jueves, 7 de febrero de 2013

CRÓNICAS VIKINGAS DE MIGUEL: JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, ENTRE EL MIEDO Y LASBELLAS PALABRAS

Resulta muy interesante cuestionar nuestro punto de vista acerca del miedo (sea a lo que sea) y dejar de obsesionarnos por superarlo, y así poder pasar a un nuevo enfoque en el que sea el deseo de mejora, de superación, de vivir plenamente, lo que nos impulse e ilusione a trabajar para salir de ese entorno en el que muchos se sienten prisioneros del miedo.

No hay que tener miedo a nada. Este mensaje de Rafael sirve más de lo que podemos creer, es como ese “tú puedes”, que cuando te lo dice alguien que está convencido de ello, te cala y te lo crees, y entonces, haces o superas lo que tal vez unos instantes antes te parecía algo imposible.

¿Y si el miedo es insuperable?, ¿y si no puedo?, ¿y si me faltan las fuerzas...?, ¿y si...?, ¿y si...?. Nada, humo, humo molesto, es cierto, pero no imposible de superar. Y de no superarlo, pues eso, seguimos siendo personas bellas y muy valiosas, nunca lo olvidemos.

Pero tal vez debamos comenzar por una de las líneas de trabajo reflejada en numerosas ocasiones en este blog por Rafael y por Mónica, y hacerlo por el primer peldaño: dejar las necesidades para convertirlas en deseos, pero deseos de verdad, sinceros, que salgan de tu interior.

Porque después de todo aunque no lograses superar ese miedo que tan mal te trata, podrías seguir haciendo cosas estupendas por ti y por lo demás, puede que con esa molestia tan pesada del temor irracional, pero puedes; y si trabajamos nuestro diálogo interior, si nos dejamos de ataduras y necesidades y comenzamos a mirar nuestra vida desde un ángulo más sosegado (la mente en calma es muy buena receta...), iremos iniciando un buen camino.

Y si después de trabajarlo y trabajarlo resulta que el miedo no se marcha, pues no te preocupes en exceso, no eres el único que estando así, puede realizar cosas maravillosas.

¿Un ejemplo?, creo que puede valer perfectamente el de un Premio Nóbel de Literatura que vivió permanentemente afectado por el miedo. Hablo de Juan Ramón Jiménez. Vivió en una época en que el tratamiento de esta “dolencia” era muy diferente a los actuales, y a pesar de ese temor constante que nunca lo abandonó, logró realizar cosas bellas por él y por los demás, por todos nosotros. Y estoy seguro que a pesar de las limitaciones, disfrutó de su vida.

Juan Ramón Jiménez nació en Moguer (Huelva) el 23 de diciembre de 1881 en una familia con “posibilidades económicas” que le permitió disfrutar de una infancia tranquila, relajada y feliz, en su pueblo y rodeado por la naturaleza.

En estos primeros años se produce algo que posiblemente marcara al poeta: su internamiento en un colegio hasta terminar el bachillerato; lejos de su familia, con una disciplina muy marcada, la falta de esa libertad y de la vida con su familia, y crecer alejado de sus seres queridos, abrió las puertas a ese incordio del miedo.

Este ambiente y las lecturas religiosas hacen huella en él, especialmente la "Imitación de Cristo", de Tomás de Kempis, que le produce una honda impresión, que recordará siempre.

Y no queda ahí la cosa; más tarde viajaría a Madrid, donde conoció a Salvador Rueda, Rubén Darío, Benavente, Valle-Inclán, Azorín, Pío Baroja y otros grandes autores con quienes compartió numerosas tertulias literarias; pero es tal el cúmulo de sensaciones de este periodo, que seguramente ese miedo más o menos oculto va tomando forma y le obliga a viajar al balneario de Alhama de Aragón para tratarse de la “sobreexcitación producida por las emociones…”.

Al poco sucede un hecho que podríamos calificar como pieza clave en este miedo que le acompañaría para siempre: la muerte de su padre le provoca tal preocupación que llega a conmocionarlo hasta creerse que “la muerte la lleva a su lado”. Es una época de temores y preocupación constante en la que tan sólo se siente tranquilo en la presencia de algún médico, lo que le lleva a mudarse de casa para vivir justo al lado de un doctor amigo de su familia.

Y sigue el miedo… Al poco ingresa en el sanatorio para enfermos mentales de Burdeos para tratarse de “neurastenia y desequilibrio mental”, instalándose en la propia casa del médico del sanatorio y estando aislado del resto de pacientes.

A su regreso a España no ha dejado de lado sus miedos, por lo que directamente ingresa en el Sanatorio del Rosario, bajo la atención del doctor Luis Simarro.

Es tal la dependencia de “seguridad” que tiene el autor, que celebra las tertulias literarias con sus compañeros (Machado, Valle-Inclán, Rueda, Benavente…) en el mismo sanatorio, lugar donde creó de su aislamiento una verdadera fuente de inspiración y creación literaria para su valiosa obra; allí, precisamente, presentó su obra Rimas en 1902, y allí se decidió la creación de una publicación que pasó por ser la mejor revista de prensa de la época: Helios, en ella publicaron las mejores firmas del momento como Rubén Darío, Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, Benavente, los hermanos Machado, Azorín, Emilia Pardo Bazán, etc.

Tras salir del sanatorio se instala de nuevo en casa del doctor Sinarro (el miedo, siempre el miedo…), y desde allí comparte inquietudes con artistas de la talla de Emilio Sala y Joaquín Sorolla, además de con el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, con Giner de los Ríos al frente.

En 1905 regresa a su pueblo natal en busca de su total restablecimiento, algo que no lograría, siendo una etapa en la que el autor vive de forma muy austera pues la fortuna familiar se ha perdido y la pobreza llama a su puerta. Es una época triste y lamentable, llena de desazones, inquietudes y preocupaciones, en la que se agrava nuevamente su enfermedad y se siente hastiado de todo e inclinado al suicido. El miedo, ese miedo constante que lo atenaza, un miedo irracional muy intenso.

Aún rodeado de temores y presagios angustiosos, Juan Ramón publica desde su soledad diez libros de poesía entre 1908 y 1913 y es nombrado Miembro de Número de la Academia de Poesía Española de Madrid. Grandes cosas por los demás, y seguro que por él mismo.

No nos extenderemos más en detallar su vida rodeada de temores irracionales, su miedo continuó y lo mantuvo prisionero de por vida, con constantes recaídas y búsqueda de nuevos tratamientos en Europa y Estados Unidos.

Pero aún así su vida fue fructífera tanto en la literatura como en vivencias. Llegó a ser un enamorado de los viajes por medio mundo, ejerció la docencia y fue ponente en numerosas y prestigiosas universidades, y nos dejó un legado literario de increíble valía, más si tenemos en cuenta que toda su obra nació en convivencia con el miedo. Hasta obtener el Premio Nóbel de Literatura.

Posiblemente sin ese miedo todo habría sido de otra forma en su vida, en esto podemos estar todos de acuerdo. Y por la misma teoría, si alejamos el miedo de nuestro día a día, ¿viviríamos mejor?. Si la respuesta es sí, ¡manos a la obra vikingos!.

Miguel

“Mi libertad consiste en tomar de la vida lo que me parece mejor para mí y para todos; y en darlo con mi vida”. Juan Ramón Jiménez

10 comentarios:

  1. Miguel es genial!!! Muchas gracias!!

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  2. Muchas gracias. Lo mejor del miedo es que nos convierte en humanos y cercanos de los demas

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  3. Magnífico texto!! Muchas gracias por compartirlo!! El miedo solo es HUMO

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  4. Lo sarcástico de ese miedo que tenía a morir es que ahora están todos muertos : Juan Ramón Jiménez, todos sus colegas...y todos los médicos que le trataron.

    En cuanto a lo de "no tener miedo a nada", supongo que es un recurso literario que tiene como objeto provocar a los que tienen miedo a todo. Habría que matizar. La frase, en sí misma, es una distorsión cognitiva: pensamiento todo-nada o blanco-negro.

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  5. Querido Rafael,

    Antes de todo enhorabuena por tu libro "El arte de no amargarse la vida" que ha cambiado mi manera de ver mi vida y de ayudar a asimilar la repentina muerte de mi hermano en un accidente de trafico... por ello te agradezco enormemente.

    Te quería preguntar por la bibliografia que has utilizado en tu libro. libros de referencia para aprofundizar el metodo(¿Giorgio Nardone?), pueden también ser en italiano, francés o inglés mi madre es italiano y vivo en Luxemburgo.

    Mil gracias Rafael y un abrazo.

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  6. Me gustaria no tener miedo a nada. Creo que es un sentimiento que en el 90% de las ocasiones solo sirve para pasarlo mal, para atenazarnos, para crearnos ansiedad...
    Buscamos seguridad en nuestra vida, y no logramos aceptar(la mayoria), que la vida es imprecible, y que la vida no es como queremos que sea, que va por libre, y por más que seamos precavidos, y estemos alerta, solo conseguiremos no disfrutar de eso que tanto tememos perder. Una vida, un trabajo, un amor, una sensación...
    Acaba de morir una persona muy allegada a mi, luchó contra una enfermedad muy dídicil de curar, yo la cuide lo mejor que pude, vivi con miedo todo este tiempo y ahora se ha ido. El miedo no me ayudo en nada, solo en sentirme angustiado, y quizá en no dejarme ver que decisiones tomar. El miedo estaba en todas partes, a pesar de estar entrenado, ya me habia pasado más veces, no era la primera vez que se me iba un familiar cercano por una enfermedad.
    Ahora ha pasado eso que tanto temía y ahora el miedo se ha ido y solo queda tristeza profunda, sentimientos de soledad, de culpabilidad, aunque creo que no tengo culpa de nada, la cuidamos lo mejor que supimos y la enfermedad se la llevo.
    Se que yo me ire como ella, no tardando mucho, porque el tiempo pasa muy rapido, y la muerte forma parte de la vida, y eso me consuela. Espero aprender a ser fuerte, para no pasar miedo en lo que me quede de vida, para no dar importancia a cosas que no la tienen, para no estar cegado por por esa niebla que a veces nos envuelve y no nos deja ver lo maravillosa que es la vida.

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  7. Soy miguel rueda, no el autor de este maravillos post.

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  8. A Giorgio Nardone yo ya no lo sigo mucho y no recomiendo demasiado sus libros. Yo aprendí mucho con él pero creo que la terapia cognitiva al estilo de Albert Ellis es mucho mejor. Busca los libros de Ellis. Los hay en todos los idiomas!
    Un abrazo!!!
    Rafael

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  9. Jeje, muy bueno, Alberto!!! Tienes razón!!!

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  10. Buenísimo post, Miguel!!
    Es cierto, aún con neurosis, podemos hacer grandes cosas con nuestra vida. Así lo ha hecho Woody Allen y miles de otros y en su día, Winston Churchill, mi admirado Charles Darwin, etc., etc.
    Charles Darwin incluso decía que gracias al aislamiento social que le provocaban sus hipocondrías y demás neuras, pudo concentrarse en el trabajo de la forma que lo hacía y disfrutó con ello.
    Ahora bien: hoy en día, le hubiésemos quitado a Juan Ramón todos sus neuras en pocos meses!
    Abrazo!!
    Rafael

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