Mostrando entradas con la etiqueta María Alonso. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta María Alonso. Mostrar todas las entradas

domingo, 23 de abril de 2017

REFLEXIONES DE MARÍA ALONSO: LA IMPORTANCIA DE SER DIFERENTE


Pues sí, afortunadamente no soy perfecta. Solo soy una persona real salpicada de virtudes y defectos que conforman una personalidad única. Porque sí señores soy única. En realidad todos lo somos. Nacemos con esa cualidad distintiva y genial, que la mayoría de nosotros nos empeñamos en machacar, hasta hacer desaparecer, y solo unos pocos valientes sostienen y defienden a capa y espada. El resto nos aborregamos. Y lo peor de todo, consideramos lo mejor del mundo hacerlo. Encajar, se convierte así, en el principal y más importante objetivo de nuestras vidas.Quién no ha oído de pequeño "Niña, tú no llames mucho la atención que luego te cogen manía",  o "no repliques demasiado, no vaya a ser que te tomen por sabionda". Aunque sin duda ninguna mi favorito es" La mejor palabra es siempre la que queda sin decir". Y después de leer estos pocos ejemplos, aunque hay muchos más, ¿quién no va a querer aborregarse? Ser distinto, único, genial, es un incordio social, que al menos en la infancia tiende a castigarse (riñas, soledad, incomprensión, indiferencia y burlas), suelen ser alguno de los premios que recibe. 

Poco después, entrando en la adolescencia,la moda nos impone una ropa, un peinado, un maquillaje. Con el que y gracias al cual, seremos muchísimo más atractivas, y atraeremos sin dudar, a todos y cada uno de los hombres que nos rodean, aunque los tacones nos destrocen los pies y la plancha nos esté chambuscando el pelo. Además, como llevar una talla 38 es lo mejor del mundo muchas mujeres, pasarán toda y digo bien, toda su vida a régimen. Y esto por desgracia es solo la punta del iceberg. Porque si lo único que nos distingue del rebaño, es un rasgo físico, que desde luego nos aconsejarán corregir, hemos tenido suerte. Lo realmente malo empieza, cuando con el mismo propósito, lo que intentamos poner a régimen es nuestra personalidad, nuestra esencia. Pensando que así nos querrán más y nos irá mejor.  


Pues yo señores quiero ser única, diferente, genial, ser yo misma. Valorando mis virtudes y aceptando y acogiendo mis defectos, tanto físicos como de carácter. Porque sin ellos, hoy no sería quién soy. Ellos me han hecho creer y me han acompañado en el camino, así que no tengo porqué negarlos o esconderlos. Creo que, prefiero darles las gracias por las lecciones aprendidas a su costa. 

jueves, 13 de abril de 2017

REFLEXIONES DE MARÍA ALONSO: AUTOESTIMA CONDICIONAL FRENTE ACEPTACIÓN INCONDICIONAL


"Es absolutamente necesario que haga las cosas bien y consiga la aprobación de los demás, de lo contrario se demostrará que soy una persona inútil e incompetente"


Este es sin duda, uno de los tres pensamientos absolutistas que rigen el pensamiento de una parte de las personas que conozco. Y es que desde que somos niños, nos enseñan que debemos buscar la aprobación de de nuestras figuras de referencia(padres, abuelos, tíos...etc) de tal manera que, generación tras generación, la autoestima condicional se perpetúa como la forma de valorar y valorarse sin importar el "daño emocional" que dicha forma de educar produzca en nuestros niños; o el simple hecho de que existan otras formas de hacerlo, como es el caso de la "aceptación incondicional" la cual, desde mi punto de vista, encierra claras ventajas, respecto a la típica autoestima. Me gustaría enumerar aquí algunas de ellas, analizando por partes la afirmación planteada al inicio del texto.

"Es absolutamente necesario que haga las cosas bien"



Seguramente, desde una visión guiada por la autoestima condicional, esto sea cierto la mayor parte del tiempo. Ya que, el individuo, basará su valía personal en sus logros. Y estos solo se alcanzarán si hace las cosas bien. Tanto ante sus propios ojos, como, lo que aquí es más importante, los ojos de los demás, sobre todo sus personas de referencia. De tal forma que, su valor personal y sus emociones fluctuarán igual que una inversión en bolsa, dependiendo no solamente de si él considera que ha llegado a cumplir sus objetivos, si no también de si así lo consideran los demás; siendo como es siempre un único individuo.

Analicemos esta misma frase desde el punto de vista de la aceptación incondicional. Podemos decir, aplicando este punto de vista, que aunque puede ser claramente preferible(incluso por los beneficios reales que reporta) sería poco realista y prácticamente imposible qué tal cosa sucediera, ya que aunque solo sea por el hecho de que cada uno de nosotros desarrollaremos unas capacidades más que otras, en función de unas potencialidades innatas, o bien aprendidas, para las que sin duda, tenemos naturalmente más facilidad. Sin quererlo, las ejecutamos mejor. Por otra parte, el hecho de no hacer las cosas siempre y totalmente bien, no debería suponer una merma en nuestra valía como personas, ya que a parte de nuestra capacidad real para ejecutarlas, muchas veces se ven implicados una serie de factores, que van más allá de ella(tiempo, recursos, estado anímico) que sin duda influirán en el resultado final obtenido.

"Y consiga la aprobación de los demás"



Buscar la aprobación de los demás es una tendencia innata en el ser humano. Como seres sociales que somos. Vivimos con los otros, crecemos con los otros y nos desarrollamos a través de los reflejos que percibimos y que los demás nos devuelven, reforzando así mismo nuestras creencias y auto-percepciones personales. Porque, desde el punto de vista de la aceptación condicional, es así como vamos creando nuestra personalidad y fortaleciendo nuestra autoestima. Pero ya que aquí nuestro valor(autoestima) depende de los demás, necesitaremos mantenerlos siempre contentos, para que nuestra autoestima condicional permanezca intacta. De lo contrario, nuestro valor caerá en picado, acompañado probablemente, de nuestra energía vital. Pero ¿De verdad es posible agradar siempre? ¿Y a todos? Pues sinceramente creo que no, solo pensarlo me agota. Y en el supuesto caso de que nuestros intereses chocaran con los de nuestro entorno ¿cuáles deberían prevalecer? ¿De verdad merece la pena desaparecer como persona, actuando contra uno mismo, con tal de mantener una falsa autoestima?

De lo contrario, la aceptación incondicional, nos lleva desde mi manera de ver, a un desarrollo más real y sincero de quienes realmente somos, y dicha coherencia personal nos guiará por "una senda más feliz y serena". Además, al tener aquí los otros un papel más secundario, de meros colaboradores vitales, nuestra vida no estará regida por sus caprichos y apetencias, si no por nuestras propias convicciones. Nuestros errores serán nuestros y nuestras victorias también.

"De lo contrario se demostrará que soy una persona inútil e incompetente"



Desafortunadamente, cuando ponemos nuestra valía en manos de los demás, tal cosa llegará a ser cierta. Ya que si nos regimos por la autoestima, siempre que nuestro proceder no coincida con sus expectativas o no alcancemos los objetivos esperados, nuestra auto-profecía se cumplirá y nosotros mismos nos calificaremos erróneamente, y digo erróneamente sí y lo repito, porque ni el más valiente e inteligente de los hombres es capaz de cumplir todos sus objetivos perfectamente. Aquí lo valiente, lo importante, es intentarlo.