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lunes, 19 de septiembre de 2011

REFLEXIONES DE MÓNICA: EL EXAMEN DEL PEDRAFORCA

Hola a todos, hace casi un año de una manera casual creamos en mi trabajo un pequeño grupo excursionista, creo que ya os lo he comentado en algunas ocasiones, surgió de manera espontánea. Yo tenía muchas ganas de salir a la montaña, se lo comenté a algunos compañeros y pensamos que sería muy buena idea el programar una excursión al mes. Y así lo hemos venido haciendo durante este año. Lo que pasa chicos que esto engancha y, desde hace algunos meses ya venimos haciendo una media de dos excursiones al mes o incluso tres.

Es un proyecto muy bonito, además de disfrutar de la naturaleza, ha servido para unirnos más en el trabajo y para conocer más a la gente en otros ámbitos. Es muy interesante porque aprendes a no descartar a las personas a la ligera y te das cuenta que todos tenemos una parte maravillosa que a veces en el ámbito laboral cuesta descubrir.

Las excursiones durante este año poco a poco han ido aumentando un poquito de nivel, no mucho, pero si que a medida que íbamos cogiendo más fuerza pues nos hemos ido esforzando un poquito más. Yo, hace ya unos meses, propuse la idea de subir los picos más emblemáticos de Cataluña, me parecía un proyecto súper chulo. También es verdad que no soy ninguna experta en la montaña y, no tenía mucha idea de si era fácil o no subir estas montañas. Total que un poco a la aventura, se me ocurrió fijar en nuestro calendario excursionista que el 17 de septiembre íbamos a subir el Pedraforca, una montaña preciosa que pertenece al Parque Natural del Cadí Moixeró.

Cuando empecé a buscar información sobre el Pedraforca, me di cuenta de que subir esta montaña no es nada fácil, es más en la información ponía que era de dificultad alta. Total que la gente del grupo se empezó a dar de baja y quedaron sólo tres que querían hacer la excursión conmigo, quedaron los tres del grupo que tienen más fortaleza física y que durante su vida han hecho mucha montaña.

Una de estas personas ya había subido varias veces el Pedraforca y me dijo muy seriamente: “Mónica esto no es cualquier cosa, tiene que venir gente preparada, hay que bajar una tartera esquiando sobre las piedras, tenemos que subir 2500 metros y hay que trepar más de una hora por las rocas en tramos aéreos y muy verticales antes de llegar al pico, no puede venir la gente que tenga vértigo...”

Bueno yo durante esta semana he tenido lo que se dice “la obsesión de la duda”, me he pensado y repensado si debería ir o no a la excursión, todos los que iban estaban mucho más preparados que yo, y yo me preguntaba ¿y si no estoy a su altura?, ¿y si hay mucho desnivel?, ¿y si me caigo trepando?, ¿y si me rompo algo?..., yo tengo un poco de vértigo ¿y si me entra el vértigo allá arriba y no puedo ir ni para adelante ni para atrás?, ¿y si hago el ridículo con mis compañeros?, ¿y por qué narices se me ha metido ahora en la cabeza el tener que subir picos, es que no me puedo estar tranquila en casa jugando con mis niños?, ¿y si por mi culpa hago que el resto no pueda subir a la cima?...

Bueno ha sido la semana de la duda y de la presión absurda, el Pedraforca en vez de un disfrute se había convertido en un EXAMEN!! pero al final tomé una decisión inamovible, iría de excursión e intentaría subir la montaña!!, por fin había tomado una decisión, pero que curioso... era como si hubiera decidido ir a la guerra!!! la palabra disfrute no aparecía en mis pensamientos.

Un gran amigo me dijo algo que me hizo reaccionar: “Mónica, ¿a caso alguien ha explicado que la subida al Pedraforca esté llena de cadáveres?, ¿a caso pasaría algo si no pudieras subir la montaña y te mostraras como la peor escaladora del mundo frente a tus compañeros?, ¿pasaría algo si hicieras el ridículo?, ¿a caso crees que tus compañeros si tienes algún problema no te van a ayudar?, ¿y si te mueres subiendo el Pedraforca, qué pasaría?, morirías haciendo lo que te gusta y feliz!!

Pues bien no había vuelta atrás, la decisión estaba tomada, iba a ir al Pedraforca y lo intentaría disfrutar. El sábado nos levantamos a las 4 de la mañana porque teníamos que hacer primero 125 Km en coche hasta llegar a la montaña y a las 7 en punto teníamos que empezar la subida, no nos podíamos arriesgar a que hubiera un cambio de tiempo, había que empezar pronto...

Los primeros tramos de la subida fueron durillos, mis compañeros tiraban más que yo y yo iba la última, al final me fui relajando y cogí un buen ritmo, el paisaje impresionante. Llegamos al punto donde empezaba la ascensión a la cima, ahora ya todo iba a ser escalada por las rocas, en ese punto la montaña nos regaló algo maravilloso, vimos una manada de rebecos.

Empezó la escalada, yo en mi vida había escalado nada, el desnivel era considerable y eso que no nos habíamos aproximado todavía ni por asomo al pico más alto. Me asaltó el miedo de que me cogiera vértigo, pero me concentré y me propuse que pasara lo que pasara tiraría hacia delante, era sólo cuestión de concentración. Claro en este punto cada uno se ocupa de uno mismo, no puedes, ni te pueden ayudar mucho, bastante tiene cada uno con mantenerse sujeto a las rocas...

Mis compañeros seguían tirando más y en los tramos un poco más fáciles me iban esperando. En algunos momentos me sentí un poco desamparada, con mi cara pegada a la pared vertical, sujeta con todas mis fuerzas y sin saber muy bien para dónde tirar, poner un pie en un lugar no adecuado podía ser peligroso..., deseando tener las piernas súper largas para poder trepar mejor y con el pensamiento de: “no se te ocurra Mónica mirar para abajo, porque entonces la lías... “ pues poco a poco fui trepando y superando los tramos aéreos. Me iba encontrando a gente en el camino y era muy bonito y gracioso porque entonces te dabas cuenta de que no sólo te estaba costando a ti.

Al final poquito a poquito llegué a la cima, fue una explosión de felicidad, menudas sensaciones!!, la vista indescriptible, todo el Cadí, se veía hasta Francia, toda la Cerdanya, el Berguedà... El esfuerzo había valido la pena!! Ahora sólo quedaba la bajada. El vértigo se había superado, pero ahora había que bajar por la otra cara de la montaña donde había toda una cantera de piedras súper resbaladizas... El resultado que todos nos caímos alguna vez, yo creo que conté cinco veces!!, pero poco a poco llegamos al lugar dónde habíamos empezado la excursión!!

Hoy estoy hecha polvo, llena de magulladuras por todo el cuerpo debido a las caídas, pero no se me quita de la cabeza el paisaje del Pedraforca. Mañana mismo lo volvería a repetir!!!. También pienso en cómo nos podemos crear pensamientos absurdos totalmente irracionales: Miedo de no estar a la altura de las situaciones, crearnos presión, miedo a hacer el ridículo... todo de manera infundada, corriendo el riesgo de que esos pensamientos nos priven de hacer una actividad impresionante...

Ayer fue un día maravilloso pero si no hubiera sido capaz de subir a la cima hubiera sido un día igualmente maravilloso.

Un beso a todos,

Mónica

miércoles, 13 de julio de 2011

REFLEXIONES DE MÓNICA: "LA REINA DE LOS PLAGUICIDAS..."

Hace unos tres meses en mi trabajo se redistribuyeron ciertas tareas, yo soy veterinaria de la administración y como ya os podéis imaginar gran parte de mi trabajo  consiste en manejar muchos y muchos papeles... Pues bien en esa nueva repartición de tareas a mí me tocó un tema bastante austero y que encima no conocía de nada, eran mis queridos “plaguicidas”. Desde la carrera no había vuelto a oír hablar de plaguicidas y para colmo la Toxicología fue una asignatura que se me atravesó bastante y que me parece que no aprobé hasta la tercera... Total que me caía un muerto que no veáis...

Pues bien, he ido dejando este tema en tercer o cuarto plano durante todo este tiempo, más que nada porque tenía que hacer un súper esfuerzo para entender algo... Pero ¡ay amigos! resulta que para este mes de julio tengo que presentar un informe sobre estas substancias... y para ello tengo que introducir toda una serie de resultados y datos de los plaguicidas en una base de datos complicada y, ese informe es algo importante que hay que enviar a las autoridades de Madrid.

Me puse en serio con mi tema por primera vez el viernes pasado, más que nada porque ya no lo podía dejar más y cuando me di cuenta de la envergadura de lo que tenía que hacer casi me muero, me quedé horrorizada!!!. Tenía que introducir millones de datos en un programa que no tenía ni idea y con un tiempo limitado... y encima la persona que siempre me ayuda informáticamente no me podía ayudar. ¿Cómo narices iba a hacer el trabajo?, y además ¡menudo agobio de trabajo!, a mí que me encantan los animales y el campo y acabo introduciendo plaguicidas... Increíblemente horroroso y aburrido....

El viernes me bloqueé en el trabajo de tal manera que hasta tenía que contenerme para no explotar a llorar delante de mis compañeros, estaba sentada en mi mesa sin saber qué hacer, qué sensación tan rara!!, me sentía completamente sola ante un tema que desconocía del todo y nadie me podía ayudar, primero porque también desconocían el tema y segundo porque este asunto era de mi exclusiva competencia puesto que así lo habían decidido mis superiores...

Estaba desesperada y maldecía para mis adentros por no haberme puesto a trabajar antes y por no tener más conocimientos de informática... Sólo veía los nombres extrañísimos de los plaguicidas que me daban vueltas y vueltas en mi cabecita pero sin saber por dónde empezar: Endrin, aldrin, hexaclorobenceno, mirex, tasa de recuperación, límite de cuantificación, organoclorados, organofosforados, Reglamento comunitario, lindano, clordano, isómeros alfa y beta... casi 3000 registros para introducir sin saber cómo... El viernes sólo pasaba y pasaba las hojas de los 3000 registros de plaguicidas, pero no fui capaz de hacer nada más, bueno sí, llorar. ¿Qué iban a pensar mis jefes de mí?... Menudo desastre, ¡qué vergüenza!, iba a quedar fatal...

Ocurrió que de casualidad el viernes pasado me iba con unas amigas a hacer senderismo al Pirineo de Lérida, todo el fin de semana. Lo que tenía que ser divertido yo lo empecé un poco mal, hasta me sabía mal irme todo el fin de semana porque debería quedarme en casa mirándome los plaguicidas... el sábado nos levantamos a las 6 de la mañana para empezar la travesía y mi primer pensamiento fue pensar en mi terrible problema sin solución... Pero fue durante la ruta, en particular en una subida importante, cuando de repente algo cambió en mi cabecita. Estábamos perdidas mis amigas y yo en la inmensidad de la montaña, a 2000 metros de altura, rodeadas de lagos preciosos de una belleza increíble... solas y calladas contemplando tanta belleza... y fue entonces cuando me di cuenta de lo pequeñito que era el problema que tenía... ¿realmente era importante para la naturaleza mi problema?, delante de aquellos maravillosos lagos ¿qué importancia tenían mis plaguicidas?

También tiene narices el asunto, que tenga que subir hasta allá arriba para darme cuenta de mi terribilización... pero chicos fue así. Entonces lo vi todo mucho más claro, es como si cambiara el chip, me dije a mi misma que intentaría enfrentarme al asunto, pero calmada y serena, probaría de entender algo y de empezar a manejar solita esa base de datos y,  en el caso de que no lo supiera hacer de ninguna de las maneras, entonces se lo diría a mis superiores con tranquilidad y sin miedo. Me acordé del orgullo de la falibilidad, no es tan grave no saber hacer una cosa o hacerla mal, “el que está abajo pero está bien, es el que está más arriba”, no podemos pretender hacerolo todo bien. El observar la belleza de la naturaleza me llevó a mí a la realidad de nuevo ¿cómo me he podido preocupar tanto por un problemilla tan y tan pequeño...?, increíble pero cierto...

Y llegó el lunes y me encontré en mi mesa rodeada de papeles desordenados tal y como los había dejado el viernes, pero ahora ya no me daba miedo entrar en esa base de datos complicada y así lo hice, investigué y probé y al final vi claro por dónde tenía que empezar. También me he propuesto una cosa y es que me lo voy a pasar bien haciendo este trabajo, porque voy a aprovechar para convertirme  en la mayor experta en plaguicidas, aprovecharé para tener una visión de la presencia de los plaguicidas en los alimentos, también para aprender de técnicas de laboratorio, aprender a interpretar resultados, ya no me asusta el hexaclorobenceno, ni el lindano... soy una afortunada por tener acceso a estos datos.

Sí que es verdad que aún estoy introduciendo los 3000 registros y que tengo para unos días, bastantes... pero a partir de hoy me proclamo ¡¡la reina de los plaguicidas!!, eso sí, ya puedo ir pensando que montaña o pico voy a subir la próxima vez que vuelva a terribilizar, será el Pedraforca, el Bessiberri, el Aneto... je, je...

Un beso a todos

Mónica