lunes, 30 de mayo de 2011
REFLEXIONES DE MÓNICA: NO TE OLVIDES DE TUS ILUSIONES
viernes, 27 de mayo de 2011
REFLEXIONES DE MÓNICA: NUEVA CONFERENCIA EN CAN DÉU EL LUNES 30 DE MAYO
Hola a todos, os recuerdo que este próximo lunes día 30 de mayo, a las 19:00 horas en Can Déu, Rafael nos dará otra de sus conferencias. Esta vez el tema es: "La renuncia mental", nos enseñará cómo utilizar esta herramienta para hacernos más fuertes emocionalmente. Como siempre colgaremos el resumen de la conferencia en el blog, pero si podéis ir no os la perdáis porque podréis preguntar a Rafael lo que queráis y en directo!!.
Para comentar la conferencia y para otras muchas cosas más que estamos preparando, haremos la tertulia correspondiente, el próximo lunes día 6 de junio a las 19:00 horas, en la terraza del bar de Can Déu.
Os esperamos!!!
Un beso a todos,
Mónica
jueves, 26 de mayo de 2011
LAS REFLEXIONES DE MARIO
Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas. Albert Einstein
Desde chico, se ve que tengo muy mal oído, dicen que canto fatal y la música parece que nunca se me ha dado bien. Es lo que me han dicho, porque yo nunca he percibido tal cosa, siempre me ha encantado la música, disfruto y gozo escuchándola. ¡Si es que me gusta escuchar casi toda la música!
Cuando estudiaba en el colegio, teníamos solfeo... el profesor antes de comenzar la clase decía: "Mario, sal al estrado y solfea...." Mario lo hacía ( me encantaba la música, quería aprender algún instrumento, quería estudiar música, soñaba con ser director de orquesta)... Y el profesor decía al resto de la clase .... "¿Habéis escuchado....? Bien, chicos... - ¡Así es como no se hace! - y ahora todos... vamos a hacerlo bien.
Creo que como me encantaba tanto la música no me generó ningún trauma, ademas cuando salía y solfeaba se reían y se contagiaba a toda la clase.... se lo pasaban "guai...." se reían de lo torpe y mal que solfeaba Mario. Y Mario se hizo famoso, se sentía hasta importante, por lo torpe que era para la música.... "SERVIA Y ERA EJEMPLO DE COMO NO HABÍA QUE SOLFEAR"
Al final siempre, por lastima, por pena, me daban un aprobado en música.
Se ve que era torpe, tonto en música. Me aceptaron por "imposible".... y no era eso tan malo, siempre guardo un grato recuerdo. De hecho, me lo pasaba muy bien. Cuando cantábamos en coro, el resto me acompañaba y tapaba para que el canto saliera bien. Yo me lo pasaba estupendamente y nos reíamos todos.... cantábamos todos... "MI TONTUNA MUSICAL" no era tan terrible, tan mala, tan horrible... pero claro, lo hacía y lo sentía tan natural como os lo estoy contando...
Y ahora me digo ¿Mario? ¿por qué no admitir de una puta vez que eres tonto en otras muchas cosas?... ¿el tonto del trabajo? ¿el tonto de la pareja? ¿el tonto de la familia? ¿el tonto de los hijos? ¿el tonto de los amigos? Y sobre todo ¿Por que no vivo de igual forma las otras asignaturas de la escuela de la vida?
Chicos y chicas, aprovechando que en esta escuela no tenemos Delegada, os comunico que si no llego a TONTO DE LA ESCUELA, poco me falta. Ya os iré contando lo tonto que soy, las muchas tonterías que tengo y hago.
Ale!... hasta otro día. P.D.
Me apunto a ir de excursión con la escuela, son muy importantes las actividades extraescolares. (Joder... ya me lo empiezo a pasar "chupi piruli" otra vez)
Mario
lunes, 23 de mayo de 2011
REFLEXIONES DE MÓNICA: NO TE APEGUES EN EXCESO Y DISFRUTA!!
miércoles, 18 de mayo de 2011
LAS REFLEXIONES DE MARIO
¡Hola a todos! Me llamo Mario. También soy alumno de la Escuela de la Felicidad, como Mónica, pero modalidad "a distancia". Me gustaría dinamizar y compartir experiencias entre los alumnos de la escuela y a quien se acerque a mirar por la ventanas o al patio de recreo.
Hoy quería empezar con la historia de ¿cómo encontré esta escuela? Fue a través de un libro. En él vi que se hablaba de un psicólogo de Barcelona llamado Rafael Santandreu y me apunté a hacer terapia con él, modalidad “telefónica”.
En un primer momento, los de mi alrededor me cuestionaban: "¿Por teléfono haces terapia?" "¿De que conoces al psicólogo?" "¿Qué referencias tienes de el?"; "¿Cómo va a ser igual que en consulta?", pero quiero trasladaros que se puede y es factible, si cabe hasta más intensa por aquello de tener que estar preparado para la sesión telefónica...
Ademas de comunicaros que es viable y realizable, lo que queria resaltar era el proceso de lo que me llevó a la acción, a hacerlo.... La simple y poderosa referencia de un libro, la confianza e intuición personal, creer en algo interno que vas buscando y tener el atrevimiento de probar. Ya me gustaría poder seguir ese proceso, ese mecanismo en otras vivencias en donde sin embargo me atasco, me agarro y pataleo como el “niño caprichoso y mimado” de la escuela.
Ademas de alumno a distancia creo que soy del grupo de los mayores de clase, 51 años, hasta el profesor intuyo es más joven. "¿Y, a tu edad te pones a hacer terapia?"; "¿A tu edad vas a una escuela de la felicidad?"; "¿Con gente que pueden ser tus hijos?" Pues si, chicos y chicas: cualquier edad es buena. “Nunca es tarde si la dicha”... es buena.
Me está costando, es duro, he tenido que hacer muchos deberes, muchos trabajos en casa. En esta escuela se asumen compromisos... sin cierto dolor no hay cambio. Os puedo asegurar y dar testimonio que si se quiere, se anhela, la escuela puede y es una experiencia viva, fructifera, poderosa y, sobre todo, transformadora.
Tengo mucha suerte de haber encontrado esta escuela, me siento a gusto, la disfruto, trabajo como un cosaco pero se me pasan las horas como sin darme cuenta, fluyo y me lo paso bien... tengo un maestro algo “cabroncete” pero estupendo.
Me quedaba presentarme a mis compañeros y compañeras a través de la que propongo puede ser la delegada de la escuela... Monica.
Seguimos estudiando y nos vemos otro día.
Besos y saludos (cada cual).
Mario
lunes, 16 de mayo de 2011
REFLEXIONES DE MÓNICA: ELS AIGUAMOLLS DE L’EMPORDÀ...
miércoles, 11 de mayo de 2011
LA ECONOMÍA DE LA INFELICIDAD
“Estamos produciendo seres humanos enfermos para tener una economía sana” E. From.
La economía no es algo ajeno a nosotros. Los seres humanos formamos parte de ella del mismo modo que los peces forman parte del océano. Tanto es así, que podría describirse como el tablero de juego sobre el que hemos edificado nuestra existencia, y en el que a través del dinero se relacionan e interactúan tres jugadores principales: el sistema monetario, las organizaciones y los seres humanos.
Cabe decir que esta partida está regulada por leyes diseñadas por los Estados. Sin embargo, por encima de su influencia, el poder real reside en los ciudadanos: con nuestra manera de ganar dinero (trabajo) y de gastarlo (consumo) moldeamos día a día la forma que toma el sistema.
Más allá de cubrir nuestras necesidades, a lo largo de las últimas décadas nos hemos convencido de que debemos tener deseos y aspiraciones materiales de cuya satisfacción dependa nuestra felicidad. Y no es para menos. En 2010, la inversión publicitaria en España superó los 12.880 millones de euros, según la agencia Infoadex. Así, las empresas se gastaron 280 millones por ciudadano con el objetivo de persuadirnos para comprar sus productos y servicios.
Cabe decir que esta inversión multimillonaria promueve unas determinadas creencias, valores y prioridades en nuestro paradigma. Es decir, en nuestra manera de comprender y de vivir la vida. Prueba de ello es el triunfo del hiperconsumismo.
Además, mientras seguimos asfaltando y urbanizando la naturaleza, conviene recordar que la e c o n o m í a creada por la especie humana es un subsistema que está dentro de un sistema mayor: el planeta Tierra, cuya superficie física y recursos naturales son limitados y finitos.
De hecho, creer que el crecimiento económico va a resolver nuestros problemas existenciales es como pensar que podemos atravesar un muro de hormigón al volante de un coche pisando a fondo el acelerador.
Sin embargo, hoy en día es común escuchar a políticos, economistas y empresarios afirmar que “el sistema capitalista es el menos malo” de todos los que han existido a lo largo de la historia. Y que “afortunadamente” ya empiezan a verse señales de “recuperación económica”. Es decir, que la idea general es seguir creciendo y expandiendo la economía tal y como lo hemos venido haciendo. Es decir, sin tener en cuenta los costes humanos y medioambientales. De lo que se trata es de “superar cuanto antes” el bache provocado por la crisis financiera.
Ante este tipo de declaraciones podemos concluir que como sociedad no estamos aprendiendo nada de lo que esta crisis ha venido a enseñarnos. De ahí que sigamos mirando hacia otro lado, obviando la auténtica raíz del problema. No nos referimos a la guerra, a la pobreza o al hambre que padecen millones de seres humanos en todo el mundo. Ni a la voracidad con la que estamos consumiendo los recursos naturales del planeta. Tampoco estamos hablando del abuso y de la dependencia de los combustibles fósiles —petróleo, carbón y gas natural—, que tanto contaminan la naturaleza. Ni siquiera del calentamiento global. Estos solo son algunos síntomas que ponen de manifiesto el verdadero conflicto de fondo: nuestra propia infelicidad.
Cegados por nuestro afán materialista llevamos una existencia de segunda mano. Parece como si nos hubiéramos olvidado de que estamos vivos y de que la vida es un regalo. Prueba de ello es que el vacío existencial se ha convertido en la enfermedad contemporánea más común. Tanto es así, que lo normal es reconocer que nuestra vida carece de propósito y sentido. Y también que muchos confundan la verdadera felicidad con sucedáneos como el placer, la satisfacción y la euforia que proporcionan el consumo de bienes materiales y el entretenimiento.
La paradoja es que el crecimiento económico que mantiene con vida al sistema se sustenta sobre la insatisfacción crónica de la sociedad. Y la ironía es que cuanto más crece el consumo de antidepresivos como el Prozac o el Tranquimazín, más aumenta la cifra del producto interior bruto. De ahí que no sea descabellado afirmar que el malestar humano promueve bienestar económico.
Frente a este panorama, la pregunta aparece por sí sola: ¿hasta cuándo vamos a posponer lo inevitable?
Es hora de mirarnos en el espejo y cuestionar las creencias con las que hemos creado nuestro falso concepto de identidad y sobre las que estamos creando un estilo de vida puramente materialista.
Si bien el dinero nos permite llevar una existencia más cómoda y segura, la verdadera felicidad no depende de lo que tenemos y conseguimos, sino de lo que somos.
Para empezar a construir una economía que sea cómplice de nuestra felicidad, cada uno de nosotros ha de asumir la responsabilidad de crear valor a través de nuestros valores. Y este aprendizaje pasa por encontrar lo que solemos buscar desesperadamente fuera en el último lugar al que nos han dicho que debemos mirar: dentro de nosotros mismos.
J Borja Vilaseca es director del máster en Desarrollo Personal y Liderazgo de la Universidad de Barcelona.
martes, 10 de mayo de 2011
REFLEXIONES DE MÓNICA: CRÓNICA DE LA SEGUNDA TERTULIA DE ESCUELA DEFELICIDAD.
sábado, 7 de mayo de 2011
ENTREVISTA EN YOUTUBE
Hablamos de cómo los publicistas nos venden la creencia de que necesitamos muchas cosas para ser feliz, entre ellas, la comodidad. Espero que os guste.
Un abrazo,
Rafael