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miércoles, 12 de octubre de 2016

REFLEXIONES DE PILAR G. VADO: EL ESTRÉS


Hace unas semanas asistí a una conferencia sobre el estrés. Cuando llegó el momento de las preguntas, una chica comentó que ella vivía permanentemente estresada, no porque tuviera demasiadas obligaciones en su vida, sino porque quería aprovechar tanto su tiempo libre que cargaba su agenda con un sinfín de actividades de ocio, eso la obligaba a salir a toda prisa de una para llegar a tiempo a la siguiente (de hecho llegó tarde y corriendo a la conferencia).

El ponente le respondió que no debía preocuparse por ello, porque en su caso el estrés lo originaba el deseo de hacer muchas actividades que ella misma había elegido y que además disfrutaba haciendo, y que por lo tanto, eso no suponía ningún problema.

Yo discrepo: el estrés continuado, independientemente de que lo cause el ocio o la obligación, es perjudicial para la salud y a la larga siempre pasa factura. Esta chica, al igual que le sucede a muchísimas personas, pretendía "aprovechar" al máximo su tiempo intentando hacer muchas más cosas de las que podía. A menudo realizamos nuestros quehaceres apresuradamente, con el único propósito de quitárnoslos de encima, conseguir el resultado lo antes posible y así poder pasar a otra cosa. Si revisamos nuestra lista de actividades, comprobaremos que hay muchas que podemos suprimir. Es conveniente establecer prioridades y hacer menos cosas pero hacerlas relajadamente, con entusiasmo y, sobre todo, disfrutando.

Con frecuencia buscamos tener ocupadas todas y cada una de las horas del día, para así evitar el tan temido aburrimiento. Hay muchas personas que si pasan un rato sin hacer nada, se sienten culpables porque consideran que pierden el tiempo, pero disfrutar de nuestra propia compañía en silencio, lejos de ser algo malo y aburrido, es muy saludable porque nos ayuda a descansar, a relajarnos, a comprender el pasado, a proyectar el futuro, y a desarrollar la imaginación y la creatividad. Si no estamos acostumbrados a experimentar la sensación de no hacer nada, quizá al principio nos resulte un poco incómodo y aburrido, pero en cualquier caso, el aburrimiento nunca ha matado a nadie.

Hay muy pocas situaciones realmente estresantes, en la mayoría de los casos, el estrés nos lo provocamos nosotros mismos porque nos sentimos incapaces de estar a la altura de las exigencias que nos imponemos: ser padres perfectos, excelentes profesionales, buenos amigos, hijos ejemplares, saber muchos idiomas, ganar más dinero, tener una vida interesante, alcanzar un determinado estatus social, tener la casa impecable... Para lograr todo esto nos faltan horas en el día y energía.

Vivimos en una sociedad que fomenta la competitividad y la eficacia, y eso nos empuja a aumentar el nivel de autoexigencia. Creer, equivocadamente, que más es mejor, hará que entremos de lleno en la espiral de la hiperexigencia. Para llegar a ser súperhombres o súpermujeres, tendremos que marcarnos expectativas cada vez más altas e imposibles de conseguir, lo que nos generará más estrés e insatisfacción.

Hay que salir de ese círculo vicioso cambiando las exigencias por preferencias y aceptándonos a nosotros mismos como seres imperfectos y falibles. Tal vez no seamos, por ejemplo, los mejores padres del mundo ni tampoco unos trabajadores modélicos, pero no necesitamos ser perfectos en todo lo que hagamos para llevar una vida tranquila y plena, basta con hacerlo honestamente y lo mejor que podamos.

Si nos liberamos de la prisa y de la hiperexigencia, conseguiremos disfrutar de todo aquello que hagamos y desterraremos para siempre el estrés de nuestras vidas. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Un nuevo programa de "Para todos la 2": "Bajarse de la ansiedad"

Hablamos de dos técnicas para quitarse la ansiedad generalizada: "ralentizar" y "disfrutar del presente", dos habilidades que de verdad nos dotan de paz.


http://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2-entrevista-rafael-santandreu-combatir-estres-ansiedad/2054623/


Abrazo,


Rafael

lunes, 24 de septiembre de 2012

REFLEXIONES DE MÓNICA: LAS TEMIDAS 7:30

Hola a todos, hoy quería compartir con vosotros un tema que me ha preocupado mucho estas últimas semanas, y me ha preocupado mucho de manera muy absurda como veréis a continuación. Ahora la verdad que me resulta hasta cómico!

El hecho es que yo llego tarde a todos los sitios, sí, así es. Cuando Rafael lea este post alucinará porque creo que una de las pocas veces que he sido súper puntual era cuando hacía terapia con él. Ah!, en las tertulias también soy puntual!!

Mis amigos, familiares.... ya saben que yo soy súper impuntual  y demuestran tener mucha paciencia conmigo... hasta el punto que ya cuentan con mi impuntualidad a la hora de fijar las citas y si quieren quedar a las 11:00 pues a mí me dicen de quedar a las 10:30... je, je... menuda paciencia... Familiares y amigos me aceptan así, con mi impuntualidad. Pero hace un par de semanas en el trabajo cambiaron el horario con las instrucciones también, de que se iban a poner muy estrictos con el tema del horario y, que minuto que se llegara tarde lo iban a descontar de la nómina. Hasta ese momento habían sido flexibles y nunca se habían metido con la puntualidad si al final hacías las horas establecidas.

La verdad es que no soy impuntual a conciencia, no sé, responde a una mala organización del tiempo, pero ni mucho menos yo quiero ser impuntual. El hecho es que con mi nuevo horario la entrada es a las 7:30 de la mañana, ni un minuto más ni un minuto menos.

Pues bien, no veáis el estrés que he llevado estas dos semanas con la historia del horario. A mí misma me ponía la exigencia brutal de que o sí o sí a las 7:30 tenía que entrar y como lo veía tan difícil pues aún me metía más presión. Es una combinación del "tengo que", en este caso "tengo que entrar a las 7:30" y el "no voy a poder, es imposible". La suma del "tengo que" + "no voy a poder"= ANSIEDAD. Lo que ocurre cuando tenemos emociones exageradas ante un acontecimiento es que nos bloqueamos y entonces, no podemos pensar con claridad y mucho menos de manera racional. El hecho es que durante esas dos semanas hasta incluso he dormido mal!!!, me iba a la cama con la presión de que me tenía que levantar pronto y espabilar en dormirme porque era intolerable llegar tarde... Resultado: No me podía quedar dormida!!!, y me dormía a las tantas..., eso sí, he llegado todos los días a las 7:30... hecha polvo pero a las 7:30.

Cuando tienes ansiedad no ves las cosas con claridad, lo mejor es dejar que se pase y nosotros seguir con nuestro trabajo, con nuestros deberes racionales: Lecturas, reflexiones... así cuando la ansiedad baja somos capaces de cuestionar nuestras irracionalidades y machacar nuestras exigencias.

En mi caso todo se rebajó cuando hice la siguiente reflexión profunda: En el fondo no es tan importante entrar a las 7:30, ser impuntual no es tan grave, lo peor que podría pasar es que me llamaran la atención en mi trabajo, me rebajaran el sueldo por mi impuntualidad o bien me echaran. Pues bien, ninguna de esas circunstancias es tan grave. Ya sé que me podéis discutir lo siguiente: Tal y como está el trabajo hoy en día no se está para hacer el tonto... sí, tenéis razón, pero elevar el llegar a las 7:30 como si fuera una cuestión de vida o muerte es muy irracional. Además elevando a este súper grado de importancia esta circunstancia lo que consigo es boicotear mi objetivo de llegar puntual (ponerme nerviosa, dormir mal...). Si nos metemos presión lo que conseguiremos es tener ansiedad que además de ser incómoda no nos va a ayudar.

Es bueno intentar llegar puntual, claro que sí, pero si no se consigue no pasa nada, no se va a acabar el universo, ni mucho menos!!! Fue hacer esta reflexión y me liberé de toda presión, las cosas se intentan y si no se consiguen pues tranquilidad!!!!, no somos perfectos y con nuestras imperfecciones nos tenemos que aceptar, claro que sí!!!

Paralelamente a esto trabajé las cosas buenas que tiene entrar a las 7:30, en un principio no veía nada bueno, pero me esforcé un poquito y lo acabé viendo: Si entro pronto puedo salir antes, puedo ver el despertar de la ciudad que es  muy bonito, circular en Barcelona con la moto a esas horas es súper tranquilo, veo la ciudad desde otra perspectiva... Con esto quiero decir que si nos esforzamos somos capaces de ver las cosas buenas de los acontecimientos que se nos presentan, o como mínimo, mantenernos neutros sin emociones exageradas.

Venga, a esforzarnos en ver la parte positiva y en quitar importancia a las cosas que nos suceden. Hay que esforzarse un poquito y, así todos los acontecimientos los podremos girar. En mi caso se trata de intentar entrar a las 7:30 pero con alegría!! y si no, pues entrar a las 7:45 pero también con alegría!!!

Un beso a todos,

Mónica