REFLEXIONES DE MÓNICA: APRENDIENDO CON ALBERT ELLIS.

Bueno chicos, no veáis el tiempo que hace que no hablamos de nuestro querido amigo Albert Ellis, esto no puede ser, ya es hora de que retomemos sus enseñanzas. En este artículo vamos a ver cómo Albert Ellis trata el tema de las creencias irracionales y las exigencias que nos inventamos, y cómo nos da argumentos para desmontarlas.

Las creencias irracionales que tenemos, como ya hemos dicho en muchas ocasiones, las podemos agrupar en tres grupos:

-       Debo hacer las cosas bien.

-       La gente me debe tratar bien.

-       Las cosas de la vida me deben ser favorables.

Todas estas cosas está bien desearlas pero no exigirlas. En el momento en que las exigimos tendremos tendencia a amargarnos nosotros mismos la vida, empezaremos a verlo todo horrible (terribilitis), tendremos ataques de “no lo soporto” y nos condenaremos a nosotros mismos y a los demás. Ocurrirá que cuando no hagamos las cosas tan bien como esperábamos y cuando la gente y la vida no nos trate como nosotros esperábamos, en nuestro diálogo interno nos diremos cosas como estas: “Soy/es horrible y terrible”, “no lo puedo soportar”, “soy/es una persona indigna e inútil”, “el mundo, la vida son horrorosos”.

Nuestras exigencias las tenemos que transformar en preferencias y podemos demostrar que esas exigencias no se sustentan de ninguna de las maneras, podemos cuestionar todas nuestras creencias irracionales (exigencias):

-       Cuestionar los “todo es horrible”:

Está claro que no todo es horrible porque nada es al 100% malo, todo siempre puede ir a peor. Yo podría aún hacer las cosas mucho peor de las que las he hecho, la gente me podría tratar mucho peor de lo que me trata y, las circunstancias que me presenta la vida también pueden ser siempre peores. Por tanto, no tenemos que perder de vista que nada con lo que nos encontremos será 100% malo. Y no existe nada que sea 101% malo, nosotros a veces exageramos y lo pensamos pero no es real, nada puede ser más malo que el 100%.

Además calificar así las cosas no nos lleva a nada, sólo a fastidiarnos aún más. Por tanto hay que definir las cosas como “malas” o “desafortunadas” pero no como horribles porque calificar así las cosas nos llevará a sentirnos más desgraciados.

-       Cuestionar los “ataques de no lo soporto”:

¿Dónde tenemos la prueba de que no podemos soportar las condiciones muy incómodas, fastidiosas o injustas?. No existe ninguna prueba, estos ataques de “no lo puedo soportar” nos los inventamos. Porque si realmente alguna situación no la pudiéramos soportar nos moriríamos y eso no ocurre, nunca nadie se ha muerto de incomodidad, frustración o injusticia. Además con estas afirmaciones lo que nos estamos diciendo es que si eso, que no puedo soportar ocurriera, nunca más podría volver a ser feliz o disfrutar y, eso no es verdad. Por tanto puedo soportar casi cualquier cosa que no me guste.

-       Cuestionar la condenación de uno mismo y de los demás:

A menudo podemos hacer, nosotros mismos y los demás, cosas tontas, absurdas, inútiles... pero no por eso todo nuestro ser o el de los demás va a ser 100% malo o inútil, eso es una exageración que no se sustenta de ninguna manera.

Ante cualquier adversidad podemos hacer lo siguiente: Si podemos cambiar esa adversidad cambiarla, si no podemos cambiarla aceptarla. Pero sobre todo lo que tenemos que dejar de hacer es quejarnos o  calificar lo que nos sucede como horrible, porque esas calificaciones sólo nos van a llevar a empeorar nuestra situación, no nos van a ayudar a buscar una solución.

Somos nosotros los que decidimos si queremos sufrir o no, ante los acontecimientos que nos va presentando la vida.

Un beso a todos,

Mónica