miércoles, 16 de febrero de 2011

REFLEXIONES DE MÓNICA: LA PSICOLOGÍA DEL ARTE

La semana pasada tuve la suerte de ir al Museo del Prado en Madrid, los que conozcáis este museo ya sabéis que es un festival de belleza difícil de describir, por tanto hay que ir a verlo. En realidad lo ideal sería sentarse en una silla delante de cada obra y disfrutar durante horas y horas observando cada detalle. Esos detalles de esos cuadros son como nuestras emociones y al igual que ellas tienen todos un por qué. El por qué está en nuestros pensamientos.

De mi visita al Prado me gustaría destacar unas pinturas muy especiales del gran Goya, las llamadas “pinturas negras”, estas pinturas tienen una particularidad y es que no sólo se pueden ver sino que se pueden sentir. Si alguien no sabe lo que es el miedo, observando esas pinturas lo va a sentir. Cualquier videojuego violento actual se queda muy corto al lado de esos lienzos. Sin embargo aún con toda la dureza que transmiten, a la vez son cuadros de una gran belleza.

Dicen que esta fase de su obra corresponde a un monólogo consigo mismo, son pinturas que hace para él, sin ningún fin económico, las hace para decorar su casa a la que llamaron “La Quinta del Sordo”. En esa época el artista tenía más de setenta años, una avanzada sordera que le atormentaba y una visión pesimista de su vejez, de la soledad, del mundo... pero sólo él nos podría explicar qué pensamientos le llevaron a expresar tantas emociones convulsas. Es curioso como la etapa negra de Goya, nos permite disfrutar hoy de esas obras únicas y, es muy bonito como a través del arte podemos aprender psicología.

Nuestras emociones son como una obra de arte, el lienzo va cogiendo forma y color, a veces adquiere formas relajadas y otras convulsas, a veces destacan los colores vivos y otras los grises. La suerte es que al igual que el gran pintor nosotros podemos elegir el color y la forma de nuestras emociones, la clave está en nuestros pensamientos, en tener un diálogo interno sereno.

Parece ser que Goya no consiguió tener un diálogo interno sereno los últimos años de su vida, no tuvo la oportunidad de aprender lo que nosotros estamos aprendiendo, ¡¡le hubiera venido bien leer este blog!!. Pero nosotros con nuestro trabajo vamos a conseguir pintar con serenidad la mejor obra de arte, nuestra vida.

Un beso a todos,

Mónica

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