domingo, 15 de marzo de 2015

REFLEXIONES DE JULIO: LA CASTA PROFESIONAL


-          Es increíble que la gente no se colegie, porque nosotros les defendemos y luchamos porque esos puestos de trabajo sean para educadores sociales, y no para trabajadores sociales. Tenemos que defender nuestra profesión.

A lo que yo la dije;

-          No entiendo muy bien cual es nuestra profesión, no entiendo que por hacer la carrera de “Educación Social” tengamos una profesión ¡si te enseñan lo contrario de lo que debes hacer! Burocratizan y judicializan la pedagogía.

¿Dónde estaba el Colegio de educadores sociales cuando mataron a Ramón Barrios en el centro de menores Teresa de Calcuta? ¿Dónde estaban cuando se ahorcó Hamid en el centro de Picón de Jarama? Guardaron silencio, hubo manifestaciones, comunicados, denuncias… y ellos guardaron silencio ¿Por qué no se pronuncian ante la continua retirada de tutelas a madres por su condición de pobres? Si ante esto ya se ha pronunciado el tribunal de Estrasburgo condenando a España ¿Por qué guardan silencio ante la violación de los derechos humanos en los centros de menores? Llevamos 44 muertos (que sepamos), todos alzan sus voces; Amnistía Internacional, el Defensor del Pueblo… y el colegio de educadores sociales calla. ¿Por qué no están apoyando a Alfonso Galiana que ha difundido un video donde aparecen menores atados a las camas pidiendo auxilio?

Pues porque el colegio de educadores sociales no se ha creado para defender la educación social, sino a los “educadores sociales”, se ha creado solo para defender a una casta profesional.

¿Cómo van a denunciar a los centros de menores? Si son los que más puestos de trabajo crean en esta profesión. La miseria y la pobreza crean muchos puestos de trabajo, y cuando el objetivo no es erradicarla sino perpetuarla para vivir de ella, es cuando el educador social se convierte en casta.

Con la nueva ley Lepina en El Salvador (una ley que participó en su elaboración la UE), un albergue de niñas de la calle tuvo que despedir a su “educadora” porque no tenía la carrera de trabajo social, llevaba toda la vida con las niñas, era del barrio, conocía perfectamente la problemática social de su zona, tenía años de experiencia, las niñas la querían, la adoraban… pero la nueva ley solo permite la intervención a profesionales licenciados. Y contrataron a una recién licenciada, perteneciente al barrio rico, que nunca había entrado en barrios conflictivos, que no sabía nada de ellos…

Y las niñas lloraron y lloraron cuando despidieron a la antigua educadora… La nueva ley había transformado a estas niñas de receptoras de cariño, amor, complicidad, comprensión… en productos de consumo para ONGs y castas profesionales.

3 comentarios:

  1. Qué importancia le damos a los títulos... cuando lo importante no está ahí...

    Gracias Julio por este post y por devolvernos a la realidad.

    Un fuerte abrazo!

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  2. Me encantan tus posts Julio, me acercas a una realidad que desconozco totalmente y desde luego se nota que sabes de lo que hablas.

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  3. Hola! gracias, me alegro que te gusten. Abrazos!!

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