viernes, 25 de junio de 2010

HÁNDICAPS! QUÉ COSA…

En una entrevista que le hicieron al corredor de motos Isidre Esteve -que se quedó en silla de ruedas en un accidente en el París Dakar-, éste decía: "Discapacitados, somos todos". Esta idea de que todos tenemos hándicaps, que todos tenemos una u otra discapacidad, me parece fundamental.

A veces, los seres humanos nos castigamos a nosotros mismos por poseer fallos, por carecer de habilidades, por estar enfermos, por ser débiles... y creo que eso es no ser realistas, más bien estúpidos. Porque lo cierto es que todos tenemos algún hándicap. Incluso la persona más exitosa carece de alguna cualidad y podría pasarse la vida castigándose por ello: de hecho, mucha gente guapa, rica y saludable lo hace y se deprimen estúpidamente.

Por eso, yo suelo preguntar a mis pacientes: "¿Cuál es tu hándicap?" Me gusta que me hablen de sus carencias y que las acepten y que, sobre todo, no dramaticen sobre ellas... al margen de esas dificultades ¡podemos ser felices!

No tener salud, ser soltero, estar siempre cansado, no ser muy inteligente... son hándicaps... pero, ¿sabes qué?... No son el fin del mundo. Acéptalos con alegría y orgullo y emprende un bonito camino hacia el sentido y la felicidad.

Un abrazo a todos!!!!

Rafael

jueves, 10 de junio de 2010

LAS CRÍTICAS QUE SIENTAN BIEN

El otro día comía con una buena amiga y me dijo lo siguiente:

- ¿Sabes?, nuestro amigo Luis, en cuanto te marchas, te critica que da gusto. Dice que eres demasiado pasota, informal, no te preocupas por los demás; ¡que vas demasiado a la tuya! Y lo peor es que Jaime le dio la razón. Ya ves, en cuanto les das la espalda, ¡te ponen a caldo!

A mi amiga le sabía mal que me criticasen, pero sinceramente, pensé: "Vaya, no son críticas demasiado fuertes". Además, pensé: "Existe una cosa positiva de ello: estos dos amigos, Jaime y Luis, me quieren a pesar de mis fallos, me siguen llamando y cuentan conmigo. Eso es hermoso. Ellos creen que yo soy falible y aún así, son mis amigos. ¡Eso es aceptación!"

Que sus críticas sean ciertas o no, no es tan importante. Ellos piensan que tengo fallos incorregibles, y quizás exageran un poco. A lo mejor sería bueno que no lo dijesen detrás mío, pero... ¿Es eso tan importante? El hecho esencial es que ellos me aceptan y yo también a ellos: son buena gente; soy buena gente.

Reflexionemos sobre las críticas. Todos las hacemos y no tienen importancia. A todos nos las hacen, pero no es una afrenta mortal. Mejor es no juzgar, pero el ser humano es falible y cae en ello.

Por otro lado, yo soy humano, y estoy muy contento de cometer fallos, de ser imperfecto. ¡Uff, vaya esfuerzo sería intentar alcanzar la perfección! Yo prefiero aceptarme como soy, no exigirme demasiado y aguantar con buen humor y deportividad las críticas de mis maravillosos (aunque también falibles) amigos.

Un beso a todos!

Rafael

viernes, 4 de junio de 2010

CAMBIAR ES POSIBLE

El otro día, mi querida Mercé me escribió una carta que, con su permiso, reproduzco aquí. Es un bonito ejemplo de que el cambio es posible. Ánimo a todos los que están en el camino del crecimiento personal:

Hoy me he despertado emocionada; cansada porque ayer fue sábado y trabajé todo el día, pero emocionada. Al abrir los ojos he pensado en lo bien que me siento a pesar de haber cumplido otro año, pero como dices tú... "igual da 2 que 92". Allí, entre las sábanas, he pensado en los buenos compañeros de trabajo que tengo, en cómo ha cambiado mi vida desde que acudo a tu consulta.

Creo que tienes una de las profesiones más bellas que existen: lograr que una persona que sólo siente ganas de morirse, como era mi caso, sin ninguna fuerza para luchar, que sufría por todo, que no vivía, sólo vegetaba... vuelva a la vida.

Ahora puedo disfrutar de la vida como lo hacía antaño. Últimamente me vienen a la mente recuerdos preciosos, de viajes que hice y otros momentos valiosos y siento que vuelvo a esa fase de mi existencia. Todo eso se me había borrado de la mente. ¡Qué rematadamente mal debía estar para no recordar las puestas de sol en el Nilo!

Ayer fue mi cumpleaños y pasé un día espléndido junto a dos de mis mejores amigas, que son mi familia para mí. Qué diferencia del año anterior que también lo pasé con ellas pero que no pude disfrutarlo por lo mal que me sentía yo.  Este año, como me siento tan bien, he querido celebrarlo con ellas en toda la extensión de la palabra, con una comida de régimen pero deliciosa: gambas a la plancha, un par de copas de cava "con permiso del médico" y un mousse de chocolate buenísimo aunque de dieta. Me relamí como un gato: incluso les dije a mis amigas que no me hablaran para poder disfrutarlo más.

Después me fui a pasear con una de ellas. Terminé el día leyendo, una de mis pasiones confesables. Perfecto. Creo que esto también es la felicidad.

Un abrazo,

Mercè.