domingo, 1 de mayo de 2016

REFLEXIONES DE GEMA MERINAS: ENCUENTROS CON LA FELICIDAD. RAZONES PARA LA FELICIDAD


Aquel 26 de febrero, después de la comilona del domingo decidimos hacer una excursión por el campo, para “bajar la comida”

Y caminando por el monte, con el piso mojado por la lluvia del día anterior, di un resbalón y sufrí una caída (de esas tontas)  con la suerte de romperme el tobillo.

Cambio de planes: se acabó la excursión de forma más brusca de lo que hubiera sido deseable.

Y sin tenerlo planeado ni ensayado, se produjo un despliegue de medios y una puesta en marcha de la logística mejor organizada del mundo. Mis cuñadas se hicieron cargo de los niños, recogida y vuelta a casa. Mis forzudos hermanos me bajaron de la montaña en “la sillita de la reina”.  Mi marido fue a por el coche, y mi madre de apoyo y dirección.

Ya en el hospital con todo organizado, a quirófano.

Y en un “plisplas”, el tobillo en su sitio con tornillería y placa de refuerzo. ¡Qué más se puede pedir!
Unas horas de postanestesia y para casa.

El postoperatorio de un tobillo en una casa con escaleras no es lo más cómodo del mundo, pero desarrollé una musculatura en los brazos jamás conseguida.

Mi traumatólogo Juan y mi rehabilitadora Cari, se empeñaron en dejarme el tobillo como nuevo y casi lo consiguen, me lo retorcían, me lo flexionaban y me lo pellizcaban con mucha “gracia”,pero yo sabía que lo hacía por mi bien.

Formamos un buen grupo de “lisiados” en rehabilitación, cada uno con sus lesiones pero con alegría y buenapredisposición de recuperación. Pronto evolucionó a un grupo de repostería que nos endulzarían las mañanas con deliciosos bizcochos y tartas varias. Todo valía para amenizar la hora del ejercicio y animarnos mutuamente.

Y así con ese buen humor y con optimismo fuimos superando esas “lesioncillas” que sacaron lo mejor de nosotros mismos y de las personas que teníamos a nuestro alrededor y que compartieron este episodio con nosotros.

El 26 de marzo, unos con muletas, otros con brazos vendados y otros con collarín, organizábamos una comida para celebrarlo  y tener otro encuentro con la felicidad.


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