Es bastante habitual que en mis conversaciones con mis
pacientes les hable de la necesidad de tener una “estabilidad emocional” para su
bienestar psíquico y físico. Y es que veo muchas patologías producidas por desestructuración de la personalidad y perdida de la identidad.
Lo comparo con una mesa: cuantas más patas de apoyo tenga
más estable será. Si sólo tiene una pata la estabilidad de esa mesa no está
garantizada.
En ese sentido insisto mucho en trabajar y potenciar las
distintas áreas de la personalidad: área social, área familiar, cultural e
intelectual, área de la salud, área deportiva y de ocio, área espiritual, área
laboral y económica.
Animo a mis pacientes a que completen su vida
potenciando varias áreas según
necesidades y gustos, de manera que si algún aspecto les “falla”, siempre
tengan donde apoyarse.
He visto demasiados casos de trabajadores desempleados que
tras perder su puesto de trabajo se paralizaron abandonándose a su suerte,
inactivos, comiendo y/o bebiendo
descontroladamente, sin ánimo para hacer otra cosa que no sea ver la tele y
dejarse llevar por el desaliento. Unicamente sabían ir a su puesto de trabajo y
volver, al quitarles eso, les han quitado todo.
He visto mujeres que tras ser abandonadas por sus parejas
pierden su identidad y no encuentran valor ni a sus vidas ni a sí mismas. Sólo
les sostenía esa relación que ahora ha desaparecido.
Personas que cuidaban de sus padres ancianos y al fallecer éstos
han perdido su razón de existir, se encuentran perdidos sin ocupación. Vivían
para eso, en exclusividad.
Deportistas lesionados que no pueden desarrollar su carrera
deportiva y ya no encuentran sentido a su existencia.
Todo esto deriva en malestar psicológico y también físico,
somatizaciones, depresiones, abandono de sí mismos, bloqueo emocional.
Personas, a veces, huérfanos de hospital, dispuestos a someterse a todo tipo de pruebas y tratamientos para ser
diagnosticados de “algo” “cualquier patología”, lo que sea que explique ese
malestar que sienten.
Como tengan la mala suerte de encontrar algún diagnóstico
que los etiquete, ese ya será su razón de “mal vivir”. Y quitarles la idea de “enfermos” de la
cabeza será una ardua tarea.
Es por eso que tenemos que potenciar la estabilidad del individuo,
su valor intrínseco por el hecho de ser persona pluripotencial y
autosuficiente. Su estabilidad emocional independientemente de las
circunstancias que estén aconteciendo ajenas a él.
Es importante trabajar este aspecto y estar preparados para
un posible “fracaso” de un aspecto de nuestra vida que no tiene porqué
hundirnos estrepitosamente sino más bien enseñarnos alguna lección que
necesitábamos aprender para nuestra madurez y salir reforzados de la situación.
Esto puede ser más fácil con la ayuda y
el apoyo de otras áreas de nuestra vida más desarrolladas.