sábado, 13 de agosto de 2016

REFLEXIONES DE DAVID MAIMÓNEDES: PERSONAS HIPERSENSIBLES CON LOS DEMÁS: ¡A RENUNCIAR MENTALMENTE A TODO LOS QUE NOS QUITAN O NOS PODRÍAN QUITAR!



Cuando somos muy sensibles con los demás, no somos conscientes de que somos nosotros mismos con nuestro pensamiento -y no nuestros genes- los que elegimos ser así, pues diferentes personas sienten diferentes emociones al respecto, e incluso una misma persona en diferentes momentos de su vida difiere también en sus emociones.

Además, tener la base de nuestro trabajo mental bien pillada es fundamental para hacer autoterapia (y en este caso en particular, para no ser tan sensibles con los demás). Para ello, podemos valernos de truquillos muy útiles:

*Por un lado, hacernos esquemitas (o resúmenes muy esquematizados, como este post) que nos hagan muy sencillo el comprender los conceptos y el trabajarlos.

*Por otro, el tener conceptos clave, que nos sinteticen y ordenen todo el trabajo mental, todavía más. Aquí, el concepto clave sería, que para dejar de ser sensibles con los demás, tenemos que renunciar mentalmente a lo que nos quitan (o podrían quitarnos). Por qué, pues porque si ya tuviéramos la renuncia mental consolidada, no sentiríamos esa hipersensibilidad. Sí, tenemos terribilitis y se nos va a quitar ya mismo con la renuncia mental. Vamos a verlo con más detalle:

-Su compañía: existe la posibilidad de que las personas que nos afrenten no quieran ser nuestros amigos. La buena noticia es que nadie necesita a nadie: hay millones de personas en el mundo de las cuales como mucho 5 ó 6 personas pueden ser amigos nuestros puesto el tiempo es limitado y hay que priorizar, además de que la soledad es estupenda; por lo tanto, ¡a amar la vida en su conjunto! Por otro lado, dado que nadie necesita a nadie, nadie está obligado a nada: ¡a hacer las cosas por gusto!

-Sus buenas conductas y su generosidad: vale, están en modo desagradable a veces, pero:

+Son personas maravillosas, con cosas buenas y malas; cuidado con generalizar: “éste es un desgraciado (100% malo)”. Además, apreciemos también las buenas, y si no les conocemos mucho, podemos saber que tienen cosas buenas dado que otros hablan muy bien de ellos, o simplemente porque todos tenemos una inmensa capacidad de amar como potencialidad.

+Además, su parte negativa es algo pequeño: ¿nos hacen esperar? Un gran momento para descansar o escribir emails; ¿se echan atrás en un plan común? Ir solos a esa actividad va a ser maravilloso;  ¿”ponen” a otros en nuestra contra? Tampoco necesitamos la aprobación de esos otros;  ¿Nos deben dinero? El dinero no da la felicidad;  ¿hacen mucho ruido en sus pataletas? Mirar a los compositores contemporáneos con sus obras musicales tan ruidosas (y a la vez sublimes) y hay gente (yo incluido, jaja) que las disfruta (El ruido y la comodidad no son tan importantes). También podemos esquivar la parte negativa: al que te hace esperar vete a su casa a recogerlo; al que no se compromete, no hagas con él planes a largo plazo comunes; al que no devuelve dinero prestado, no se lo dejes; al que te monta muchos pollos, dale mucho amor y humor y si ya es mucho tiempo, ponle una excusa y vete hasta otro día; al que se va de la lengua, no le cuentes tus confidencias…, pero aprovecha y aprecia el resto de sus cualidades. Eso no quita que podemos sugerir el cambio sugiriendo con amor, lo cual es mucho más eficaz, no tiene coste emocional e incluso se disfruta con ello.

¿No es absurdo exigir a las personas que queremos que sean perfectas, que te lo aporten todo? Bastante, pues lo bonito es aceptarlas y comprenderlas.

-Una cualidad buena nuestra: vale que nos insultan a veces, pero si alguien me hace un regalo (insulto es igual a fallo tomado de forma terribilizadora) y yo no lo recibo (no me creo que ese fallo sea terrible, lo tenga o no), ¿a quién pertenece ese regalo? El problema lo tiene él por su mala forma de pensar, no nosotros, que vamos a ser muy felices pase lo que pase: si nos llamasen retrasados, tontos, torpes, feos, horteras,…, podríamos ser todo eso y mucho más, y disfrutar la vida a tope.

-La justicia: vale que a veces actúan de manera injusta, pero ¿qué es más importante: ser feliz o la justicia? Ser feliz muchísimo más. Pues eso.

-La comodidad (incluso): cualquier adversidad tiene su dosis de incomodidad, pero es que la comodidad tampoco es tan importante.


-Nuestra buena conducta y generosidad: ¿Y si nos llaman mala persona? Recordemos lo estudiado en este post; pues ahora vamos a aplicarlo a la inversa: las otras personas pueden renunciar mentalmente a lo que les quitamos (o les podríamos quitar), son fallos pequeños también los nuestros. Y, vale que tenemos fallos, pero tenemos otras cosas maravillosas, TODOS. No existen malas personas (100% malas), tan sólo virtudes y fallos. Eso no quita que podemos intentar mejorar, pero sin fustigarnos, lo cual siempre es muchísimo mejor a muchos niveles.

4 comentarios:

  1. Gracias David por el artículo. Es claro y los ejemplos de momentos terribilizadores sirven para comprender mejor e identificar los propios.

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  2. Gracias por tan buena información, Bendiciones. Reordenare mi sistema para evitar terribilizar jaja

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