Hola a todos, hace casi un año de una manera casual creamos en mi trabajo un pequeño grupo excursionista, creo que ya os lo he comentado en algunas ocasiones, surgió de manera espontánea. Yo tenía muchas ganas de salir a la montaña, se lo comenté a algunos compañeros y pensamos que sería muy buena idea el programar una excursión al mes. Y así lo hemos venido haciendo durante este año. Lo que pasa chicos que esto engancha y, desde hace algunos meses ya venimos haciendo una media de dos excursiones al mes o incluso tres.
Es un proyecto muy bonito, además de disfrutar de la naturaleza, ha servido para unirnos más en el trabajo y para conocer más a la gente en otros ámbitos. Es muy interesante porque aprendes a no descartar a las personas a la ligera y te das cuenta que todos tenemos una parte maravillosa que a veces en el ámbito laboral cuesta descubrir.
Las excursiones durante este año poco a poco han ido aumentando un poquito de nivel, no mucho, pero si que a medida que íbamos cogiendo más fuerza pues nos hemos ido esforzando un poquito más. Yo, hace ya unos meses, propuse la idea de subir los picos más emblemáticos de Cataluña, me parecía un proyecto súper chulo. También es verdad que no soy ninguna experta en la montaña y, no tenía mucha idea de si era fácil o no subir estas montañas. Total que un poco a la aventura, se me ocurrió fijar en nuestro calendario excursionista que el 17 de septiembre íbamos a subir el Pedraforca, una montaña preciosa que pertenece al Parque Natural del Cadí Moixeró.
Cuando empecé a buscar información sobre el Pedraforca, me di cuenta de que subir esta montaña no es nada fácil, es más en la información ponía que era de dificultad alta. Total que la gente del grupo se empezó a dar de baja y quedaron sólo tres que querían hacer la excursión conmigo, quedaron los tres del grupo que tienen más fortaleza física y que durante su vida han hecho mucha montaña.
Una de estas personas ya había subido varias veces el Pedraforca y me dijo muy seriamente: “Mónica esto no es cualquier cosa, tiene que venir gente preparada, hay que bajar una tartera esquiando sobre las piedras, tenemos que subir 2500 metros y hay que trepar más de una hora por las rocas en tramos aéreos y muy verticales antes de llegar al pico, no puede venir la gente que tenga vértigo...”
Bueno yo durante esta semana he tenido lo que se dice “la obsesión de la duda”, me he pensado y repensado si debería ir o no a la excursión, todos los que iban estaban mucho más preparados que yo, y yo me preguntaba ¿y si no estoy a su altura?, ¿y si hay mucho desnivel?, ¿y si me caigo trepando?, ¿y si me rompo algo?..., yo tengo un poco de vértigo ¿y si me entra el vértigo allá arriba y no puedo ir ni para adelante ni para atrás?, ¿y si hago el ridículo con mis compañeros?, ¿y por qué narices se me ha metido ahora en la cabeza el tener que subir picos, es que no me puedo estar tranquila en casa jugando con mis niños?, ¿y si por mi culpa hago que el resto no pueda subir a la cima?...
Bueno ha sido la semana de la duda y de la presión absurda, el Pedraforca en vez de un disfrute se había convertido en un EXAMEN!! pero al final tomé una decisión inamovible, iría de excursión e intentaría subir la montaña!!, por fin había tomado una decisión, pero que curioso... era como si hubiera decidido ir a la guerra!!! la palabra disfrute no aparecía en mis pensamientos.
Un gran amigo me dijo algo que me hizo reaccionar: “Mónica, ¿a caso alguien ha explicado que la subida al Pedraforca esté llena de cadáveres?, ¿a caso pasaría algo si no pudieras subir la montaña y te mostraras como la peor escaladora del mundo frente a tus compañeros?, ¿pasaría algo si hicieras el ridículo?, ¿a caso crees que tus compañeros si tienes algún problema no te van a ayudar?, ¿y si te mueres subiendo el Pedraforca, qué pasaría?, morirías haciendo lo que te gusta y feliz!!
Pues bien no había vuelta atrás, la decisión estaba tomada, iba a ir al Pedraforca y lo intentaría disfrutar. El sábado nos levantamos a las 4 de la mañana porque teníamos que hacer primero 125 Km en coche hasta llegar a la montaña y a las 7 en punto teníamos que empezar la subida, no nos podíamos arriesgar a que hubiera un cambio de tiempo, había que empezar pronto...
Los primeros tramos de la subida fueron durillos, mis compañeros tiraban más que yo y yo iba la última, al final me fui relajando y cogí un buen ritmo, el paisaje impresionante. Llegamos al punto donde empezaba la ascensión a la cima, ahora ya todo iba a ser escalada por las rocas, en ese punto la montaña nos regaló algo maravilloso, vimos una manada de rebecos.
Empezó la escalada, yo en mi vida había escalado nada, el desnivel era considerable y eso que no nos habíamos aproximado todavía ni por asomo al pico más alto. Me asaltó el miedo de que me cogiera vértigo, pero me concentré y me propuse que pasara lo que pasara tiraría hacia delante, era sólo cuestión de concentración. Claro en este punto cada uno se ocupa de uno mismo, no puedes, ni te pueden ayudar mucho, bastante tiene cada uno con mantenerse sujeto a las rocas...
Mis compañeros seguían tirando más y en los tramos un poco más fáciles me iban esperando. En algunos momentos me sentí un poco desamparada, con mi cara pegada a la pared vertical, sujeta con todas mis fuerzas y sin saber muy bien para dónde tirar, poner un pie en un lugar no adecuado podía ser peligroso..., deseando tener las piernas súper largas para poder trepar mejor y con el pensamiento de: “no se te ocurra Mónica mirar para abajo, porque entonces la lías... “ pues poco a poco fui trepando y superando los tramos aéreos. Me iba encontrando a gente en el camino y era muy bonito y gracioso porque entonces te dabas cuenta de que no sólo te estaba costando a ti.
Al final poquito a poquito llegué a la cima, fue una explosión de felicidad, menudas sensaciones!!, la vista indescriptible, todo el Cadí, se veía hasta Francia, toda la Cerdanya, el Berguedà... El esfuerzo había valido la pena!! Ahora sólo quedaba la bajada. El vértigo se había superado, pero ahora había que bajar por la otra cara de la montaña donde había toda una cantera de piedras súper resbaladizas... El resultado que todos nos caímos alguna vez, yo creo que conté cinco veces!!, pero poco a poco llegamos al lugar dónde habíamos empezado la excursión!!
Hoy estoy hecha polvo, llena de magulladuras por todo el cuerpo debido a las caídas, pero no se me quita de la cabeza el paisaje del Pedraforca. Mañana mismo lo volvería a repetir!!!. También pienso en cómo nos podemos crear pensamientos absurdos totalmente irracionales: Miedo de no estar a la altura de las situaciones, crearnos presión, miedo a hacer el ridículo... todo de manera infundada, corriendo el riesgo de que esos pensamientos nos priven de hacer una actividad impresionante...
Ayer fue un día maravilloso pero si no hubiera sido capaz de subir a la cima hubiera sido un día igualmente maravilloso.
Un beso a todos,
Mónica