domingo, 23 de junio de 2013

“SOLTAR LAS NEURAS” (extracto de mi próximo libro)


Recuerdo que una ocasión vino a verme Fernando. A sus veinticuatros años estaba desesperado porque su novia le había dejado hacía unos seis meses y él no paraba de sufrir.


 Fernando era un tipo genial: sensible e cariñoso. Era muy fácil cogerle afecto. Yo le trataba como si fuese mi hermano pequeño. Fernando era recién licenciado en la Facultad de Bellas Artes y ya un escultor con trabajo –cosa difícil en el mercado del arte-. Era bien parecido con su negro cabello largo y sus pintas ligeramente siniestras. Tenía muchos amigos, le apasionaba la música y los viajes a los países nórdicos. Pero su hiper-romanticismo lo mataba.


 A veces, me decía:


-          ¡Pero la vida sin amor no vale nada!


 Se refería, claro, a un gran amor sentimental.


Estuvimos trabajando duro durante muchas sesiones y al final, un día, acudió diciéndome:


-          Rafael, por fin lo he entendido. Estas dos últimas semanas he estado muy bien.


-          Pues, dime: ¿qué has comprendido entonces? –le pregunté a modo de examen.


Fernando me miró sonriendo. Sus grandes ojos negros mirándome fijamente. Y lo primero que hizo fue extender el brazo hacia un lado. Al final, cerraba el puño como si guardase algo dentro. Y, de repente, lo abrió con un gesto como quien tira un papel al suelo.


-          Tengo que tirar la estúpida idea de que “¡necesito!” el amor de pareja.


Le miré sonriendo. Había dado en el clavo. Volvió a repetir el gesto mímico de tirar un papel al suelo.


-          ¡Joder, me negaba a hacerlo! Ahora ya estoy relajado: no sé si tendré novia algún día, si me casaré o tendré niños, pero te juro que, independientemente de ello, tendré una gran vida.


La vida es juego


Fernando soltó su necesidad y eso le liberó de su “neura”. Le costó varias sesiones y mucha insistencia con los deberes, pero lo consiguió.

5 comentarios:

  1. También estoy en busca de esa libertad, de liberarme de esa "neura", de sentir que no necesito una pareja para ser feliz en esta vida.

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  2. Nunca me gustó el camino fácil, pero un buen día comenzó a gustarme lo fácil que es todo una vez has recorrido ese duro y también apasionante camino.

    La vida sin amor no vale nada, eso es cierto. Lo único por lo que hay que empezar es por definir qué amor. Y es que ese amor sin el que la vida no vale nada es el propio amor a la vida. Si haces de la vida tu amante, todo se revaloriza. El amor a la vida empieza en uno mismo.

    La autoestima como fe incondicional en uno mismo convierte a la vida en tu mejor amante. Hasta la posibilidad de sufrir por los golpes que da la misma vida nos hará querernos a nosotros mismos por tener ese privilegio.

    Una vez se recorre ese camino... ser verdaderamente feliz nunca fue tan fácil.

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  3. Me gusta mucho como lo has expresado, Dani. Estoy contigo, la vida es el mejor amante.

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  4. Gracias por tu comentario y apoyo, Susana. :D

    Ahora lo difícil no es hacer de la vida nuestra mejor amante, sino disfrutar de transmitir a los demás cómo lo conseguimos sin miedo al fracaso o al rechazo que nos devuelvan. Aprender a disfrutar de recorrer caminos ambiciosos, en lugar de seguir torturándonos por no llegar al final de los mismos, es lo mejor que nos puede pasar. :)

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