Os dejo un artículo muy interesante de la psicóloga Jennifer Delgado que publicó el Instituto de terapia racional emotivo (ITRE), espero que os guste!!
Un fuerte abrazo,
Mónica
La negligencia emocional sufrida en la infancia crea adultos poco asertivos
La
asertividad es una competencia esencial para la vida. No solo nos evitará
numerosos problemas en el ámbito de las relaciones interpersonales sino que
también nos permitirá perder menos la paciencia y vivir de manera más
equilibrada y relajada. De hecho, Anthony Robbins afirmó que "la forma en que nos comunicamos con los demás y con nosotros
mismos, en última instancia, determina la calidad de nuestras vidas".
La
asertividad no es más que la capacidad para hacer valer nuestros derechos con
claridad de manera adecuada, sin ser demasiado pasivos ni muy agresivos,
respetando a su vez los derechos de los demás.
Sin
embargo, aunque parece muy sencillo, ponerla en práctica es un poco más
complicado. De hecho, la mayoría de las personas que nos rodean no son
asertivas, o lo son en muy poca medida. ¿Por qué?
En
muchos casos la razón se encuentra en su infancia. Si hemos crecido en un hogar
donde se practicaba la negligencia emocional, donde las emociones eran
ignoradas o incluso castigadas, simplemente no hemos tenido la oportunidad de
desarrollar la asertividad.
Tus 10 derechos asertivos
1.
Tienes derecho a juzgar tu propio comportamiento, pensamientos y emociones, así
como asumir la responsabilidad por ellos.
2.
Tienes derecho a no ofrecer excusas ni explicaciones por tus decisiones.
3.
Tienes derecho a decidir si asumes la responsabilidad de resolver los problemas
de los demás.
4.
Tienes derecho a cambiar de opinión.
5.
Tienes derecho a cometer errores, y asumir las consecuencias.
6.
Tienes derecho a decir “no lo sé”.
7.
Tienes derecho a actuar independientemente de la “buena voluntad” de los demás.
8.
Tienes derecho a tomar decisiones ilógicas.
9.
Tienes derecho a decir “no lo entiendo”.
10.
Tienes derecho a decir “no me interesa”.
Sin embargo, las personas cuyos padres pensaban que expresar las emociones era algo negativo, probablemente no serán conscientes de sus derechos. Si tus padres ignoraban o incluso castigaban tus expresiones emocionales, te habrá llegado el mensaje de que tus sentimientos, emociones y necesidades no cuentan.
Por
tanto, quizá a menudo te descubres diciéndote frases como: “no hables de cosas negativas”, “no puedes dejar que los demás sepan cómo te sientes o qué piensas
en realidad” o “no provoques alteraciones”.
Estas frases seguramente provienen del discurso de tus padres, pero se han
enquistado tanto en tu inconsciente que siguen determinando tu comportamiento,
aunque hayas crecido.
Los resultados de la negligencia emocional en la
adultez
La
negligencia emocional es la incapacidad para responder adecuadamente a las
necesidades emocionales de los niños. De hecho, una de las tareas fundamentales
de los padres es, precisamente, validar las emociones de sus hijos y enseñarles
a encauzarlas de la manera más adecuada. Los padres son el modelo emocional de
sus hijos, son las personas en quienes estos se reflejan y buscan apoyo cuando
se encuentran desorientados.
Si los
padres no son capaces de reconocer esas emociones o cuando estas afloran les restan
importancia a través de frases como “no hay motivos para llorar”
o “no ha pasado nada”, le estarán diciendo al niño que su
reacción, que es completamente normal y comprensible, no es adecuada. Como
resultado, ese pequeño no sabrá qué hacer, por lo que se convertirá en un
adulto que:
- No
confía en sus emociones e instinto, ya que le han enseñado a ocultarlos e
ignorarlos.
- Tiene
dificultades para reconocer sus emociones y sentimientos ya que nunca fueron
validados.
- Tiene
problemas para expresar de forma asertiva sus emociones, por lo que asume
posturas extremas: permite que los demás le pisoteen o se muestra muy agresivo.
-
Desarrolla una baja autoestima pues cree que no es digno de ser amado.
-
Experimenta sentimientos de culpabilidad y cree que no tiene derecho a ser él
mismo.
Las bases para desarrollar la asertividad en cualquier
etapa de la vida
- Aprender a reconocer las emociones propias y etiquetarlas. Saber exactamente cómo te sientes y por qué te ayudará a gestionar mejor esas emociones, de manera más asertiva.
- Ser consciente de tus derechos como persona, sabiendo que mereces ser tratado con respeto. Y ser consciente de que los demás merecen lo mismo.
- Valorar las opiniones de los demás, sabiendo que podemos disentir sin juzgar ni menospreciar al otro. Y exigir lo mismo a cambio.
- Desarrollar una autoestima sana, comprendiendo que los errores no disminuyen tu valía sino que son oportunidades para crecer. De esta forma no te sentirás amenazado por los demás y no responderás de manera agresiva ni dejarás que te pisoteen.
Por supuesto, también será de gran ayuda aprender algunas técnicas asertivas, para lidiar con las situaciones más complicadas.
En el caso de los niños, para desarrollar la asertividad es fundamental que los padres aprendan a respetar su individualidad y sus opiniones, aunque puedan parecer infantiles o poco prácticas.
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