EL DOLOR COMO LA GRAN
MAESTRA
RESUMEN DE LA CONFERENCIA DE RAFAEL EN CAN DÉU EL PASADO 11 DE
DICIEMBRE DE 2013
Nosotros nos ponemos mal porque nos decimos cosas que
nos ponen mal, no por las cosas que nos suceden!!. Estamos mal por lo que nos
decimos nosotros a nosotros mismos.
Y es que en muchas ocasiones nos decimos a nosotros
mismos: “Es intolerable lo que nos sucede” y nos lo creemos!!. Lo que tenemos
que cambiar por tanto es nuestro diálogo interno. Es importante tener un
diálogo interno con nosotros mismos basado en una filosofía de vida fuerte y,
la fortaleza filosófica radica en que necesitamos muy poco para estar bien.
- DOLOR, MALESTAR FÍSICO:
Cuando tenemos una adversidad, un dolor crónico, la
buena actitud es la de olvidarnos de la adversidad y potenciar el disfrute de
nuestra vida. Si yo intento llenar mi vida de disfrute no habrá tanto espacio
para el dolor.
Lo que ocurre es que nosotros a nosotros mismos nos
decimos lo siguiente: “Me tengo que sacar esta adversidad que me está
molestando (dolor) y entonces podré disfrutar”. Con este diálogo interno lo que
ocurre es que nos estamos fijando en el dolor. Nos empeñamos y empeñamos en
quitarnos el dolor y no lo conseguimos y nuestro problema se empeora. Sin
embargo hay gente que vive bastante bien con un dolor crónico…
Si nosotros estamos muy bien las adversidades no son
tan importantes. Si nosotros estamos mal lo que ocurre es que cada nueva
adversidad es lo que colma el vaso..
Podemos tener una súper vida siempre, echando pasión a
lo que tenemos entre manos en cada momento. El divertimento no depende de dónde
esté ni de lo que haga. Tenemos gran capacidad para disfrutar y también
para no disfrutar porque hasta la actividad más divertida puede resultarnos un
súper agobio.
Nos convertimos en dilapidadores, nos enfurruñamos
millones de veces…
La mayoría de las veces hacemos las cosas
mecánicamente, nos intentamos sacar las cosas de encima sin más,
sin disfrutar. Sin embargo podemos disfrutar de todo, se trata de echarle
pasión a las cosas. Hasta limpiar puede ser maravilloso!!! si le echamos
pasión!!
Por ejemplo con el deporte activamos esa capacidad que
tenemos los seres humanos para hacer divertidas las cosas. Deportes que parecen
aburridos pueden ser una gran fuente de disfrute porque nos motiva el hacerlo
cada vez mejor.
Nuestro trabajo puede ser una maravilla pero depende
de nosotros!!, nosotros tenemos que valorar lo que tenemos, dejar de quejarnos
y poner pasión a todo!! y entonces se produce la magia y de repente empezamos a
disfrutar de las cosas!!! del trabajo, de las relaciones con la familia, de los
amigos, de los deportes, de las comidas… hasta de una conversación que puedas
tener con tu kioskero. Nosotros tenemos la capacidad de hacer valiosas
las cosas cotidianas.
- EL DOLOR COMO LA GRAN MAESTRA:
Paolo Badano que va en silla de ruedas desde los 20
años dice que “mi silla de ruedas ha sido mi gran maestra, me ha enseñado el
valor de la amistad, el verdadero valor de las cosas y yo soy más feliz ahora
que antes. Si pudiese cambiar algo de mi pasado no cambiaría el día del
accidente”
La adversidad puede ser nuestra gran maestra. Sin
embargo tenemos tendencia a despistarnos y a no ponerle pasión a la vida y a
quejarnos. Cuando tenemos una gran adversidad esa adversidad nos obliga a
meterle pasión a nuestra vida para compensar. Y una vez abrimos este mecanismo,
vemos que da mucho de sí y somos capaces de alcanzar niveles muy altos de
disfrute.
Cuando nos surge una gran adversidad tenemos dos
opciones: hundirnos o bien fortalecernos. Que escojamos una u otra cosa sólo
depende de nosotros. Tenemos la capacidad de activar nuestro disfrute y nuestra
pasión. Hacer de nuestra vida algo muy interesante. La adversidad puede ser
nuestra gran maestra.
Cuando tenemos un dolor físico lo amplificamos de
manera muy rápida por el propio miedo al dolor. El dolor real suele ser un 10%
y el resto suele ser amplificado!!
El dolor puede ser una oportunidad de abrir el
disfrute y a la vez bajar el dolor. Esta amplificación de nuestro dolor la
hacemos muy rápido casi sin darnos cuenta.
Un buen ejercicio es dedicar un ratito al principio
del día para decirnos a nosotros mismos: hoy voy a poner ganas y pasión a lo
que haga y voy a intentar no quejarme. El tener un día fenomenal depende de mí,
puedo hacer todas mis tareas con pasión. Cada día nos comprometemos con esto.
Otro buen ejercicio que podemos hacer está basado en
el agradecimiento. Se trata de pensar en lo mucho que tenemos y valorarlo. Es
por tanto lo contrario de la queja. Nos quejamos de manera mecánica sin darnos
cuenta. La madre de todas las neurosis es la queja. Por lo tanto nos tenemos
que comprometer con nosotros mismos que no nos vamos a quejar. La queja está
prohibida!!!
La queja por las adversidades es el problema. Aprender
a no quejarnos es como aprender un idioma, un idioma interno!! es posible
aprender un idioma a cualquier edad!!, se trata de ser muy constante y
perseverante!! por lo tanto en cuanto empecemos a quejarnos se trata de
decirnos STOP!!!, hoy puede ser un día fantástico!!! Lo que ocurre que por el
hábito del pasado los argumentos de queja están ahí por eso se trata de ser
perseverantes. Por lo tanto hay que romper los hábitos quejicas, cascarrabias,
porque si no fácilmente nos acostumbramos y nos convertimos en personas
emocionalmente débiles. Igualmente no nos tenemos que contagiar de las personas
quejicas, para ello tenemos las siguientes opciones: amor, humor, surrealismo y
evitación.
- SOBRE EL PERDÓN:
Nos tenemos que dar cuenta de que no hay nada que
perdonar, se trata de comprender al otro. Todos somos fallones, el primer
perjudicado es el que tiene el diálogo terribilizador. La mejor manera de ser
feliz para uno mismo es hacer el bien y amar (es importante saber que
necesitamos muy poco para estar bien). Nos hacemos muy vulnerables cuando
pensamos que los demás nos han hecho mucho daño.
El que obra mal se mete en un mundo de no amor con los
que nos rodean. Por lo tanto podemos esforzarnos en controlarnos y aplicar el
razonamiento correcto porque si no estaremos a expensas de nuestras emociones.
A veces nos enganchamos al sufrimiento.
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