martes, 29 de julio de 2014

REFLEXIONES DE PILAR G.: LOS SADHUS


Los sadhus, también conocidos como hombres santos de la India, son los devotos ascetas de Shiva, dios hindú de la creación y la destrucción. Son personas muy respetadas, incluso veneradas, que deambulan por calles y bosques, sin permanecer mucho tiempo en el mismo sitio ya que creen que moverse mantiene el cuerpo en alerta y que, por el contrario, quedarse en un lugar les hace inactivos.

Son características sus melenas y barbas enmarañadas y las marcas que llevan pintadas en la frente, las cuales indican a qué secta o subsecta pertenecen. Algunos visten con una túnica color azafrán mientras que otros, los Nagas, llevan únicamente un pequeño taparrabos o van desnudos y cubiertos con cenizas para recordarse a sí mismos el fin y lo efímero de la naturaleza humana.

Consideran que el mundo material es una ilusión o "maya" y para alcanzar la iluminación rompen con el pasado y renuncian a todo lo mundano (casa, familia, posesiones, sexo...), de esta manera se concentran en la realidad más elevada. Es una especie de atajo espiritual para alcanzar la iluminación, ya que si no optaran por el camino de la penitencia, el desapego y la austeridad necesitarían muchas reencarnaciones para lograrla.

La vida de un sadhu exige llamativos y extremos actos de penitencia como por ejemplo permanecer de pie, sin sentarse ni acostarse, durante doce años, sostener un brazo en el aire a lo largo de décadas o enterrar la cabeza durante días para atrapar las almas que pasan.

¿Qué podemos aprender nosotros de estos monjes para fortalecernos emocionalmente?

-Renunciar mentalmente a todo cuanto creemos necesitar: podemos practicar esa renuncia a través de ejercicios de visualización. Se trata de imaginarnos a nosotros mismos desprovistos de todo lo que poseemos (casa, dinero, pareja, trabajo, belleza...) y sintiéndonos bien haciendo cosas positivas por nosotros y por los demás.

-Desapegarnos de la comodidad: sin llegar a los extremos mortificantes de estos ascetas y sin necesidad de autoinfligirnos excéntricas penitencias, sí podemos incluir en nuestra vida pequeñas dosis de incomodidad, esto sirve de entrenamiento para hacer frente de manera más serena a las incomodidades o dificultades que inevitablemente se presentarán a lo largo de nuestra vida.

-Tener presente la muerte: sin duda el más efectivo de los ansiolíticos porque ayuda a relativizar todo cuanto nos sucede y a disfrutar con más intensidad de la vida. Podemos conseguirlo imaginándonos a nosotros mismos muertos, si lo hacemos con regularidad, llegará un momento en que eso nos permitirá evaluar las cosas de una manera más realista, ya que si la muerte es lo peor que nos ocurrirá, nada de lo que nos pueda pasar será tan terrible.

Un abrazo,

Pilar

2 comentarios:

  1. Si los sadhus pueden estar bastante bien con todas esas penitencias que hacen, cómo no vamos a poder estar nosotros bien!!!!

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  2. Si el objetivo del Shadú es conseguir un objetivo espiritual, o la iluminación, llámalo x. Creo que es muy perfeccionista. A su manera aunque sea otra sociedad. Pues hace muchas cosas extremas. En eso lo puedo criticar.
    Eso no es bueno aprenderlo de los shadús.
    Nosotros llenamos el mosaico de nuestra vida con otras cosas de nuestra sociedad. Algunas muy importantes. Valores. Y otras no tanto. Valores secundarios. Pero en esta sociedad la iluminación no está de moda. Bajo mi punto de vista entra dentro de lo sobrenatural o lo roza. Parece irracional.
    Es un ejemplo de que para estar bien, y para sentir lo que más afecta es el pensamiento. Hace cosas dolorosas que no cree que lo sean. Y no lo son entonces.
    Un abrazo.

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