jueves, 22 de agosto de 2013

REFLEXIONES DE MÓNICA: CRÓNICA DE LA ÚLTIMA TERTULIA EN CÁDIZ.

Hola a todos, nuestros amigos de Cádiz no han descansado ni en agosto, os dejo con el resumen de la tertulia que tuvo lugar el pasado 16 de agosto en esa hermosa ciudad. Muchas gracias Montse por organizar esta tertulia y por compartir con todos nosotros este resumen.


Un beso a todos y muy pronto ya os informaremos de las próximas tertulias!!!, nos espera un curso escolar de tertulias fantástico!!!


Mónica


Resúmen de la 5ª Tertulia en Cádiz


¿Quién dijo miedo? El viernes pasado con una “jartá” de calor, los gaditanos nos reunimos abanicos en ristre en nuestra quinta tertulia. Mil gracias a todos los asistentes por estar ahí, por vuestras ganas y vuestro cariño, sois fantástic@s!


El simple hecho de estar juntos ya fue un ejercicio, puesto que “soportando” unos cuantos graditos más de los habituales hicimos una actividad de enfoque en nuestras prioridades al ignorar la pequeña incomodidad del clima bochornoso que estos días se ha extendido por todo el país. En invierno hace frío y en verano hace calor… quejarse es inútil, el termómetro se impone!


Eso sí, tampoco se trataba de fustigarnos, así que redujimos la duración de la tertulia a hora y poco. Empezamos repasando el contenido de las tertulias anteriores, los conceptos más importantes que Rafael va desgranando en profundidad en los capítulos siguientes. Como todos están ya colgados en el blog no voy a repetirlos ahora, sólo los nombro: apertura mental, línea de evaluación, diálogo interno, posibilidades de cambiar nuestra cognición y manera de hacerlo. Luego hicimos una pequeña introducción al tema de la siguiente tertulia, que estará dedicada a las capacidades que tiene nuestro cerebrito y que van a posibilitar ese cambio que tanto deseamos en pos de una vida emocional sana y feliz.


Finalmente, comentamos algunas técnicas que podemos llevar a cabo para ir aplicando lo que hemos aprendido hasta ahora y nos serán de inestimable ayuda para nuestro bienestar:




  • Mantenernos activos ejerciendo un control consciente de nuestros pensamientos deteniéndonos más a evaluar cómo evaluamos y menos a evaluarlo todo exageradamente!;

  • Emplear la escritura como técnica para ayudarnos a modificar nuestros esquemas cognitivos y creencias irracionales (A. Beck);

  • Basar nuestras acciones en nuestras prioridades y no en nuestras emociones: responder en lugar de reaccionar para ir entrenándonos en crear un futuro acorde a nuestros valores y no a nuestra carga emocional.

  • Utilizar el silencio para permitirnos calmar la cháchara mental y de paso relajar nuestro cuerpo. Unos minutitos diarios tienen un efecto grandioso.

  • Ejercitar el músculo de la diversión. T o d o s   l o s   d í a s !!!


Volveremos a vernos el 20 de septiembre para saludar el otoño con la cartera del cole repleta de proyectos e ilusiones.


Muchos besitos,


Montse

REFLEXIONES DE JULIO: PAPA NOEL!!!


Todos los años voy a El Salvador (Centroamérica), vivo durante un mes en un barrio de la capital, zona MS (Mara Salvatruchas). En la champa (chabola) donde nos encontramos está arriba del cerro, muy alto, por encima del nivel de la ciudad, por lo que no llega el agua, así que tenemos que bajar al río, llenar los cubos, ponerlos en la cabeza y subir cuesta arriba. Cuando me puse uno de esos recipientes redondos en la cabeza ¡casi me disloco el cuello! Jaja no podía dar ni dos pasos seguidos cuesta arriba ¡yo que boxeo, voy al gimnasio…! ¡Que vergüenza! Jaja. Sin embargo las niñas de allí lo subían como el que sube un cojín en la cabeza, y se reían de mí. En fin, quiero decir con esto que las condiciones de vida son muy duras, y algo tan básico para la vida como es el agua, escasea.

            En nuestra champa hay dos niños de unos 5 años, yo me quedaba observándoles jugar ¡que maravilla! Como se subían a los árboles, como usaban la imaginación y hacían de cualquier objeto un juguete ¡cómo se lo pasaban corriendo de arriba abajo! Pero entre todos esos juegos había uno que era su favorito, y era saltar y saltar en la cama, darse con las almohadas, tirarse uno encima de otro…en una champa no hay habitaciones, todos los miembros de la familia duermen en camas contiguas, y todas las camas juntas hacen una cama inmensa, donde los niños se lo pasaban pipa saltando y saltando.

            Aquel año pasé las fiestas de Navidad allí, y el 24 de diciembre, llegó al barrio una ONG occidental y anunciaron que iban a repartir juguetes a los niños. El día del reparto nos fuimos la madre, los niños y yo a hacer cola para recibir juguetes. A cada niño le daban un juguete, a nuestros dos niños le dieron un cochecito a cada uno. Cuando llegamos a la champa, se pusieron a jugar con los cochecitos, a los cinco minutos se aburrieron y los dejaron allí tirados, y se pusieron a saltar en el colchón. No volvieron a jugar con esos juguetes, porque simplemente no los necesitaban, porque sus juegos eran infinitamente más divertidos, porque no viven en un apartamento de 50 metros cuadrados, sino en un lugar con las puertas abiertas, árboles, selva, ríos, otros niños…

Me dio mucha lástima de la ONG y de los occidentales. Porque sin duda habían hecho mucho esfuerzo en llevar esos juguetes ¡estamos en zona salvatrucha! Y aquí no entra cualquiera. Y habían subido al cerro, y habían cargado no se cuantas camionetas llenas de juguetes, y no se cuantas campañas para recaudar dinero…  y seguro que aquellos voluntarios occidentales sufrían porque piensan que los niños pobres sin juguetes en navidad sufren ¡Esos niños que ni saben ni les importa quién es Papá Noel!

Cuando veo esas campañas navideñas de Antena 3, Telecinco, esas ONGs recogiendo juguetes… mostrando anuncios publicitarios con niños infelices porque no tienen juguetes… me entra la risa, porque simplemente no es cierto. Eso es una necesidad de los occidentales. ¿Os imagináis a un niño indígena recibiendo como regalo la Barbie rubia y el coche descapotable de Kent? Es una situación ridícula.

Pensar que un niño necesita juguetes para ser feliz es una creencia irracional (como diría Rafael jaja). Lo que necesitan es saltar, gritar, correr, revolcarse, explorar… y eso si que cada vez está más prohibido en nuestras sociedades occidentales, con nuestras leyes de “responsabilidad civil” (y nuestros seguros de vida), la obsesión de evitar todo tipo de riesgos, el miedo (también irracional) de los adultos a que los niños se rompan, se ahoguen, los rapten, los droguen, los violen… la “terribitis” (como diría también Rafael jaja).

Los niños y niñas en realidad solo necesitan dos regalos de los adultos para ser felices (y son gratis); raíces y alas.

domingo, 18 de agosto de 2013

REFLEXIONES DE MÓNICA: EL PASTOR Y EL MONJE BENEDICTINO

Santo Domingo de SilosHola a todos,  como todos los años por estas fechas os escribo desde un pueblecito de la provincia de Burgos, es un pueblo de la Meseta  en medio de campos y campos de trigo sin nada más..., la ciudad más cercana está a 30 km y encima es una ciudad muy pequeñita!!!

A mí me encanta venir aquí,  es como si estuviese en otro planeta!!! no hay coches, no hay gente, no hay ruido... me encanta pasear por esos campos, subir a los páramos y contemplar desde allí las vistas geniales de los campos de trigo, de girasoles y también de los pocos árboles centenarios que de tan en tan aparecen, esos árboles están solitos y sobreviven al paso del tiempo sin ningún tipo de cuidado... son realmente hermosos!!

Escribo este post porque en mi estancia aquí estos días he conocido a dos tipos de personas increíbles,  muy distintas entre ellas pero a la vez con muchos puntos en común, son personas emocionalmente muy fuertes.

El otro día paseando por la mañana me encontré en lo alto de un páramo en medio de la nada a un pastor con sus ovejas. Yo no me esperaba encontrar a nadie en aquel lugar y  sin embargo allí estaba él sentado debajo de un árbol, rodeado de sus perros y de sus ovejas. Después de saludarnos entablamos una conversación muy interesante, se levanta a las 5 de la mañana para sacar cada día a sus ovejas, y con ellas y con sus perros se va al campo prácticamente todo el día. Está solo todo el día viviendo la naturaleza, no tiene oportunidad de hablar con casi nadie, je, je bueno, con algún espontáneo como yo que aparece muy de tarde en tarde y ya está!!, esa es su vida laboral, en invierno pasa mucho frío y en verano mucho calor, pero como me dijo está contento con su trabajo, no se queja!!!

Dice que saca lo justito para vivir pero su única lamentación es que su oficio pronto desaparecerá, es el único pastor de la zona y le da lástima que cuando él se jubile su oficio no lo siga nadie. Su cara transmitía serenidad y tranquilidad, ahí estaba él tan feliz con sus animales, pensando en los corderitos que pronto nacerán... me encantó hablar con él porque sin necesidades estaba feliz!!!!, toda una vida en la naturaleza solo... nada más...

Este es mi primer personaje extraordinario y el segundo son un grupo de personas... el otro día fui a visitar el Monasterio Benedictino de Santo Domingo de Silos, yo no soy ni creyente ni católica, ni practicante ni nada de nada... pero me encantó conocer a esos monjes, me apasionaron, fue genial oír una de sus misas cantadas. Escuchar como cantan canto gregoriano es maravilloso..., pero lo más bonito fue lo que transmitían... una serenidad y una calma estupenda. Dejando a un lado el tema de la fe de esos monjes, su realidad es que viven sin grandes necesidades, dedicados a la oración, a su recogimiento y al trabajo en el monasterio, con muy poco son felices!!! y acaban cada día dando las gracias por el día vivido... Dicen los monjes benedictinos que el canto ayuda a manifestar el amor, los deseos y sentimientos que las meras palabras no llegan a expresar.

Sin duda son dos ejemplos de vidas en las que no existen las exigencias y si la aceptación incondicional de la vida.

Un beso a todos,

Mónica

martes, 13 de agosto de 2013

EDUCACIÓN AL ESTILO WINSTON CHURCHILL (extracto próximo libro)

En un mundo racional, el primer interés de los profesores sería enseñar “calidad humana”: cómo ser mejor persona, cómo entablar relaciones de amor y colaboración entre los demás. Sin duda, esa sería la asignatura principal -a mucha distancia de todas las demás.


El segundo interés sería enseñar a los niños a apreciar “el saber” como herramienta para el bien común, como herramienta para divertirse, no para competir. Por lo tanto, toda enseñanza debería ser opcional.


¿No sería ésta una escuela maravillosa?


Las experiencias con escuelas libres han sido un éxito rotundo. En Gran Bretaña, la famosa Summerhill lleva enseñando con este sistema más de sesenta años y los chicos que han salido de allí, aman a su escuela casi más que a sus padres. Y entre ellos, hay muchos insignes matemáticos, músicos y médicos; y también artesanos, electricistas y cocineros. Pero, sobre todo, se trata de personas armónicas, seguras de sí mismas y felices.


Hace poco, leí la autobiografía de una de los mayores personalidades del siglo XX, Sir Winston Churchill, primer ministro de Gran Bretaña durante la II Guerra Mundial, uno de los vencedores de Hitler. Churchill, a parte de político, fue escritor y recibió el Premio Nobel en 1953. Él mismo describe así su época escolar:


“Por fin llegó el día en que puse fin a casi doce años de colegio. Treinta y seis trimestres durante los cuales rara vez aprendí algo de interés ni utilidad. Volviendo la vista atrás, aquellos años forman el periodo más estéril de mi vida. Fui feliz de niño con todos mis juguetes en mi cuarto y he sido cada vez más feliz desde que me hice hombre. Sin embargo, ese interludio escolar arroja un sombrío y oscuro borrón en mi periplo vital.


En realidad, una educación prolongada, indispensable para que la sociedad avance, no es un proceso natural para el ser humano. Va contra su propio ser. A un chico lo que le gustaría es seguir a su padre en busca de alimento o una presa. Le gustaría hacer cosas prácticas hasta donde le permitieran sus fuerzas. Le agradaría ganar un sueldo, por pequeño que fuera, para contribuir a mantener el hogar. Le encantaría disponer de tiempo y aprovecharlo o malgastarlo como quisiera. Y entonces, quizás por las tardes, un verdadero deseo de aprender nacería de los chicos más prometedores. Pero, ¿por qué inculcarlo a la fuerza en los que no tienen interés?  Así y sólo así es como se abren las ‘ventanas mágicas’ de la inteligencia.

domingo, 11 de agosto de 2013

Magia en la consulta del doctor (extracto próximo libro)

Hace algunos años, visité al doctor Solá, jefe del servicio de anestesiología del Hospital Juan XXIII, en Tarragona. Me había invitado a su consulta para ver cómo la hipnosis clínica podía tratar casos de fibromialgia y dolor crónico. Me dejaron una bata blanca y me senté junto a él detrás de su escritorio repleto de informes y radiografías.


Llegó el primer paciente:


- Hola, Marisa. ¿Cómo ha ido este mes? –dijo el médico.


- ¡Bastante bien, doctor! He tomado muy pocos calmantes y he hecho muchas cosas: no he parado con las actividades de mi hija. Que si acompañarla a natación cada día, al inglés… ¡Esta niña hace tantas cosas que me tiene completamente ocupada!


- De acuerdo. Pues vamos a hacer nuestros ejercicios de relajación, ¿eh? –concluyó el médico.


Por “ejercicios de relajación” el médico se refería a un “trance hipnótico” en toda regla. En ese momento, le pidió a la paciente que cogiese un llaverito con dos dedos y alargase el brazo en toda su extensión. Con los ojos cerrados, la mujer escuchó las siguientes palabras:


- Estás muy relajada y tranquila. Fíjate en tu respiración. A medida que hablo, irás notando que las llaves pesan cada vez más. Cada vez más.


El doctor se expresaba con un tono profundo y un ritmo lento que relajaba extraordinariamente. Yo mismo notaba el efecto de su voz en mi sistema nervioso.


En unos segundos, Marisa dejó caer el llaverito –paff- y se quedó con el brazo extendido, rígido. Estaba hipnotizada. Me fijé en su rostro: había empezado a sudar y toda la musculatura estaba suelta, relajada. Tenía un aspecto rejuvenecido, con menos arrugas. ¡Y todo es cambio sucedió en menos de 5 minutos desde que entró por la puerta de la consulta!


Entonces, siempre con su voz lenta y profunda, el médico añadió:


- Durante las próximas semanas y meses, te vas a encontrar muy bien: libre de dolor. Vas a poder hacer vida normal: llevar a tu hija de aquí a allá, hacer las tareas de la casa, ir de compras. ¡Qué bueno es sentirse bien!


Toda la consulta duró unos diez minutos y cuando la paciente se hubo marchado, el doctor me explicó:


- Con todas las personas que verás hoy, la hipnosis es muy rápida porque ya están entrenados. Lo hemos practicado muchas veces y tienen facilidad para entrar en el trance. Y fíjate en los resultados: Marisa toma una quinta parte de la medicación con la que llegó aquí y se encuentra mucho mejor. Su calidad de vida ha mejorado enormemente.


Efectivamente, todos los pacientes que vi aquella mañana estaban encantados con el doctor Solá. La mayoría –sino todos- afirmaba que hacía muchos años que no se encontraban tan bien. Por fin habían recuperado su vida. La mayoría aún sentía dolor, pero de mucha menos intensidad que antes del tratamiento y, sobre todo, con menor ingesta de fármacos. Todos detestaban tomar calmantes porque les “atontaban” y “aplanaban” la existencia.


El doctor Solá practicaba la hipnoterapia para paliar el dolor y demostraba, día a día, que la experiencia del dolor puede cambiar radicalmente porque está mediatizada por nuestras creencias. La hipnosis no es más que una comunicación muy convincente y lo que hacía el doctor era ayudarles a perder el miedo al dolor.


Como veremos a continuación, una misma persona puede experimentar mayor o menor dolor dependiendo de lo que se diga acerca del mismo. Todos nosotros podemos aprender a hacerlo y sin necesidad de hipnosis.


Las personas más fuertes lo hacen todo el tiempo. Disminuyen su percepción del dolor gracias a su manera de entenderlo. Esto es, el dolor no es algo tan desagradable, no limita totalmente la vida porque, aún experimentándolo, siempre podemos hacer cosas positivas que nos darán satisfacción. Podríamos afirmar: “¡Viva la vida, pese al dolor!”