martes, 9 de agosto de 2011

CARTA DE IRIS: La ansiedad es una cosa del pasado

Hace unas semanas, alguien me llamó por teléfono a primera hora del día y me dio una hermosa sorpresa.


- Hola, soy Iris. No te acordarás de mí, pero fui tu paciente hace  años.
- Iris... Iris... No me acuerdo. Lo siento. Sabes que soy el tipo más despistado del mundo -le respondí mientras intentaba hacer memoria a toda prisa.
- Pues nada, te llamaba para decirte que estoy súper bien. Soy feliz -me dijo.
- ¡Fantástico! ¿Cuánto hace que viniste a verme? -pregunté todavía intentado acordarme.
- Hace cinco o seis años. Tenía un problema de ansiedad gordo y bueno, te quería decir que estoy genial desde entonces. Soy madre soltera y encantada de la vida -decía con voz alegre.
- Me encanta que estés encantada -dije.
- Sólo darte las gracias. Oye, y que sepas que muchas veces me acuerdo de ti. No sé explicarlo, pero aunque fue una terapia breve, en esas once sesiones se estableció un vínculo muy estrecho... y es como si te llevase al lado muchas veces en mi vida.


Como a los viejos profesores, no hay nada que nos guste más a los psicólogos que nuestros antiguos pacientes nos cuenten lo bien que les va en la vida. Así que me quedé encantado con las palabras de Iris. Y, como soy un tanto audaz, le pedí que escribiese unas palabras en nuestro blog para que aprendamos que la ansiedad, por fuerte que sea, se puede superar completamente en poco tiempo. Ahí van sus palabras que recibí ayer:


Creo que tener ansiedad es lo peor y lo mejor que me ha pasado jamás.
Mi primera crisis la tuve con apenas 20 años. La recuerdo como 12 horas de miedo e incomprensión, porque tardé bastantes meses en ponerle nombre a aquello que me ocurría. Con el tiempo la sensación se tornó más profunda y compacta y ya pude definirla.


El prólogo era un latigazo en el estómago y, con el paso de los años, esto ya era suficiente para salir corriendo de dónde estuviera, literalmente.


Como decía, el aviso era un latigazo en el estómago y después aparecía algo similar a un hormigueo rápido por todo el cuerpo.


No era capaz de comer ni beber nada y, en ese momento, lo físico se mezclaba con lo mental y aparecía un nerviosismo intenso por el hecho de tener una de esas crisis.


Necesitaba ir al baño a cada minuto, y eso hacía que me pusiera más nerviosa ya que las personas con quien estaba en ese momento seguro que se daban cuenta de mi extraña conducta.


Llegados a este punto me iba de donde estuviera. Una vez en casa, parecía que se calmaba pero no era así, el abdomen se me endurecía y en ese momento sentía la “bola”. Era lo más parecido a tener una esfera de energía alojada entre el pecho y la barriga que luchaba por salir.


Por supuesto no conseguía hacerlo. Náuseas, vómitos, diarrea, frío, calor, terror… mucho terror.


Y lo que menos te ayuda en ese momento es que alguien te diga que te tranquilices, aunque lo haga con la mejor intención del mundo.


Yo me pasé cinco años así, empeorando poco a poco.


Los pequeños malestares del principio se volvieron infiernos: dejé de tener sexo, luego dejé de comer con gente, luego dejé de salir de noche y, al final, abandoné mi vida social casi por completo.


A pesar de todo esto, aún tuve fuerzas para atreverme a hacer cosas: tener una pareja, estudiar, hacer deporte... pero mi vida era una demencial montaña rusa: a veces te encontrabas bien, como en la parte alta de la montaña... otras, en la parte inferior, con amenazas constantes a tu alrededor.  


Mi punto de inflexión fue una fiesta sorpresa por mi 25º cumpleaños. Recién terminada la cena los invitados pasaron a una salita con sillones a tomarse el café. Fue en ese momento, mientras todos reían y hablaban, ajenos a todo, que me quedé observándolos desde el quicio de la puerta. Recuerdo el fuego de la chimenea invadiendo con su luz toda la estancia, la calidez que desprendía, y en ese instante lo tuve claro, me había alejado de todo aquello: de las risas, del cariño, de la gente que me importaba y a la que importaba.


Así que al día siguiente rebusqué un pedazo de papel que guardaba desde hacía dos años y en el que había un nombre y un teléfono.


Con cierto recelo y un sinfín de dudas empecé la terapia.


No mentiré diciendo que fue fácil, aunque ahora me lo parece, pero si diré que fue la decisión acertada, la única posible.


No se trataba de buscar culpables, ni siquiera de ahondar en los porqués , simplemente mirar hacia delante, superar las adversidades y entender que, a veces, las peores cosas ocurren para que crezcas.


Ahora, casi seis años después de terminar la terapia, percibo la vida de otro modo y es que aprendí a gestionar mucho más que la ansiedad, aprendí a no obsesionarme con el control, a dejar que las cosas fluyan, a poner remedio cuando sea preciso, ni antes ni después, y digo que aprendí aunque quizá lo más exacto sería decir que lo absorbí, pasó a formar parte de mi.


Quizá por eso ahora soy madre soltera, vivo con mis padres, me he quedado sin trabajo, y sonrío cada día, por que cómo decía alguien: "estoy jodida pero contenta".


Una última reflexión: mi profesora de canto solía decir que la voz debe fluir sola, no hay que conducirla, no hay que presionarla ni bloquearla, simplemente ofrecerle un camino por el que salir y empujarla un poquito desde la base.


La gestión de las emociones se me antoja igual, no hay que darle muchas vueltas, simplemente dejar que circulen.


Un abrazo a todos/as:
Iris

6 comentarios:

  1. Yo tengo ansiedad desde hace casi 20 años y me medico, muy poco, pero cuando lo dejo mi cuerpo lo nota. Durante años he luchado contra la medicación, quería resolverlo sola, aun sabiendo que había mucho de genética en esta enfermedad que se apodera de ti y que poco a poco controla tus pasos y empieza a limitarte sin más.

    Bueno, yo he conseguido hacer vida normal, estudié una carrera, dos postgrados, tengo dos pequeños maravillosos y un compañero de vida, mi marido, que siempre ha creído en mi y quien me ha ayudado a ser fuerte y a tirar para delante, porque sí se puede.. Hice una terapia dos años y me fue fantástico. Ahora de vez en cuando, sigo teniendo miedo y sensación de ansiedad, pero ya no dejo que me domine, ni me limite. Y si necesito hablar con un profesional, tengo la suerte de contar con mi médico internista que también es fisioterapeuta. Animo a todas aquellas personas que estén pasando por algo igual a que se pongan en manos de un especialista y tomen medicación si es el caso, porque esto más que superarse, se puede controlar. El truco es tener claro, quien somos y qué cosas nos afectan para coger los caminos adecuados en nuestra vida. Como dice mi médico, uno no puede controlar lo que le sucede ni la emoción que genera, pero sí puede reflexionar y decidir un camino. Yo he decidido el camino de la felicidad y para eso todos los días lucho contra mis miedos, mis demonios y todo aquello que me podría estropear la vida que he escogido y que es muy buena. Gracias por compartir tu experiencia Iris, Ojalá podamos ayudar a muchas gente.

    Eu.

    ResponderEliminar
  2. A mí me ocurrió algo parecido.
    El cambio no se consigue sin esfuerzo que por cierto, se suaviza con el hábito. Hay que trabajar a diario para progresar. Aunque podemos recaer, el bienestar obtenido es inmenso.
    Hay que digerir lo aprendido, dejarlo reposar, integrarlo en tu forma de pensar, sentir y ponerte a prueba.
    Existen métodos que me prometen que aprenderé solfeo en diez días. Lo que se aprende se puede olvidar, lo que se comprende no se puede “descomprender”.
    También cambia la percepción del entorno y te das cuenta de que con tu actitud puedes influir para mejorarlo.
    Iris, quizás en la evolución en positivo sea un punto sin retorno.
    Y es que cuando aprendes a ir en bici o nadar….no se te olvida tan fácilmente.

    ResponderEliminar
  3. Felicidades Iris por tu trabajo, además ha sido un trabajo personal importante porque con tan pocas sesiones con Rafa y que hayas sido capaz de integrar tú sola todos los conocimientos tan rápido, es sin duda para felicitarte. El proceso de la ansiedad es tan curioso... cómo cuesta a veces ver que la solución al problema justamente está, en darse cuenta que la ansiedad es un problema muy, muy pequeño y muy poco importante. Es sólo humo y como el humo se puede ir fácilmente, pero para ello hay que trabajar.

    Quien lea este blog y tenga ansiedad tiene que convencerse de lo siguiente: "esta incomodidad tan poco importante no me va a limitar en nada en mi vida, yo voy a seguir haciendo mis proyectos y mi vida normal y si me tengo que morir pues me muero, pero siguiendo con mi vida normal". De hecho de algo tenemos que morir, no?. Hay que perder el miedo a tener miedo, no darle importancia y trabajar en convencernos que es un problemilla muy poco importante puesto que es HUMO!!! Qué suerte tener ansiedad y no otra enfermedad!!

    Además incluso teniendo ansiedad generalizada o ataques de pánico toda nuestra vida podemos ser también muy felices, puesto que siempre se acaban pasando y nos permiten hacer muchas cosas. Lo curioso de todo esto es que si interiorizamos estos pensamientos la ansiedad se va, porque entonces perdemos el miedo a tener miedo y todo el malestar desaparece!!!

    Como dice Iris y Manuel hay que trabajar, no es tan sencillo y durante el trabajo hay recaidillas, pero rápidamente se vuelve a hacer este razonamiento y ya está todo solucionado!! Tener ansiedad es una oportunidad para aprender una nueva manera de pensar que te cambia la vida.

    Un beso a todos y ánimos para todos aquellos que tengan ansiedad. La ansiedad si se trabaja se va!!!!

    Mónica

    ResponderEliminar
  4. Hola, Eu!
    Gracias por tu mensaje sobre la ansiedad. Nos va muy bien que la gente explique sus experiencias. Pero sólamente permíteme hacer unas correcciones para que los lectores aprendan más:

    - La ansiedad sí se va del todo. Completamente. Te podría citar cantidad de casos ilustrativos: he tratado a deportistas extremos que han tenido que para su carrera durante unos años y luego han vuelto a competir perfectamente, ya te digo, en deportes extremos!

    - Los ataques de pánico no tienen un fundamento genético. La ansiedad general o la tendencia a los nervios sí, pero eso es diferente. Cualquier persona puede desarrollar ataques de pánico si se dan las circunstancias: ¡a no ser que no se asuste porque conoce el tema!

    - La gente que se trata completamente no vuelve a tomar medicación alguna.

    - Tu has hecho un buen trabajo, pero me da la impresión que más bien conductual y no cognitivo. El trabajo más profundo es cognitivo: de pensamientos, como dice Mónica en su comentario. Ya explicaré en un post qué diferencia hay entre trabajo cognitivo y conductual... El conductual está bien, pero siempre deja trazas del miedo. El cognitivo, si se hace bien, no. Y la combinación de ambos con más acento en lo cognitivo: genial.

    Un beso!! Y gracias a todos por vuestros comentarios veraniegos!!!
    Rafael

    ResponderEliminar
  5. Hola a todos! Es gustazo saber que siembre estáis ahí!
    Yo también soy de las que he padecido ansiedad, no con ataques de pánico, pero sin con numerosos síntomas que hacen que te conviertas en tu propia sombra y que tu vida se convierta en un desastre.

    Creerme se de lo que hablo, y os entiendo perfectamente a todos, me veo reflejada en casi todos vuestros comentarios. Afortunadamente, y después de algunas sesiones con Rafa, ahora ya sé que la solución está en mis manos y que únicamente perseverando en la idea de que yo soy quien controla mi estado de ánimo, y mi estado físico y no él a mi conseguiré continuar saliendo adelante ganándole la batalla.

    Con el tiempo te familiarizas con los síntomas y si no les das importancia, sigues con tu vida aunque sea a un ritmo mas tranquilo y sobre todo no luchas en su contra, pasarán….
    La clave está, en como decía Iris, en dejar que fluyan, están ahí, pues vale que estén.. si hoy te encuentras un poco peor no pasa nada, mañana será otro día todos tenemos días mejores y peores, las recaídas son malas pero nos ayudan a que cuando volvemos a salir de esos baches seamos más fuertes para que la próxima duré mucho menos.

    Rafa me comentaba que una recaída te puede durar una semana, pero si sigues adelante, te levantas y perseveras en el trabajo de autoconfianza, si consigues inculcarlo cada vez más hondo en tu cabeza y pensamiento, acabará siendo una costumbre, y la próxima recaída durará solo tres días en lugar de una semana, seremos más fuertes y finamente conseguiremos que los malos ratos sean solo eso, ratos….

    Por favor no desaniméis, recordar siempre la frase de Albert Ellis:

    “Nos sentimos como pensamos, luego podemos controlar como nos sentimos”

    Esta en nuestras manos, solo hace falta que nos demos cuenta y trabajemos con ello.

    Un besazo a todos

    Silvia

    ResponderEliminar
  6. Hola!

    Hace unas semana que estoy leyendo artículos de tu blog intentando buscar alguna solución a este problema llamado "ansiedad".
    Tengo 29 años y es la primera vez que la padezco, os explico un poco como me apareció por primera vez.
    He estado un par de años con problemas a nivel sentimental con una antigua pareja y cuando pensaba que ya todo estaba solucionado y mi vida era "perfecta", cuando ya habia visto la luz y por fin podía pensar y sentir que ya todo está bien, de repente un dia me levanto con miedo, temblor de piernas, diarreas... vamos lo que conocemos por ansiedad.
    Así llevo desde principios del mes de Octubre pero la realidad es que este miedo lo relaciono con hacerle daño a mi actual pareja, la persona que más quiero.
    Siempre he tenido mucho miedo a las enfermedades mentales, soy enfermera y cada vez que veo a un paciente psiquiátrico me pongo nerviosa. No sé cómo superar y cómo enfrentarme a este miedo, no puedo ver películas de asesinatos, ni noticias de maltratos, nada relacionado a personas con enfermedades mentales. Antes tampoco me gustaba verlo pero ahora cada vez que escucho algo de eso me pongo nerviosa y me vienen a la mente pensamientos negativos de que yo voy a tener alguna enfermedad de esas.
    He intentado ir al psicólo 2 veces pero al final siempre me he hechado para atrás por el mismo miedo a las "etiquetas diagnósticas" de "trastorno obsesivo, trastorno compulsivo..."
    Me he leido tu libro de "el arte de no amargarse la vida" y la verdad es que me ha ido muy bien, estoy mucho mejor que al principio pero aun así yo no me encuentro "como siempre", no se verme a media luz, ya que soy una persona muy alegre y muy positiva ya hora mi problema e sque no me reconozco con esta actitud.

    Qué me aconsejas que haga???

    Muchas gracias.

    Imma

    ResponderEliminar