Bruckner no
aporta ninguna novedad sobre el campo de las emociones y de los ideales ( sobre
todo de los dos ideales que más habla : el amor y la felicidad ) que han
recorrido la historia escrita de la humanidad. Sin embargo , reconfirma el tema
de lo ilusorio de la Felicidad para los escépticos, adornándolo con ingeniosos
ejemplos que dan buena cuenta de su sagacidad y pericia para transmitir una
temática de cultivo propio.
Tras un
preliminar desde los primeros temas en torno al culto al sufrimiento por parte
de la religión cristiana como soporte de carga para alcanzar la salvación de la
vida eterna , Bruckner señala al Renacimiento como punto de inflexión para
empezar a soñar con la idea de la Felicidad, la cual se convierte en un derecho
en el período ilustrado, para transformarse
a mediados del siglo XX en una obligación.
El escritor
galo no deja de recordarnos que la Felicidad no existe ( y si llega es como una
gracia divina o una propina de la naturaleza ) y que además hay un culto
obsesivo sobre la Felicidad causada por dos advenimientos de alto nivel , a
saber : la idea de progreso reconvertido
en beneficio máximo individual a través de la irrupción del capitalismo liberal
, y asimismo , por haber abandonado el lastre de una comunión con Dios y las
ideas de una mala conciencia y predestinación vinculadas a ella .
En todo el
libro de Bruckner ronda la convicción de la imposibilidad de las emociones
puras , pues la ambivalencia afectiva nos acompaña constantemente , somos seres cambiantes y tornadizos hasta el punto que desde que el interrogador
plantea la pregunta hasta que el interlocutor responde , el tiempo transcurrido
es suficiente largo para que el que ha
lanzado la cuestión ya no sea el mismo cuando llegue la respuesta.
En cuanto al
sr, Bruckner , entre sorbo y sorbo de un café calentito en pleno invierno al
cobijo de una taberna en cierto barrio
de París , le iría respondiendo que yo
también soy partidario de la opinión en que la Felicidad no existe , aunque la
Alegría sí , además que los momentos de alegre resplandor son aquellos
mediante los cuales me crezco ante los desafíos y los retos que la vida me pone
delante , siendo consciente que no hay nada más aburrido que un año con los 365
días soleados y nada más tedioso que aquel que lleva una sonrisa en la boca
como si de una cadena perpetua se tratase . Claro que hay que reír sin dejar de
llorar , ni ocultar los sentimientos que precisamente nos caracterizan como
seres humanos capaces de llevar una vida digna.
Para construir una existencia con
garantías dignas de ser vivida es preciso derribar los ideales revestidos de
imperativos categóricos tales como el Amor , la Felicidad, la Justicia o la
Libertad , sino
también echar por los suelos el discurso hipócrita del Bien Común de los
políticos de turno que , una inmensa mayoría , sólo ansían alcanzar el poder
suficiente para satisfacer sus megalómanas intenciones. Y respecto a una buena
parte de la inmaculada clase media sería conveniente que nos hiciéramos eco de
cuán poco nos importa la hambruna de África , la humillación de niñas y mujeres
en buena parte de Asia , la contaminación del planeta con el consecuente
calentamiento global , la desaparición de especies de flora y fauna , las
grandes bolsas de refugiados , sabiendo que más pronto que tarde todo ello nos
sacudirá como un tsunami de imprevisibles resultados.
Ah , sr. Bruckner , si seguimos cenando mientras
miramos tranquilamente mientras vemos el telediario de las 21’00 horas , no
sólo lo hacemos como Vd. dice para consolarnos de nuestra propia miseria al ver
de cuántos peligros y tragedias nos libramos , sino también , si me permite ,
por un cierto voyeurismo cruel y sádico que nos incita a alimentarnos de malas noticias.
Con todo y
con eso ha sido un placer hablar con Vd.
Xisco
Forteza ( Enero 2016 )
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