Las quejas, las necesidades, los miedos

Resumen de la conferencia de Rafael Santandreu en Can Déu el 28/03/2011

En la psicología cognitiva enseñamos un método para intentar ser más fuertes a nivel emocional. Principalmente este método se trata en aprender a no quejarse, combatir las quejas. Intentamos construir una filosofía antiquejas. Está prohibido quejarse y hay que creerse con fuerza este principio. También se trata de combatir con fuerza las “necesititis”. Hay que intentar combatir nuestro diálogo interno basado en las quejas y por tanto en las “necesititis”.

Tenemos “necesititis” y quejas en 3 ámbitos:

1. Quejas sobre uno mismo: Muchas veces tenemos un diálogo interno en el que nos decimos “debo hacer las cosas mucho mejor de cómo las hago”, “como no hago las cosas tan bien como me gustaría, no tengo éxito y casi no tengo amigos, porque como no tengo éxito, nadie quiere estar conmigo”, “soy un desastre”... muchas veces nos echamos la bronca a nosotros mismos y con mucha fuerza.

2. Quejas sobre los demás: Muchas veces nos decimos a nosotros mismos: “Los demás deberían tratarme bien, deberían ayudarme si yo les ayudo”. Necesitamos que los demás nos traten de una determinada manera y si no nos quejamos.

3. Quejas sobre la vida, sobre la realidad: En ocasiones nos decimos cosas como éstas: “Necesito carreteras sin tráfico porque tal como están ahora es que no lo puedo soportar”, “Necesito una ciudad más limpia porque tal como está es imposible vivir”, “Necesito que las cosas me salga bien, como yo tenía previsto que salieran”

Por lo tanto nos creamos necesidades sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre la realidad. Nos quejamos de nosotros mismos, de los demás y de la vida. Exigimos que nosotros tenemos que hacer las cosas bien, que los demás nos tienen que tratar bien y que las cosas en la vida nos tienen que ser favorables.

Pero estas exigencias las tenemos que transformar en preferencias y entonces en nuestro diálogo interno decirnos: “Preferiría hacer las cosas bien, pero si no es así no va a pasar nada, yo puedo ser igualmente feliz porque necesito muy poco para ser feliz”. “Preferiría que los demás me trataran bien, pero si no es así no va a pasar nada, porque no necesito de los demás para ser feliz”. “Preferiría que las cosas me salieran bien, pero pensar que todo en la vida me va a ser siempre favorable es irracional, puesto que no siempre las cosas nos van a salir como esperábamos”.

Hay que aprender a no quejarse y a no necesitar. Podemos tener muchos objetivos y metas en la vida pero si no salen no salen, no va a pasar absolutamente nada, tendremos otras muchas posibilidades para ser felices. Es importante aprender a tomarnos las cosas con ligereza, sin presión. Aprender a convertir las exigencias en preferencias.

Un ejercicio que va muy bien es fijarnos en personas de nuestro alrededor que han aprendido a no quejarse. Un ejemplo es Francisco Feria, vive en Madrid y es sordo ciego, además los sordo ciego suelen ser también mudos. Estas personas sólo pueden percibir la realidad a través del tacto. Hay unos 6000 sordo ciegos en España y hace poco se conoció la primera sordo ciega en España universitaria. Es una chica espectacular, llena de alegría, llena de ganas de hacer cosas.

Pero volvamos a Francisco Feria, él dice que es feliz porque intenta quitarse los malos rollos: “Aprovecho lo que tengo, me fijo en lo que tengo y en lo que puedo hacer y no en lo que no tengo y no puedo hacer”. Francisco ha optado por no quejarse desde que era niño y, por aprovechar las oportunidades que le van surgiendo en la vida. Las oportunidades aunque están, no somos capaces de verlas si nos estamos quejando.

De hecho todo está muy relacionado con los miedos. Cuando nos quejamos nos surgen emociones de ira, desilusión, enfado, malestar... y a la larga la queja lleva al miedo. Llega un momento que ya no nos produce sólo miedo el problema que tenemos sino también pensar en el futuro. Los miedos están muy relacionados con las quejas.

En esta vida no hay que tener miedo de nada. Lograr creernos esto depende de la convicción de que necesitamos muy poco para ser felices. Con esta creencia no tendremos miedo a perder las cosas.

Los miedos pueden ser infinitos. A veces tenemos miedo a algo y se nos ocurre que la solución es enfrentarnos al miedo. Muchas veces de esta manera no se va el miedo sino que incluso aumenta. Entonces tenemos el miedo que ya teníamos a lo que sea, más el miedo por el mal rato que pasamos enfrentándonos al miedo (miedo de tener miedo), por tanto doble miedo y estamos peor que al principio..

Para eliminar los miedos, tenemos que modificar nuestros pensamientos. Pensar de manera racional, convencernos a nosotros mismos con ideas argumentadas de que no hay ningún motivo para tener miedo a nada.

A veces tenemos miedo a cosas muy variadas. Muchas veces tenemos miedo a la muerte, cuando es a lo que menos miedo hay que tener, porque ya es algo seguro que nos va a llegar a todos en algún momento. Otro ejemplo, tener miedo a subir en ascensor, habrá que darle argumentos a estas personas para que se convenzan de que no hay nada que temer si suben a un ascensor.

Hay múltiples ejemplos de miedos y muy variados que hay que combatir convenciéndonos de que realmente no hay nada que temer. Otro ejemplo tener miedo al diablo, a los fantasmas... esta creencia irracional, este miedo hay que convencerse de que no tiene ningún sentido tenerlo. Por ejemplo si algún día se nos apareciera el diablo o algún fantasma, sería una gran noticia puesto que así nos confirmaría que estos seres existen e incluso nos podríamos hacer amigos de ellos. Además si fuera el diablo el que se nos apareciera nos confirmaría que existe el cielo y el infierno y como nosotros somos buenos pues tendríamos muchas posibilidades de ir al cielo, sería una gran noticia!!. Otro ejemplo el tener miedo a la noche, si nos enfrentamos a la noche sin luz nos va a causar más temores, lo interesante es no enfrentarse sino primero convencerse de que no hay nada que temer y luego todo fluirá.

En la psicología cognitiva se trata de combatir las creencias irracionales, los miedos con argumentos e ideas que nos convenzan de que nuestra idea, nuestro miedo, no se sostiene de manera racional de ninguna de las maneras. Por tanto se trata de que cada vez que se nos ocurra un miedo hay que buscar los argumentos para pensar y convencernos de que en el caso de que nuestros temores se hicieran realidad, nosotros tendríamos muchas posibilidades para hacer cosas provechosas por nosotros y por los demás y por tanto tendríamos muchas posibilidades de ser felices.

Francisco Feria dice: “yo intento disfrutar de las cosas de la gente y si hay algún momento de tristeza, intento salir de ahí e intento buscar situaciones de felicidad”.

El único truco está en no quejarse, en cuanto nos quejamos no podemos aprovechar las cosas buenas que la vida nos ofrece. Si nos quejamos nos aparecerán los miedos. Tenemos toda una seria de miedos absurdos que son absurdos pero que ahí están y que nos pueden causar mucho malestar. Vamos a agrupar los miedos más frecuentes que solemos tener:

 - Miedo a la soledad: Si comparamos este miedo con lo que le pasa a Francisco Feria ¿verdad que no tiene mucho sentido? nuestro miedo se convierte en una cosa muy muy pequeña, Francisco Feria es capaz de ser feliz teniendo una grave dificultad para conectarse con el exterior. Además la soledad no es tan mala, no hace daño y estar sólo, sólo, es del todo imposible, las ciudades y los pueblos están llenos de gente.

- Miedo al aburrimiento: El aburrimiento nunca se ha comido a nadie, no deja secuelas, no es igual que si nos falta algún miembro ¿no?. Hasta el aburrimiento puede ser agradable y nos puede permitir descubrir nuevas cosas. El aburrimiento es la base de las grandes obras de la humanidad. Por ejemplo Cervantes no hubiera escrito “El Quijote” si no se hubiera aburrido. Si nos argumentamos que estar aburrido no es tan malo, entonces empezamos a vivir el aburrimiento de manera relajada y puede empezar a ser agradable. En cambio, si en nuestro diálogo interno nos decimos: no tengo nada que hacer, no tengo un grupo de amigos, no tengo ningún aliciente, soy un fracasado y estoy desperdiciando mi vida... Con este diálogo interno estúpido de queja lo que conseguiremos es ir cogiendo miedos y más miedos poco a poco.

- Miedo a no pasarlo bien: Me voy de viaje o bien tengo algún evento y me lo debería pasar bien, pero ¿y si no me lo paso bien?. Me estoy exigiendo que me lo debería pasar bien, entonces nos estamos metiendo presión. Lo que tenemos que pensar es que estaría bien y me gustaría pasármelo bien, pero si esto no ocurre no va a ser tan grave. No es ninguna necesidad vital pasárselo bien, no está escrito en ningún sitio que deba ser así, exageramos si pensamos que el no pasarlo bien sería terrible.

- Miedo a que los demás tengan una opinión mala sobre mí: Tenemos que aceptar que no podemos agradar a todo el mundo. Tarde o temprano nos criticarán por algún motivo. Si somos un diablo nos criticarán por diablos y si somos unos santos, nos criticarán por santos. No tenemos que aspirar a tener la aprobación de los demás porque no la necesitamos. Si la tenemos estará muy bien y la apreciaremos pero si no la tenemos no pasará nada porque no la necesitamos para nada.

- Miedo a quedar como un tonto o a ser tonto: Este miedo es muy irracional porque seguro que somos tontos en algún ámbito. Por tanto tontos pues ya somos todos y, no es que parezcamos tontos es que lo somos en muchísimas cosas. Es absurdo pensar que dominaremos todos los temas. A veces esta creencia genera reacciones estúpidas, como por ejemplo, estamos en clase y no preguntamos por miedo a parecer tontos, pues resulta que por esta creencia llegamos a ser más tontos de lo que ya somos porque nos quedamos con nuestra pregunta sin resolver. Nos solemos tomar muy mal cuando nos llaman tontos o inútiles. Somos tontos en muchos ámbitos y es una locura tener que aprender de todo para no quedar como un tonto, por lo tanto mejor quedar como un tonto de inicio y ya está. La inteligencia no nos va a dar la felicidad. La cualidad de amar es mucho más importante para la felicidad. La inteligencia está bien pero no es lo más importante. Lo importante es saber amar, tener ganas de hacer cosas, ser divertido... Cuando alguien nos diga que somos tontos, hay que pensar que sí, en algunas cosas más que en otras pero en general soy tonto.

- Miedo a dar una imagen social determinada.

- Miedo al fracaso: suele afectar a gente entre 30 y 40 años. Pero quien define exactamente ¿qué es el éxito y qué es el fracaso? ¿Por qué no decimos qué el éxito de verdad es saber amar y no tener cosas? El concepto de fracaso en si no existe, nos lo hemos inventado nosotros y sólo sirve para hacernos daño. El fracaso no existe, lo que si que existen son objetivos no cumplidos.

Todas estas ideas hay que creerlas en profundidad porque si no nos lograremos convencer con los otros argumentos y entonces volveremos a estar metidos en la queja y nos surgirán muchos miedos irracionales y no podremos disfrutar de la vida.

Cuando alguna vez tengamos una adversidad, tenemos que pensar ¿qué nos diría nuestro amigo sordo ciego Francisco Feria sobre nuestro problema?, ¿es realmente un problema tan grave?, ¿tengo por tanto razón para estar tan triste y tan preocupado?

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