
Los chicos siempre están de broma, vacilando, de juerga… pero de repente, se habían acabado las bromas, los vaciles, la juerga adolescente… como si viendo la cara de susto del niño de 8 años, los ojos rojos de llorar de la Charito, y la furgoneta que transportaba lo que había quedado del desahucio… les hubiese dejado mudos, como si se hubiesen dicho “Hostias, esto va en serio”… y todos, absolutamente todos los chicos que habían terminado la clase de boxeo comenzaron a ayudar con la mudanza, sacaban cosas de la furgoneta y las subían a la habitación de arriba, donde se instalaría la Charito con su hijo. Nadie reía, ni gastaba bromas, los chavales estaban completamente serios.
Les dije a los más pequeños;
-Ya podéis iros, no os preocupéis, ya lo terminamos nosotros
-No Julio, nosotros nos quedamos
Muchas personas, dentro de los movimientos sociales, me han criticado por no enseñar o educar a los chicos en la “doctrina” anticapitalista, en la injusticia del sistema, en la conciencia de clase…
Pero para mí, las injusticias deben ser vividas, no leídas. ¿Por qué explicar en una pizarra lo que se puede explicar, ver, sentir, vivir… en la vida misma?
Ver a una madre llorando con su hijo de 8 años, desorientados y asustados mudándose a vivir a una habitación en un local… habla por si solo. Creo que jamás olvidarán los chicos lo que significa y lo que conlleva la palabra “desahucio”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario