lunes, 24 de julio de 2017

REFLEXIONES DE DAVID VEGA: HE PERDIDO EL TRABAJO. ¿SOY UN FRACASADO?



Tras leer el último y magnífico post de nuestra compañera Pilar García ( en su línea habitual) decidí elegir cómo tema una película que vi el año pasado titulada "The company men "

Está protagonizada por Ben Affleck (para muchos especialista en destrozar superhéroes, aunque a mi no me parece mal actor), Kevin Costner , Tommy Lee Jones... Y sí , ya se la conté a mis niños, que la mitología griega da para mucho, pero no es inagotable.


La película trata de una gran empresa naviera fundada por Tommy Lee Jones que debido a la crisis y su bajada de cotización en bolsa se ve obligada a despedir gente. Uno de los primeros despedidos es el director de ventas Ben Affleck que ve como su exitosa vida se derrumba de la noche a la mañana.

Como al resto de empresas también están afectadas por la crisis no consigue encontrar trabajo lo que le hace perder la casa , tener problemas familiares, resignarse a vivir  en casa de sus suegros y aceptar el trabajo que le ofrece su cuñado Kevin Costner de ayudante de albañil...

Además el principal accionista de la empresa Craig T Nelson ( especializado en hacer de malo malísimo) decide despedir a más trabajadores para priorizar la cotización de sus acciones lo que lleva a la depresión de los trabajadores más viejos y por tanto con peor salida al mercado laboral , pese a la oposición de Tommy Lee.

No cuento más por si queréis verla , cosa que os recomiendo.

La película me gustó bastante porque trata de un tema real que afecta a mucha gente y que nos puede pasar en cualquier momento aún siendo un buen trabajador. Por tanto la primera enseñanza es que no existe la seguridad total . Pero lo bueno es que con un buen diálogo interno podemos estar bien pese a que la vida esté llena de incertidumbres.

La segunda enseñanza es que la adversidad (el despido) es igual para todos pero la forma de gestionar ese despido es elección nuestra.

Tras un primer momento de estupor ante la adversidad está en nuestra mano el aceptar la nueva situación (aunque no nos guste o no la entendamos). Si conseguimos aceptarlo , podremos poner los mecanismos para superarlo y tras un periodo razonable volver a estar bien. Si por el contrario elegimos la resignación, nos quedará rabia, malestar , quejas por lo que será mucho más difícil superar la adversidad.

Por tanto debemos aplicarnos la frase de tener problemas es inevitable, ser derrotado por ellos es opcional. 

También se trabaja en la película el tema del orgullo. En un primer momento Ben Affleck no acepta el trabajo que le ofrece su cuñado, no sólo por tema económico. Rechaza un poco con desprecio la mano que le ofrece Kevin Costner.¿Cómo un exitoso director de ventas va a trabajar para un albañil? Pero cuando ve que la crisis es global  , se resigna a aceptar la ayuda de su cuñado el albañil . Y al final termina apreciando lo que van construyendo , lo que hace que le cambie la cara , mejore la relación con Kevin Costner y termine fortaleciendo su relación con su mujer e hijo.

Por último me gustaría señalar una creencia irracional que aparece en la película , aunque afortunadamente con esto de la crisis está perdiendo fuelle. Cuando Ben pierde su casa al no poder afrontar la hipoteca, se siente el hombre más miserable del mundo.

¿Cómo va a irse a vivir a casa de sus suegros? De ser un ejecutivo con un buen sueldo, buena posición, imagen viva del éxito a tener que humillarse y aceptar la propuesta de su mujer para vivir apretujados con sus padres es demasiado para él.

Desde bien  pequeños la sociedad nos han implantado que sino tienes casa en propiedad eres un fracasado  Y si la tenías , la pierdes y no te queda más remedio que volver al redil de tus padres , eres un inútil total.

En esas condiciones, ¿como va a ser posible ser feliz?. Vamos, que lo normal es ser un amargado toda la vida, al menos hasta que consigas independizarte.

Aunque hayas perdido tu bonita casa y tengas que mudarte con tus padres  ( no hablo sólo de Ben) , en un primer momento cuesta adaptarse pero poco a poco te das cuenta de que como la felicidad nunca está en el exterior puedes ser igualmente feliz si trabajas tu diálogo interno. 


Por cierto, tras contar la película mis niños me abrazaron y me dieron dos besos de forma espontánea. Lo que no impidió que me pidieran otro cuento, con más acción y de miedo. Pero de la película Bait no saco muchas enseñanzas, salvo la admiración a nivel profesional de los dientes del protagonista.

jueves, 20 de julio de 2017

REFLEXIONES DE PILAR G. VADO ¿PUEDE UN TRABAJO HACERNOS FELICES?


Hay quienes consideran su trabajo como una auténtica pérdida de tiempo, una pesada obligación a la que dedican muchas horas sin que realmente les aporte gran cosa. Se sienten poco valorados, aburridos y desmotivados, con la sensación de estar malgastando su vida. No es de extrañar que estas personas a menudo fantaseen con una ocupación más vocacional que les permita desarrollar sus talentos o con un trabajo mejor remunerado, con un horario a medida, sin tanta presión, sin jefes… ¿Quién no ha soñado alguna vez con poder convertir su pasión en su profesión o con mandar todo al garete y marcharse al campo a cultivar hortalizas?

No niego que si nos dedicamos a algo que nos apasiona nos sintamos más contentos y satisfechos, pero, ¿qué tiene que ver la satisfacción con la felicidad? No hay que olvidar que la felicidad radica en un diálogo interno racional y no en un trabajo fantástico, una pareja maravillosa o en una sustanciosa cuenta bancaria. Sin embargo, a menudo caemos en la trampa de creer que sufrimos a causa de las circunstancias externas (un trabajo tedioso, una pareja poco cariñosa, dificultades económicas, una salud delicada…) y que si éstas cambiasen seríamos felices.

Si, por ejemplo, estamos convencidos de que el trabajo es el culpable de nuestra infelicidad y decidimos cambiar de ocupación con la esperanza de sentirnos libres, plenos y realizados, es cuestión de tiempo que nos decepcionemos y comencemos a buscar desesperadamente otras fuentes de gratificación que nos proporcionen lo que no hemos podido encontrar en el nuevo trabajo.

Generalmente eludimos la responsabilidad de nuestro bienestar emocional y atribuimos el poder de hacernos felices a un trabajo “perfecto” (o a cualquier otra cosa). Pero, ¿puede un trabajo aportarnos serenidad o calma mental? ¿Puede protegernos de cualquier perturbación emocional y transformarnos en personas fuertes que no exageran negativamente las adversidades? ¿Puede hacer que nos sintamos en armonía con la existencia? ¿Puede contribuir a que apreciemos lo que poseemos y a no quejarnos por lo que nos falta? ¿Puede ayudarnos a disfrutar de cada instante, de cada cosa que tenemos entre manos, viviendo plenamente en el aquí y el ahora?...

Por muy ideal y gratificante que sea lo externo no tendrá nunca la capacidad de hacernos felices si no lo somos ya, puesto que la felicidad es un estado de paz interior que se consigue no necesitando lo que no es realmente necesario, valorando lo que se tiene y disfrutando de las pequeñas cosas. Con una mente sana estaremos bien en cualquier situación y, por supuesto, en cualquier trabajo; esto no quiere decir que no intentemos cambiar de ocupación en un momento dado, pero lo haremos únicamente por el deseo de trabajar en algo que nos guste más y no por la necesidad de huir de aquello que creemos que nos tiene amargados.

Cambiar las circunstancias externas de nuestra vida no nos liberará de nuestro estado de infelicidad y tampoco nos conducirá al bienestar emocional, porque como muy acertadamente dijo el psicólogo Anthony de Mello:"Si lo que buscas es la felicidad, ya puedes dejar de malgastar tus energías tratando de remediar tu calvicie, o de conseguir una figura atractiva, o de cambiar de casa, de trabajo, de comunidad, de forma de vivir o incluso de personalidad. ¿No te das cuenta de que podrías cambiar todo eso, tener la mejor de las apariencias, la más encantadora personalidad, vivir en el lugar más hermoso del mundo... y, a pesar de ello, seguir siendo infeliz?".