos inventamos conceptos
como el de puntualidad o justicia, y les damos mucha importancia… Un poco de
importancia a estos conceptos está bien pero demasiada no, porque entonces ya
estamos exagerando.
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