domingo, 31 de octubre de 2010

FRENTE AL PARO: NO DRAMATIZAR

El otro día me pasaron un enlace de un fantástico video de Youtube en el que un joven de 23 años llamado Nick Vujicic da una conferencia sobre motivación. ¡Es la leche! El caso es que el tipo no tiene piernas y brazos, pero eso no parece detenerle en su vida: tiene grandes sueños y está decidido a intentar cumplirlos.

Básicamente, el mensaje de Nick consiste en que la clave de la satisfacción personal está en dejar de quejarse por lo que no se posee para centrarse en lo que sí se tiene. Si dejamos de lamentarnos, podremos apreciar nuestra suerte, nuestras cualidades y nuestras oportunidades.

Esta actitud es uno de los componentes básicos de la nueva psicología positiva. Los psicólogos intentamos que las personas adopten esta visión frente a cualquier adversidad porque se trata de la clave para amueblar bien el coco en esta vida irregular, de glorias y desastres, victorias y derrotas...

Y cuando leí esta semana en un periódico catalán que han aumentado los casos de depresión y ansiedad debido al problema del desempleo en España, me acordé enseguida de Nick Vujicic. ¿Qué nos diría él a los que hemos podido perder el empleo? Yo creo que algo así: “ ¡Amigo, es cierto que tienes un problema, pero tu vida no corre peligro! Aprovecha lo que tienes y mira a tu futuro con ilusión. ¡Aún tienes muchas oportunidades!”

La psicología nos advierte, una y otra vez, de la importancia de nuestro diálogo interior. Si, frente al desempleo, nos decimos a nosotros mismos: “¡Menudo desastre!, ¡Soy un inútil! ¡Nunca levantaré cabeza!”, simplemente, me deprimiré y eso, querido lector, no sirve para nada: deprimirnos no nos va a dar ninguna ventaja a la hora de mejorar nuestra situación.

Y esto me recuerda a Thomas Bruegental, el juez de la Corte Internacional de La Haya, autor del libro Un niño afortunado. Cuando era niño, fue deportado a un campo de exterminio nazi donde murió su padre. Él sobrevivió milagrosamente y cuando terminó la guerra, emigró a Estados Unidos y se hizo abogado y luego juez. El juez Bruegental explica en sus memorias que el secreto de su éxito y su fortaleza personal está en una enseñanza de su padre: “No desesperar jamás”.
Enlace del video de Nick: http://www.youtube.com/watch?v=V4w7SdNMQ-g

viernes, 29 de octubre de 2010

¿CALMA CON DRAGÓ?

A primera hora del día 4 de julio de 1317, antes de que hubiesen dado las 8 de la mañana, ya bajaba por la calle Ganiveters (Cuchilleros) un grupo de seis hombres ebrios. Habían pasado la noche bebiendo y jugando y, al final de la jornada, habían empezado a hablar pestes de los judíos de la ciudad. Hablaban del asunto del niño encontrado muerto fuera de las murallas de la ciudad. Había sido asesinado. ¿Por quién? Nadie lo sabía, pro seguro que los judíos estaban detrás...
Entre litronas de vino malo, se habían estado encendiendo los ánimos, hasta que uno de ellos dijo: "¡Vamos a darles una paliza a esos judíos de mierda!" Y, de repente, a los demás se les iluminaron los ojos, se les hinchó el corazón, se sintieron superiores y... salieron corriendo a la calle en busca de "justicia".
Hacia las 11 de la mañana de aquel funesto día, habían muerto más de mil barceloneses, hombres, mujeres y niños habitantes de las calles que formaban el call de la ciudad. Una turba de cientos de cristianos armados de palos y navajas hizo "justicia" asesinando brutalmente en nombre de Dios, la razón y el orden... Cuántas veces no se repetería esta brutalidad insana en la historia... Y hasta el día de hoy en el que la multitud quiere cebarse con Sánchez Dragó, despedirle de Tele Madrid, echarle de los medios, ¡que nadie compre sus libros!...
Nunca seremos felices sino dejamos de juzgar a los demás.
Un abrazo a todos (incluido a Sánchez Dragó).
Rafael

miércoles, 27 de octubre de 2010

¿VIVES TU NATURALEZA?

Hace unos días vi en DVD la fantástica película Océanos. Se trata de un nuevo documental sobre la vida marina rodado con nuevas cámaras y técnicas que nos muestra unas imágenes del mar y sus habitantes alucinantes: extraordinariamente nítidas, muy poéticas y hermosas. Lo recomiendo. Les gustará y asombrará incluso a quienes no les gusten habitualmente los documentales de animales.

Y lo menciono en este blog porque Océanos además es una alegato ecologista. Y es que estar mentalmente sano tiene mucho que ver con el ecologismo. La naturaleza es algo increíblemente complejo e imponente. Nunca la entenderemos bien. Apenas conocemos un 0,00000001% de nuestro planeta y su funcionamiento y mucho menos del cosmos. Lo mejor que podemos hacer es reconocerlo y ajustarnos al funcionamiento de la naturaleza, humildemente, pero también con alegría.

Si nos atenemos a la naturaleza, todo va bien. Si, como dice un adagio budista, aceptamos que "en invierno hace frío y calor en verano", estaremos contentos en ambas estaciones. La naturaleza implica vida y muerte, enfermedad, impermanencia... y todo eso está bien, es bueno.

A veces, nos abandona el novio/a, marido/mujer y nos deprimimos desesperadamente. No aceptamos que todo va y viene y que eso está bien: eso es también la naturaleza de las cosas.

Tenemos una gran capacidad de disfrutar de la vida. Nuestro cerebro puede producir de forma natural unas drogas poderosísimas que nos pueden hacer experimentar el éxtasis. Están ahí y son naturales, son buenas. Cuando sintonizamos con la naturaleza, cuando aceptamos nuestra realidad tal y como es y nos concentramos en disfrutar de nuestro entorno, la mente libera esas sustancias y nos lo pasamos teta: nos sentimos fuertes, alegres, potentes y en armonía.

Necesitamos muy poco para estar bien, pero ese poco incluye querer disfrutar de la vida todos los días, vayan las cosas mejor o peor: ¡eso no tiene importancia! Son solo detalles. Todos los animales viven así: tú también puedes vivir así, incluso mejor! Porque con tu mente puedes potenciar tu propia fuerza y alegría.

Ya lo dijo Charles Darwin: "el hombre está hecho para vivir en este mundo y, como el resto de los habitantes del planeta, ser feliz".

lunes, 25 de octubre de 2010

LOS APUNTES DE SILVIA: VIVIR EL PRESENTE

Hola a todos! Los sabios de Sivana creían que una vida realmente gozosa solo se conseguía en el proceso que ellos llamaban “Vivir en el ahora”, el pasado ya no está y el futuro de momento está solo en nuestra imaginación. Yo cada vez lo veo más claro e intento cada dia recordarlo. El momento que cuenta es el ahora, y quiero aprender a vivir el saboreando cada momento. No es fácil pero creo que la clave esta en recordar que la felicidad es un viaje y no un destino, no habrá ningún día igual a otro, para que desaprovecharlo!!!

Me gustaría resumir un cuento de hadas que leí no hace mucho, creo que os gustará pero que sobre todo os ayudará a pensar de otra manera a mi me hizo reflexionar y pienso a menudo en él.

PEDRO Y EL HILO MÁGICO

Pedro era un niño vivaracho todo el mundo le quería mucho, pero tenia una debilidad. ¿Cuál? Era incapaz de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida, cuando estaba en el colegio, quería estar fuera jugando, cuando jugaba soñaba con las vacaciones de verano, siempre soñaba con otros momentos nunca se tomaba tiempo para saborear el momento.

Una mañana Pedro paseaba por un bosque cercano, decidió descansar bajo un árbol y se quedo dormido, tras unos minutos de profundo sueño oyó que alguien gritaba su nombre, abrió los ojos y se encontró junto a él con una anciana que tendría más de cien años. En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero en el centro. del agujero colgaba un hilo de oro.

La anciana le dijo: "Pedro, este es el hilo de tu vida, si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de minutos, y si tiras con fuerza unos meses incluso años pasaran en cuestión de días".

Pedro muy excitado pregunto a la anciana si podía quedarse con la pelota, ella se la dio.  Al día siguiente en clase Pedro se sintió aburrido y recordó su nuevo juguete. Al tirar un poquito del hilo dorado, se encontró jugando en el jardín de su casa, pronto se caso un colegial y quiso ser un adolescente pensando en lo divertido que seria esa fase de su vida, así que tiró una vez más del hilo.

Pronto ya era un adolescente y tenía un amiga llamada Elisa, pero Pedro seguía sin estar contento no había aprendido a disfrutar del presente y explorar las maravillas de cada etapa de su vida. Siguió tirando del hilo, se convirtió en un hombre adulto: Elisa era su esposa y estaba rodeado de hijos, pero Pedro reparó en otra cosa, ante su cabello era negro como el carbón, ahora había empezado a encanecer, su madre a la que tanto quería se había vuelto frágil y vieja.

Pero el siguió sin poder vivir el momento y tiró del hilo de nuevo. Pedro comprobó que ahora tenia 90 años su pelo era totalmente blanco y su vieja esposa había muerto hacia unos años, sus hijos se habían hecho mayores y tenían su propia vida.

Por primera vez en su vida Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de la vida, nunca había ido a pescar con sus hijos, ni paseado con Elisa a la luz de la luna. Nunca había plantado un huerto ni leído aquellos maravillosos libros que a su madre le encantaba leer. En cambio, había pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en el camino. Pedro se puso triste y decidió pasear por el bosque donde iba de joven, se tubo en un trecho y se quedo profundamente dormido.

De nuevo apareció la anciana que hacia tantos años le había regalado el hilo mágico. "¿Has disfrutado de mi regalo?",  le dijo. Pedro no vacilo en responder: "Al principio fue divertido pero ahora odio esa pelota, la vida me ha pasado sin que me enterara, sin poder disfrutarla. Claro que habría habido momentos tristes y otros estupendos, pero no he tenido oportunidad d experimentar ninguno de los dos. Me siento vacio por dentro. Me he perdido el don de la vida".

La anciana le dijo que era un desagradecido pero que de todos modos le concedería un último deseo. Pedro respondió: "Quisiera volver a ser niño y vivir otra vez la vida”.

Cuando despertó, su madre estaba junto él, diciéndole que iba a llegar tarde a la escuela. Pedro saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tal y como había esperado. Conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezó a vivir el ahora.

Bueno chicos desgraciadamente esto es solo un cuento, en el mundo real nunca tendremos una segunda oportunidad, así que despertemos hoy a ese regalo que es la vida, seamos felices.

Un beso a todos!!!

jueves, 21 de octubre de 2010

LA FELICIDAD SE APRENDE

Hoy ha salido en La Vanguardia un artículo que habla de la felicidad. En concreto, dice que una gran investigación ha hallado que la felicidad se puede aprender y que personas que a los 20 años no eran muy felices aprendieron a serlo y a los 40 empezaron a sentirse muy bien.

Eso es algo que sabemos los psicólogos cognitivos porque nosotros enseñamos a hacerlo todos los días, pero siempre es bueno que una investigación amplia con muchísimas personas lo confirme. El próximo domingo, en la Cadena Cope, hablaré de ello en el programa magazine de la mañana sobre las 11,20h. 

Tanto buscar el éxi to, tanto perseguir la fama, el dinero y el poder, y al final resulta que la felicidad está en otra parte. Según el más amplio estudio que ha investigado cómo evoluciona la felicidad a lo largo de la vida, quienes ayudan a otras personas suelen ser más felices que quienes buscan el éxito individual. Quienes encuentran el equilibrio entre trabajo, familia, amistades y ocio suelen ser más felices que que quienes anteponen su carrera a cualquier otra prioridad. Quienes cuidan su salud suelen ser más felices que quienes la pierden en los placeres de la mesa y del sofá. Y, en el caso de las mujeres, quienes conviven con un hombre que da prioridad a la familia suelen más felices que quienes viven con un hombre que da prioridad al trabajo. El estudio, presentado este mes en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., desmiente la teoría de que la felicidad de una persona depende de su personalidad y por lo tanto apenas varía a lo largo de la vida.

"Nuestros resultados demuestran que la capacidad para ser más o menos felices no es algo que nos venga dado, sino que la construimos a lo largo de la vida con las decisiones que tomamos", ha declarado por correo electrónico Bruce Headey, investigador de la Universidad de Melbourne (Australia) y primer autor del estudio. Según Headay, no es que la personalidad no influya, pero no es lo único que influye. Ni lo más importante. El estudio se ha basado en la Encuesta Socioeconómica de Alemania, que desde 1984 ha planteado anualmente a decenas de miles de ciudadanos preguntas relacionadas con su situación personal y con su bienestar psicológico. Esta encuesta "proporciona la serie de datos más larga del mundo" para estudiar cómo evoluciona la felicidad, escriben los investigadores en Proceedings.

Para comprobar si la felicidad fluctúa a lo largo de la vida, los investigadores clasificaron a los encuestados según su nivel de satisfacción en el momento de responder a cada encuesta. Si la felicidad es estable, pensaron, los más felices en 1984 deberían seguir siendo los más felices en el 2008 (el último año analizado). Pero no fue esto lo que observaron. El 38% de los encuestados variaron su lugar en la clasificación en más de 25 puntos porcentuales en estos 25 años. Un 25% había cambiado más de 33,3 puntos. Y un 12% había cambiado más de 50 puntos. (Un punto porcentual se refiere a que se divide la muestra en cien niveles, cada uno de los cuales agrupa a un 1% de las personas encuestadas; una variación de 25 puntos significa que una persona que estaba, por ejemplo, en el nivel 50 en 1984 pasó a estar en el 2008 por debajo del nivel 25 o por encima del 75.) 

miércoles, 20 de octubre de 2010

LOS APUNTES DE MÓNICA: ¡ACEPTAR LA REALIDAD!

Ahí va chicos, otro tema para que reflexionemos todos juntos, haciendo las reflexiones de manera conjunta es más divertido, no?

En esta vida, todo tiene un principio y un final, las cosas materiales y nosotros mismos, nuestros familiares, nuestros amigos... estamos en una vida que es vida o muerte. Hoy estamos vivos y mañana podemos estar muertos, ¡es la vida!!

Albert Ellis en uno de sus libros nos habla de la espiritualidad de la terapia racional y dice que se basa en: - Autoaceptación incondicional de uno mismo. - Autoaceptación incondicional de los demás. - Autoaceptación incondicional de la vida. La autoaceptación incondicional de la vida se trata de intentar cambiar de nuestras vidas lo que se pueda cambiar y aceptar, aunque no nos guste, lo que no se pueda cambiar. Si conseguimos esta autoaceptación incondicional de la vida, tendremos una alta tolerancia a la frustración. Tenemos la creencia irracional de que en esta vida debe ocurrir lo que nosotros queremos que ocurra y no debería suceder lo que no nos gusta que ocurra. Este es un pensamiento muy infantil verdad?, pero lo tenemos arraigado y hay que convencerse de que la vida no funciona así. Hay que pensar que ningún infortunio que nos presenta la vida es completamente malo porque siempre puede ser más malo.

Nosotros nos decimos a nosotros mismos que algunos acontecimientos por ser tan malos no deberían existir. Pero la realidad es que existen, por tanto si no se pueden cambiar hay que aceptarlos. Según Albert Ellis lo difícil es saber diferenciar lo que se puede cambiar de lo que no… ¿qué razón tiene verdad?

A veces lo que nos ocurre es que para intentar estar mejor recurrimos al optimismo exagerado y nos intentamos creer cosas como “en esta vida todo me va a salir bien…, en esta vida todo me ocurre para bien…”. Este optimismo exagerado no es realista, porque en la vida seguro que a todos en algún momento nos van a pasar infortunios que no vamos a poder cambiar y que tendremos que acabar aceptando. Tenemos que promover por tanto el optimismo realista, el de los pies en el suelo, como dice Albert Ellis y pensar que “en el peor de los casos, podemos encontrar alguna manera de hacer cosas valiosas en nuestra vida por nosotros y por los demás, sólo necesitamos estar vivos para ser felices”.

Pruebas de esto tenemos muchas, una muy clara es el caso de Stephen Hawking… También hay que pensar que si por lo que sea tenemos que estar mal toda la vida (cosa muy improbable…, pensar así es exagerar…) tampoco sería tan grave porque la vida nos va a pasar muy rápido.

Para conseguir la autoaceptación incondicional de la vida otro punto importante es no negar la muerte. La muerte es algo natural, algo que tenemos seguro, por tanto es un acontecimiento que no podemos cambiar y no nos queda más que aceptarlo. La muerte hay que verla como algo natural y pensar que si fuéramos inmortales y tuviéramos que vivir eternamente con los achaques de la vejez sería una tortura. Además si que podemos ver como inoportuno que finalice nuestra vida o la de nuestros seres queridos, pero la suerte es que la muerte forma parte de la naturaleza y es un estado neutro igual que cuando nacemos, no hay dolor, no hay problemas, no hay preocupaciones… por tanto no debe ser algo tan horrible!!

Como no somos inmortales y podemos morir en cualquier momento, aceptemos lo que la vida nos presente e intentemos disfrutar al máximo. Como no podemos controlar nuestro destino no vale la pena preocuparse. Nosotros no somos tan importantes, no hay nada importante en esta vida, por lo tanto nos podemos relajar. En el momento que estamos preocupados o disgustados por algo es porque ya estamos dando excesiva importancia a ese acontecimiento que nos está pasando y lo que es más curioso a veces nos preocupamos por estar preocupados y aún la vamos liando más…, exageramos y exageramos… es un poco absurdo no?

El pensamiento racional que tenemos que tener es que la vida es muy corta, intentaremos estar bien, pero si no lo conseguimos tampoco hay que preocuparse porque la vida va a pasar muy rápido y no somos nada importantes. Hay que aceptar la realidad de que no tenemos control sobre nuestro destino, por tanto para qué angustiarse?, nos vamos a perturbar de manera innecesaria y tampoco vamos a conseguir cambiar la realidad. Nunca conseguiremos que nuestra vida sea 100% segura, algún día llegará nuestra muerte y se acabará.

Rafael en “La Escuela de la Felicidad”, nos explica todo esto con un ejemplo muy especial: “Los monjes tibetanos llevan a cabo un ejercicio simbólico que les sirve para recordarles la actitud que deben sostener en esta vida impermanente. Realizan complicados dibujos llamados mandalas compuestos por miles de granitos de arena formando un inmenso mosaico. Pueden estar componiéndolos durante semanas o meses. Una vez acabado, lo exponen durante unos días y después llevan a acabo la ceremonia de disolución del mandala. Cuando los monjes arrojan los granos de arena al viento, están expresando que los avatares de la vida no son tan importantes: los logros, el estatus, la condición física, incluso la salud… no tienen importancia como la mayor parte del tiempo pensamos. Podemos disfrutar de ellos, si así lo deseamos, como en un juego, pero es absurdo sufrir por ello”.

Un beso a todos,

Mónica

jueves, 14 de octubre de 2010

LOS APUNTES DE MÓNICA: ACEPTARSE A UNO MISMO, ACEPTAR A LOS DEMÁS

Bueno chicos, ahí va una reflexión sobre uno de los temas que trata Albert Ellis en sus libros, al final este señor hasta nos va a caer bien, eh Eugenia?, por cierto me alegro mucho de que estés mejor.

El otro día Rafael me decía en una sesión “no debes rechazar nunca a nadie, porque nunca vas a encontrar al amigo perfecto, ni al marido perfecto ni al compañero de trabajo perfecto. Entonces como nunca vamos a encontrar a nadie perfecto, si lo que buscamos es eso y vamos rechazando a la gente que no es perfecta, pronto nos quedaremos solos y además, si buscamos la perfección en los demás también la buscaremos en nosotros mismos y pronto querremos rechazar también alguna parte nuestra que no nos gusta, y eso es más difícil de hacer no?”

Intentar conseguir la perfección es una batalla perdida porque todos los seres humanos somos imperfectos y la vida también es imperfecta. Albert Ellis dice en sus libros que tenemos que buscar la autoaceptación incondicional de uno mismo y de los demás. Hay que cuestionar/juzgar las acciones que cometemos pero no por ello todo nuestro ser o el de los demás. Las acciones que podemos cometer a veces son inadecuadas o acertadas pero eso no nos convierte en malas o buenas personas porque entonces estamos juzgando todo nuestro ser.

La creencia racional a todo esto sería: soy un ser humano, un individuo único que está vivo y sólo por eso tengo gran capacidad para amar y como soy un ser humano soy imperfecto y me tengo que sentir orgulloso de ello. Cometer una equivocación no nos convierte en equivocación.

A veces nos decimos a nosotros mismos: “es que no puedo soportar a esa persona porque es horrorosa, horripilante, no la aguanto!!!”. Aquí no estamos juzgando sus acciones sino todo su ser y además no tiene una base lógica porque si no pudiéramos soportar a esa persona nos moriríamos cuando estuviéramos a su lado y eso nunca ocurre, por tanto pensar eso es ilógico, exagerado y no es real. La creencia racional es que las acciones de esa persona no nos gustan pero eso no hace de toda esa persona alguien horroroso.

En “La Escuela de la Felicidad” Rafa lo explica muy bien, nos dice que “Los seres humanos tenemos básicamente dos opciones: aceptarnos condicionalmente o incondicionalmente. Cuando sólo nos aceptamos condicionalmente estamos dispuestos a querernos sólo si cumplimos una serie de condiciones (si soy buena madre, si soy guapa, si soy buena en mi trabajo…). Esto es un error filosófico que puede producirnos infelicidad porque somos seres falibles y vivimos en un mundo imperfecto. Es prácticamente imposible que mantengamos una sólida estabilidad emocional basada en logros externos. Por otro lado aunque consigamos un buen nivel de éxito, estar siempre arriba nos va a dejar exhaustos, sin capacidad de disfrutar. Hay que renunciar a calificar a las personas por lo que hacen.”

Todos por el hecho de ser humanos y estar vivos, tenemos ya una gran capacidad para amar y por eso nos tenemos que aceptar incondicionalmente a nosotros mismos y a los demás. Un ejemplo de alguien que practica la autoaceptación incondicional a los demás es Jaume Sanllorente, en la entrevista que le hace Rafael en su libro dice que: “los enemigos no existen. Un enemigo es un amigo que tiene un problema”.

Jaume Sanllorente está amenazado por mafias de la India… Menudo grado de madurez eh?, a ver si nosotros lo logramos también algún día.

Un besote a todos!!

 Mónica

LOS APUNTES DE MÓNICA: ENTREVISTA

Hace unos días me pasaron esta entrevista que le hicieron en La Vanguardia a Rafael, a mi me gustó mucho, a ver que os parece? Por cierto lo único que no me gustó nada es el título que le pusieron, me parece un poco penoso… Si realmente el que le hizo la entrevista a Rafa sólo se quedó con ese mensaje…, pues … yo le invito a que vaya a algunas sesiones de terapia que le van a ir muy bien. Besitos. Mónica

Rafael Santandreu: “Hay que hacer menos el amor y hacerlo con más calidad”

El psicólogo cognitivista Rafael Santandreu trabaja desde la “trinchera” diaria que es su consulta, adonde acuden algunos de quienes sufren el “mal rollo cotidiano” de nuestro tiempo: la depresión y la ansiedad. Santandreu admite que la felicidad no es un bien fácil de conseguir porque supone “intentar ser racionales en un mundo irracional”. Con las palabras “necesititis” y “terribilitis”, define algunos de los principales males de nuestra sociedad. Pese a pintar este complicado panorama, Santandreu trae, sobre todo, buenas noticias: “la felicidad se puede aprender”, a cualquier edad y, en realidad, no cuesta tanto. En el libro de autoayuda Escuela de felicidad (RBA) recoge los consejos en este sentido de los que considera que son los diez mejores psicólogos del mundo.

-¿Estamos cada vez peor?

-Sí. Cuando empecé a estudiar psicología el porcentaje de neurotisismo, que es el mal rollo cotidiano, la depresión y la ansiedad, afectaban a una de cada diez personas. Ahora, veinte años después, afectan a una persona de cada cuatro.

-¿No será porque se diagnostica más?

-No, estamos peor.

-¿A qué se debe?

-Seguramente hay varios factores. Personalmente, creo que es un problema de filosofía vital y de valores. Los valores van cambiando entre generaciones: nuestros padres tenían unos y nuestros abuelos otros. Pero cuando estos cambios crean valores de más consumo, producen más enfermedades emocionales. La filosofía vital actual está impregnada de dos palabras que uso mucho: necesititis y terribilitis.

-¿Qué es la necesititis?

-Pensar “necesito esto y si no lo logro soy un desgraciado”.

 -¿Puro materialismo?

-Incluye también las necesidades psicológicas, que son peores que las materiales. Un ejemplo sería la necesidad de tener éxito, de sacarse la carrera o de funcionar en la cama y pensar que si no se logra se es un desgraciado. Antes no había esto, sino que pensabas “me gustaría ser esto, pero si no lo logro me fastidio y ya está”.

-¿Cuál es el origen?

-Son ideas sociales que entran mucho por la tele, pero que la tele también recoge de nuestras tendencias sociales. Cuando yo era joven no se decían unas expresiones del inglés que ahora sí se usan mucho: “ganador” y “perdedor”. Cuando todavía no habían llegado aquí, yo pensaba “cómo se pasan, diferencian a la gente entre los que han ganado y los que han perdido”. ¡Pero qué diablos es ganar o perder en la vida! Y ahora los niños aquí también lo dicen.

-La palabra triunfar también está muy de moda.

-Eso penetra y te hace la vida más difícil. Te mete más presión, más estrés y más depresión.

-¿Y la terribilitis qué es?

-Es lo mismo pero visto de otra forma: “si me pasara esto sería terrible, si no logro aquello será insoportable”. En lugar de decir que una cosa es mala y ya está, ahora decimos que es una putada. El ejemplo más actual de terribilitis es el paro. Si ahora cogemos la prensa, entre líneas leemos que estar en paro es una putada. Desde luego que lo es, pero no es el fin del mundo.

-Una forma de necesititis y terribilitis también es la presión por ser feliz.

-Sí, totalmente. Hay que estar happy y feliz todo el tiempo. Tampoco es eso. Un poco de tristeza y de nervios son funciones normales del cuerpo y de la mente. Simplemente hay que aguantarse y ya pasará. Esta necesititis afecta más a la gente joven.

-¿Les bombardean con que tienen que aprovechar el momento?

-Les meten esta idea de que estar bien es estar en un estado nirvánico. Y eso no es lo normal.

-Es muy fácil culpar a la sociedad de nuestros problemas. ¿Hay razones para hacerlo?

-Es verdad que la sociedad ejerce un rol, pero a mí me gusta decir que tú eres el amo de tu cerebro. Influencias externas siempre habrá, pero si amueblas bien tu cerebro no te afectarán. Verás y podrás analizar esos mensajes, pero no te afectarán.

-Tu libro se titula Escuela de felicidad. ¿Se puede aprender a ser feliz?

-Sí, y tanto. Si tienes una buena filosofía de vida, eres más fuerte a nivel emocional y es más fácil ser feliz. En realidad, no hay una mala filosofía de vida, sino una no-filosofía como la de Gran Hermano, que mezcla éxito y no-se-qué y que es lo que recibe ahora la gente. Si no tienes amueblada la cabeza, eres muy vulnerable a nivel emocional porque tu autoestima sube o baja según valores estúpidos y poco fuertes. Entonces la felicidad es muy difícil.

-¿Cómo se aprende la felicidad?

-Te tienes que educar. Y si no tienes una familia, una escuela o lo que sea que te haya educado con valores potentes, tienes que hacerlo tú mismo. Leyendo libros de filosofía, yendo a un psicoterapeuta o juntándote con gente que tenga una buena filosofía de vida y absorbiendo sus valores y forma de vivir. Tienes que hacer más caso a las personas bien amuebladas, serenas y felices. Este esfuerzo se tiene que hacer de manera contundente, implicando la vida en ello y en esos valores.

-¿Esto se logra usando la cabeza o el corazón?

- Todo entra por la mente, es el filtro de todo, así que desde mi punto de vista es lo mismo. Si razonas y estás convencido de las cosas, acaba afectando a las emociones. Tu visión filosófica del mundo determina tus emociones y hace que te tomes las cosas de una manera u otra. Por lo tanto, tu mundo emocional cambia si cambias tu forma de verlo.

-Pero en la vida real sí dudamos entre seguir impulsos o hacer lo más sensato.

-No es un mensaje new age pero, por descontado, creo que tienes que hacer lo más sensato. No hay división entre hacer caso al cuerpo o a la mente, son una misma cosa. Tienes dos voces dentro de la mente y tienes que ponerlas en orden. Pero uno de los grandes principios de la psicología cognitiva es que en la vida no tienes que tener miedo a nada. Es algo de lógica pura: todos moriremos, lo peor ya lo tenemos garantizado.

-Para pensar así hace falta mucha seguridad en uno mismo.

-Filosófica. Si ves la realidad, seriamente, tal como es, no tienes miedo a nada. Hay que ser lógico y que las emociones te acompañen.

-¿Pero el miedo no sirve para protegernos?

- Es normal tener miedo a los tigres o al fuego, pero en el mundo occidental normalmente no tienes cerca tigres ni fuego y no tienes porqué tener miedo. Esto no quiere decir que no tomemos precauciones en la vida. Claro que hay que tomarlas, pero sin miedo.

-¿La personalidad de una persona también se puede cambiar en la vida adulta?

-Sí, los psicólogos lo sabemos perfectamente. Se puede hacer a cualquier edad. El paciente más grande que he tenido tenía 76 años, hizo la terapia y se transformó en una persona diferente. Ahora está encantado de la vida. Si haces el esfuerzo radical de cambiar tus valores y tu manera de ver el mundo, cambian las emociones.

-Es fácil decirlo. ¿Con qué tres cosas prácticas y sencillas se puede empezar?

-Una cosa sería intentar erradicar miedos dándose cuenta y reflexionando que en realidad no hay nada terrible. Hay que convencerse de esto. Si se hace bien, se siente que las emociones te acompañan.

-¿Otra propuesta?

-Intentar disfrutar de la belleza de la vida, detenerse un rato cada día, hacer un paseo de diez minutos y disfrutar de los árboles, de las caras de la gente bonita y joven. Simplemente, disfrutar.

-¿Y la tercera?

-Intentar disfrutar de lo que te toca hacer. Hay miles de cosas de las que disfrutar en el trabajo, pero si las ves solamente como una obligación no las disfrutarás y perderás todas las oportunidades.

-¿Cuál es la principal causa que hace a la gente infeliz?

-Hay muchas respuestas, pero una sería que están siempre pensando más en lo que no tienen que en lo que tienen. Esta es quizá la causa número uno de infelicidad.

-¡Pero hay que ser un rebelde para no dejarse llevar por la necesititis y la terribilitis!

-Sí. De hecho, hay que intentar ser racionales en un mundo bastante irracional.

-¿Este mundo irracional se convertirá algún día en racional?

-Es posible que no y acabemos con el planeta. Mala suerte.

-De los psicólogos con los que has hablado para el libro ¿Cuál te ha impresionado más?

-Uno de los principales es Giorgio Nardone. Estudié con él y es muy bueno. Carlos Honoré , que no es psicólogo sino más bien filósofo, defiende algo que parece muy sencillo pero que es muy importante. El movimiento slow consiste en hacer menos cosas, más pausadamente y con más calidad. Es como ralentizar tu vida y disfrutar de lo que haces. Trabajar menos y disfrutarlo más.

-¿A qué otros ámbitos se puede aplicar?

- Hay que volver a darle importancia a la comida. No se puede comer cualquier cosa, comer es lo más importante que hacemos. O hacer el amor: menos hacer el amor y con más calidad.

-¿Y lo de “anoche eché tantos seguidos”?

-¡Eso es una tontería!

domingo, 10 de octubre de 2010

ESTAR BIEN EN BARCELONA

Yo tengo mi consulta en Barcelona, cerca de la calle Enrique Granados, una de las zonas más hermosas del Eixample. Cuando, por las mañanas, llegó allí con mi bicicleta y contemplo los enormes árboles plataneros que adornan las calles, me lleno de alegría. Me gusta mi ciudad.


Pero no siempre ha sido así. Recuerdo una época, hace muchos años, que me quejaba de vivir en Barcelona. Acababa de volver de cursar estudios en una universidad británica, en el precioso campus de la universidad de Reading. Allí vivía en una residencia universitaria que era una antigua mansión, rodeada de campos verdes y lagos. Todo estaba limpio y casi no pasaban coches por la calle. Era un auténtico paraíso tranquilo y hermoso que además gozaba de la animación de las fiestas universitarias y demás movidas estudiantiles.


A mi regreso a Barcelona, veía las calles de mi ciudad sucias, ruidosas, llenas de cacas de perro y me ponía de mal humor. Recuerdo que solía declararlo en las conversaciones entre amigos: “¡No me gusta nada Barcelona! ¡Es un asco! Debería irme a vivir a un lugar civilizado como Inglaterra!” Así estuve muchos años hasta que decidí cambiar el chip. Ahora puedo decir que adoro mi ciudad. Es verdad que tiene sus defectos, pero también tiene cosas maravillosas: el tiempo es simplemente fantástico, su arquitectura es muy bella, tenemos el mar aquí mismo, las montañas muy cerca...


Desde hace un tiempo, he decidido prepararme para estar bien en cualquier lugar del mundo. Me imagino en Alaska y pienso que, de vivir allí, aprovecharía cada una de las cosas buenas del lugar. Por supuesto, aprendería a esquiar bien, quizás cazaría en las montañas, pescaría en sus ríos.. Si habitase en China, investigaría sobre las oportunidades que se dan allí y me centraría en ellas. Donde sea, en cualquier sitio, hay una magia propia del lugar, una poesía autóctona que podemos apreciar. Como siempre, para sentirnos bien, ¡tenemos que fijarnos en lo que poseemos y no en lo que nos falta! Así, podremos estar bien allá donde nos encontremos.

lunes, 4 de octubre de 2010

TOP TEN DE CREENCIAS IRRACIONALES

Resumen de la última conferencia en Can Déu (27 de septiembre de 2010)


Ya en la antigüedad el filósofo Epicteto decía que no nos afecta lo que nos sucede sino lo que nosotros nos decimos sobre lo que nos sucede.


Cuando tenemos malestar emocional, tenemos que analizar nuestro diálogo interno, ¿qué nos estamos diciendo a nosotros mismos para causarnos ese malestar?


Hay que cambiar este diálogo interno. Cuestionar las creencias irracionales que tenemos. Cuando nos encontramos mal, en nuestro diálogo interno, nos decimos que lo que nos está sucediendo o lo que nos podría suceder es o sería terrible. Cuando estamos mal valoramos muchas cosas de las que nos suceden como terribles.


¿Lo que nos sucede es realmente terrible? En la vida hay muy pocas cosas terribles. Si dejamos de terribilizar, las emociones nos van a acompañar y nos vamos a tranquilizar.


Buscamos la felicidad, la felicidad es un estado emocional que se caracteriza por 3 aspectos: sosiego interior, capacidad para relacionarse, saber disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.


Top Ten de las creencias irracionales:


- Necesito tener a mi lado a alguien que me ame, de lo contrario, qué vida más triste!!!: No necesitamos tener a nadie a nuestro lado para ser felices. Además si utilizamos la fantasía, ésta no tiene límites, ¿a cuanta gente más necesitamos para ser felices?. Nadie en el mundo necesita eso. Si se tiene bien, pero no es necesario. Lo único que necesitamos para vivir es tener la comida y la bebida del día. La creencia racional a esta creencia irracional es la siguiente: Me gustaría tener a alguien que me ame a mi lado, pero si no lo tengo puedo ser igualmente feliz.


- Tengo que tener una vida emocionante, de lo contrario es un aburrimiento: La creencia racional a esta creencia irracional es la siguiente: Me gustaría tener una vida emocionante pero si no la tengo aún puedo hacer muchas cosas valiosas. Es bueno intentar tener una vida emocionante, pero no hay que meterse presión. El pensamiento de blanco o negro no nos favorece. Cuando estamos mal emocionalmente tendemos a clasificar las cosas de forma errónea (blanco o negro). El pensamiento de si no me importa algo, eso ya no vale la pena, es una creencia irracional. Tenemos miedo a dejar de dar importancia a las cosas.


- No puedo tolerar que la gente me menosprecie. Debo saber responder y defender mi imagen: No pasa nada si la gente no nos trata bien, no es terrible. La creencia racional sería: Me gustaría que la gente me tratara bien pero no lo necesito para ser feliz, aún si la gente no me trata bien puedo hacer cosas valiosas en mi vida por mi y por los demás.


- Debo tener un piso en propiedad: Cada vez más la sociedad y la televisión nos transmiten necesititis, sólo necesitamos para vivir el agua y la comida del día. Cuantas más necesidades nos creamos nos hacemos más débiles. La creencia racional sería: Me gustaría tener un piso en propiedad, pero si no lo tengo no es terrible y puedo hacer otras cosas en mi vida maravillosas.


- Sería terrible tener una enfermedad grave y sobre todo morirse joven. Lo primero en esta vida no es la salud, lo primero es ser feliz. Todos vamos a perder la salud en algún momento y moriremos. Por lo tanto hay que aceptarlo. Sobre la salud hay que tener una preocupación razonable, si pese a todo me pusiese enfermo pues mala suerte, hay que aceptarlo. Todas las cosas las tenemos que evaluar en su justa medida, así las emociones nos van a acompañar. La vida no es una lucha, la vida es para disfrutarla. No hay que luchar contra nuestro diálogo interno, hay que hacer un trabajo de comprensión hasta hacer que ese diálogo interno sea un diálogo racional.


Resumen conferencia Rafael Santandreu. Can Deú, 28 de junio de 2010:


Los pilares de las personas fuertes es que su diálogo interno está basado en:


- Necesito muy poco para ser feliz (cuando no tengo las cosas estoy sereno y cuando las tengo las disfruto).
- Nunca calificar de terrible lo que nos suceda, por malo que sea lo que nos suceda siempre lo podremos soportar y siempre podremos ser felices.


Este diálogo interno no sólo hay que repetírselo sino que hay que convencerse. Por mal que estemos siempre hay opciones para hacer cosas valiosas, siempre que dejemos de quejarnos.


Hay que tener un diálogo interno realista: “Cuando lo que me ha pasado es malo , si puedo lo arreglo, pero si no lo puedo arreglar lo acepto y seguro que aún puedo hacer cosas valiosas por mi y por los demás”. Tenemos que fijarnos en lo que puedo hacer y en lo que tengo y no fijarnos en lo que no puedo hacer y en lo que no tengo.


Lo que nosotros pensamos es lo que sentimos. No es lo que nos sucede lo que nos afecta, es lo que nosotros pensamos sobre lo que nos sucede.


Hay que fijarse en nuestro diálogo interno y cambiarlo a un diálogo racional.


Resumen conferencia Rafael Santandreu. Can Deú, 31 de mayo de 2010:


Detrás de cada malestar emocional hay una creencia irracional.


Todas las creencias irracionales que tenemos las podemos agrupar en 3 grupos:


- Debo hacer las cosas bien.
- La gente me debe tratar bien.
- El entorno me debe ser favorable.


Estas tres creencias irracionales eran preferencias que hemos transformado en exigencias y por tanto en necesidades. Cada necesidad que nos creamos nos hace más débiles. Con tanta exigencia la felicidad es cada vez más difícil. Hay que tener objetivos no necesidades y aceptar que la vida es imperfecta porque así viviremos en armonía con la realidad.


En nuestro diálogo interno estas creencias irracionales las tenemos que transformar en racionales y por tanto dejarán de ser exigencias para pasar a ser preferencias. Las debemos transformar en:


- Me gustaría hacer las cosas bien.
- Me gustaría que la gente me tratara bien.
- Me gustaría que las cosas me saliesen bien y el entorno me fuera favorable.


Pero si todo esto no ocurre, aún puedo hacer cosas valiosas en mi vida por mi y por los demás.

NUEVA INICIATIVA: LOS APUNTES DE MÓNICA

A partir de ahora después de cada conferencia que realice Rafael en Can Déu, se colgará en este blog un pequeño resumen sobre su contenido. De esta manera las personas que no puedan asistir a las conferencias podrán leerlas en este blog y los que asistimos, podremos refrescar conocimientos en cualquier momento.

El objetivo es que las conferencias no se acaben en Can Déu sino que continúen en el blog. Y es que todos siempre comentamos lo mismo, qué guays que son, pero que cortas se hacen!!!, está en nuestras manos enriquecernos mucho más creando un foro de discusión después de cada conferencia.

Todos podremos participar y comentar aquello que más nos haya gustado, lo que nos haya emocionado, lo que no estemos de acuerdo, decir aquello que no nos hemos atrevido a decir en público, aprovechar para comentar aquel artículo del periódico o aquella entrevista de la tele que nos haya impactado y que puede estar relacionada con alguno de los temas que se han tratado, comentar lo que nos ha aportado la lectura de algún libro, o lo que nos ha costado leer aquel libro recomendado, compartir alguna experiencia personal… no tengáis reparo en escribir.

Pensad que si transmitimos algún pensamiento irracional de esos muchos que tenemos… y que seguro que surgirán… ya estará Rafael ahí para corregirnos. Tenemos mucha suerte!!! . Cualquier aportación vuestra siempre será un gran aprendizaje para todos!!!, también podéis hacer difusión de este blog a amigos, compañeros de trabajo, familia…, puede ser de gran ayuda a mucha gente. Esa es la manera de que cada vez haya más gente racional en un mundo irracional. Sólo veo un problema y es que Rafa, quizás haya que buscar otra sala para hacer las conferencias porque no vamos a caber!!!

Chicos, como en toda escuela, el profesor es fundamental pero los alumnos son también una parte importante. Entre todos podemos conseguir que la Escuela de la Felicidad sea algo más grande y único a través de este blog.

Un beso a todos

Mónica

sábado, 2 de octubre de 2010

APOSTANDO FUERTE

Una mañana de invierno de 1940, un joven llamado Robert Capa empacó en la maleta su pequeña cámara compacta Kodak, una montaña de carretes nuevos y algo de ropa. En el bolsillo derecho de su americana, un pasaje para embarcar en un buque rumbo hacia la 2ª Guerra Mundial. Capa fue uno de los primeros fotógrafos de guerra de la historia del periodismo y un personaje maravilloso. Bien parecido, simpático, bebedor, valiente y, a ratos, hasta romántico, a este neoyorkino nacido en Praga le iba la aventura.

En el Día D, cientos de miles de jóvenes soldados norteamericanos se apiñaban en las barcazas anfibias camino de las playas de Normandía. El miedo les acompañaba al son de los estallidos de las bombas de las defensas alemanas. Muchos vomitaban el desayuno en el interior de aquellas tanquetas atestadas, pero nadie se quejaba por ello. Sus mentes no tenían tiempo para fijarse en esas minucias. Entre aquellos chicos, Capa revisaba tembloroso sus cámaras una y otra vez, como si el ritual de trabajo pudiese acallar el ruido atronador de los cañonazos enemigos.

Y, de repente, un golpe seco hizo temblar la tanqueta indicando que habían llegado a la orilla. El ruido era entonces atronador pero el sargento a cargo de aquel pelotón gritó todavía más fuerte: “¡Fuera, rápido! ¡Agrupación a veinte metros! ¡Todos, ya!”, y saltó al agua fusil en alto y de ahí a la playa corriendo con el corazón bombeando a toda máquina. Los muchachos salieron tropezando con la arena y la mirada fija en la espalda de su superior. La confusión ahí afuera era enorme: pelotones a la carrera por doquier, gritos, explosiones... Capa iba tras ellos e hizo como los demás, tirarse sobre el suelo a unos veinte metros y clavar la mirada en el cogote del sargento. En medio de aquel enjambre de balas, el sargento era el único talismán fiable, la única salida de aquel endiablado laberinto. Y, de nuevo, alzó la voz para decir: “¡Otra vez, en veinte metros, reagruparse detrás mío! ¡Ahora! ¡Ya!” Y como propulsado por muelles se lanzó duna arriba.

De los veinte chicos a los que acompañó Capa aquella mañana, sobrevivirían sólo dos. Al fotógrafo únicamente le dio tiempo a tomar algunas instantáneas de esos primeros metros de batalla antes de que le obligasen a volver en una tanqueta anfibia a uno de los barcos aliados. Eso sí: aquellas fotos ligeramente desenfocadas fueron los primeros testigos de la liberación de Europa. Al día siguiente ya estaban en la primera página de los rotativos de Londres y el mundo podía poner en imágenes la partida final de la guerra por la libertad de Europa.

Al llegar a Londres, Capa tuvo dos días escasos de permiso que empleó bien con su recién estrenada novia británica. Varias botellas de whisky después, ya estaba a bordo de un avión desde el que se lanzaría en paracaídas cámara en ristre, para seguir las siguientes evoluciones del ejército americano en Europa.

¿Qué tiene que ver la historia de Capa con un libro sobre psicología?, se preguntará el lector. Una sola cosa: Capa exprimió sus días, vivió intensamente. Apostó por jugar fuerte, sin temor y cabalgó sobre su destino, sobre su vida. Fue el mejor fotoperiodista de la historia, esposo de Gerda Taro, pareja de Ingrid Bergman y amigo de Heminway, decenas de otros grandes intelectuales y artistas, antes de morir en la guerra de Indochina a los cuarenta y un años de edad.

Una mente en forma, una vida emocionante


 

Capa es para mí un maestro de la vida. Hay muchos otros: el explorador Ernest Shackleton, el músico y escritor Boris Vian, el físico Stephen Hawkin, el superhéroe Christopher Reeve... Y de ellos hablaré en este libro porque estos hombres y mujeres son buenos modelos a seguir. Para el psicólogo cognitivo representan lo contrario a lo que combatimos, lo opuesto al malvivir.

Y es que el principal enemigo del psicólogo es lo que llamamos neuroticismo, es decir, el arte de amargarse la vida mediante la tortura mental. La depresión, la ansiedad, la obsesión son nuestros principales oponentes y cuando nos dejamos atrapar por ellos, lo que perdemos es la facultad para vivir plenamente. La vida es para disfrutarla: amar, aprender, descubrir... y eso sólo lo podremos hacer cuando hayamos superado la neurosis (o el miedo, su principal síntoma).