Nuestra querida amiga Carmen que es quien está llevando la organización de las tertulias en Madrid, ha tenido la amabilidad de pasarnos un resumen de la primera tertulia que tuvo lugar el Madrid el pasado 5 de noviembre. La tertulia fue un éxito, trabajaron la filosofía que nos enseña Rafael y Albert Ellis y el resultado fue muy satisfactorio.
La siguiente tertulia tendrá lugar el día 3 de diciembre a las 19:00 horas en el café Viena, calle Luísa Fernanda 23, Madrid. Trataran el capítulo 3 de "El arte de no amargarse la vida"
Muchas felicidades a los participantes de Madrid y en especial a Carmen por su trabajo. Esto es el principio de algo que puede ser muy bonito y que vamos a compartir entre todos.
Un beso a todos, y os dejo con el resumen de Carmen,
Mónica
Resumen 1ª Tertulia Madrid 05-11-2012
En general coincidimos en que la salud mental mejora si hacemos el esfuerzo a diario de racionalizar las creencias irracionales, para ello necesitamos conocer y saber emplear las herramientas necesarias. En este sentido la perseverancia es una de ellas, también la formación, para combatir las emociones negativas debemos poder identificar qué es lo que nos pasa, ya que no lo sabemos hasta que nos lo dicen, lo leemos o lo aprendemos (como por ejemplo “esa persona me pone de los nervios” ahora hemos aprendido que soy yo quien se pone de los nervios debido a mi diálogo interno).
Las experiencias en la infancia y la educación recibida, resultan determinantes en la vida de cada persona, desde los primeros meses vida, el calor materno, la confianza, la seguridad, el afecto, la comprensión, la no comparación, es la aceptación incondicional hagas lo que hagas. También las relaciones con otros niños nos crearan malestar emocional, ante la incomprensión de los otros, creándonos problemas en un futuro para desenvolvernos en la sociedad en planos de igualdad o padeciendo ansiedad, que se acabará prolongando en nuestra vida si no le ponemos solución.
La carencia de esta aceptación incondicional desde pequeños, nos sitúa en distinto plano para relacionarnos con otros, padecemos miedos, neuras, infravaloración.
Sobre la autoestima, por un lado están lo que opinan, creemos que siguiendo a Rafael, que todos tenemos un mismo valor por el hecho de ser seres humanos y que todos somos iguales, pudiendo disfrutar por igual de la felicidad, mientras que por otro lado, se plantea que la autoestima existe, porque hay quien se infravalora respecto a los demás, a diferencia de los que sí tienen autoestima, o ésta es alta. Pero en definitiva, debemos aceptarnos válidamente tal y como somos y en donde nos hallemos, para sentirnos bien.
Las exigencias como tener trabajo, un buen trabajo, acabar los estudios, tener éxito, son exigencias que nos hemos ido imponiendo o que nos vienen imponiendo desde fuera, que vienen modificando nuestra forma de ser desde el inicio, es el camino hacia la necesititis y a la terribilitis. Es mejor tener preferencias que no exigencias.
Hablando de las exigencias, nos rodean fuentes de neurosis, la publicidad que nos encamina hacia un estilo de vida y nos crea necesidades ficticias, las canciones de amor nos llevan a la desesperación, la creencia en el amor único y el hiperomanticismo.
Leímos un párrafo de un libro de Albert Ellis llamado “Vivir en una sociedad irracional”, resulta que de modo irracional pensamos que tenemos que merecernos el sentirnos bien, que tenemos que hacer algo para ganarnos estar bien emocionalmente, cuando en realidad no es así.
Parece que también todos tenemos una tendencia autodestructiva, a atacar nuestro ego, cuando nos equivocamos en algo castigamos nuestro ego, diciéndonos cosas como que mal lo he hecho o descalificándonos, lo cual nos bloquea impidiéndonos encontrarnos bien, tiene que ver con nuestro diálogo interno.
Otra emoción irracional es el miedo, y el miedo al miedo, lo que degenera en ansiedad, es terribilizar por terribilizar.
En la próxima tertulia del día 3 de diciembre trataremos el capítulo 3 del libro “El arte de no amargarse la vida” con el título “Basta de dramatizar”, expondremos nuestras conclusiones de las ideas que allí aparecen, sobre cómo hemos aprendido a dejar de dramatizar para mejorar nuestras emociones.