martes, 1 de diciembre de 2015

REFLEXIONES DE PILAR G: EL EGOÍSMO SEGÚN ANTHONY DE MELLO


Seguramente muchos de vosotros sepáis quién es Anthony De Mello (Bombay 1931-Nueva York 1987), para los que no hayáis oído nunca hablar de él, os diré que además de sacerdote jesuita, fue uno de los mejores terapeutas cognitivos de la historia de la psicología.

Hoy me gustaría compartir con vosotros la particular y, a mi juicio, acertada visión que Anthony De Mello tenía sobre el egoísmo, para ello he extraído algunos fragmentos de una conferencia en la que trató este tema.

En su exposición hay algunas ideas muy interesantes, pero yo destacaría sobre todo una: todos intentamos satisfacer nuestro propio interés y, por tanto, buscamos cosas que nos hagan sentir bien, pero no a todos nos producen placer las mismas cosas. Hay quienes encuentran una gran satisfacción haciendo algo bueno por los demás, pero se equivocan si desprecian y tachan de egoístas a los que no actúan de ese mismo modo, o si se consideran superior a ellos. No olvidemos que nadie es más valioso que nadie por muy buenos que sean sus actos. 

Estas son las palabras de Anthony De Mello acerca del egoísmo:

“Hay dos tipos de egoísmo, el primer tipo es el que consiste en darme gusto de darme gusto, eso es lo que generalmente llamamos egoísmo. El segundo tipo es el que consiste en darme el placer de agradar a los demás. Éste sería un tipo más refinado de egoísmo. El primero es muy obvio, pero el segundo está oculto, muy oculto, y por eso es más peligroso, porque llegamos a pensar que realmente somos maravillosos. Pero, al fin y al cabo, tal vez no seamos tan maravillosos.

(…) Ordinariamente todo lo que hacemos es en nuestro propio interés. Todo. Cuando usted hace algo por amor a Cristo, ¿es eso egoísmo? Sí. Cuando hace algo por amor a alguien, lo hace por su propio interés. Tendré que explicarlo: Imagínese que usted vive en Fénix y que alimenta a más de quinientos niños todos los días. ¿Lo hace sentirse bien? ¿Acaso esperaría que lo hiciese sentirse mal? Pero a veces ocurre. Y ello se debe a que algunas personas hacen cosas para no sentirse mal. Y llaman a esto caridad. Actúan por sentimiento de culpa, eso no es amor. Pero a Dios gracias, usted hace las cosas por la gente, y eso le parece agradable. ¡Maravilloso! Usted es un individuo sano porque actúa en su propio interés, eso es sano. 

Resumiré lo que estaba diciendo sobre la caridad sin egoísmo: Dije que había dos tipos de egoísmo; tal vez debiera haber dicho tres. El primero es cuando me doy el gusto de darme gusto; el segundo es cuando me doy el gusto de agradar a los demás. Uno no debe enorgullecerse de eso; no debe creerse una gran persona; es una persona muy ordinaria, pero tiene gustos refinados, sus gustos son buenos, no la calidad de su espiritualidad. Cuando era niño, le gustaba la Coca- Cola, ahora es mayor y le gusta la cerveza fría en un día caluroso. Ahora tiene mejor gusto. Cuando era niño le encantaban los chocolates; ahora que es mayor le gusta una sinfonía, le gusta un poema. Tiene mejor gusto. Pero de todas maneras, está obteniendo su propio placer, con la diferencia de que ahora se trata del placer de agradar a los demás. Luego está un tercer tipo, que es el peor, cuando uno hace algo bueno para no sentirse mal. Lo detesta, está haciendo sacrificios por amor, pero se queja. ¡Ah! Que poco se conoce a sí mismo si cree que no hace las cosas de esta manera.

Si me dieran un dólar cada vez que hago cosas que me hacen sentirme mal, sería millonario. Ustedes saben cómo es:

-¿Podría conversar con usted esta noche, padre?

-Sí, ¡por supuesto! No quiero conversar con él y odio hacerlo. Quiero ver ese programa de televisión esta noche, pero ¿cómo le digo que no?  No tengo el valor para decirle que no. "Por supuesto", y estoy pensando: "¡Dios mío y ahora tengo que aguantármelo!".

(…) Ése es el peor tipo de caridad, cuando uno hace algo para no sentirse mal. No tiene el valor de decir que no quiere que lo molesten. ¡Quiere que la gente piense que es un buen sacerdote! (…). Si somos nosotros los que lastimamos, los demás pensarán mal de nosotros. No nos apreciarán, Hablarán contra nosotros y eso ¡no nos gusta!

(…) Todo lo que hacemos está tocado de egoísmo. No es fácil oír eso. Pero piensen por un minuto, profundicemos un poco más en eso: Si todo lo que ustedes hacen proviene del egoísmo - ilustrado o no- ¿cómo los hace sentir eso a ustedes con respecto a su caridad y a todas sus obras buenas? ¿Qué les pasa a ellas? He aquí un pequeño ejercicio: Piensen en todas las buenas obras que han hecho o en algunas de ellas (porque sólo les voy a dar unos pocos segundos). Ahora comprendan que realmente surgieron del egoísmo supiéranlo ustedes o no. ¿Qué le pasa a su orgullo? ¿Qué le pasa a su vanidad? ¿Qué le pasa a esos agradables sentimientos suyos, a esa palmadita de felicitación en la espalda cada vez que hizo algo que lo hacía sentir tan caritativo? Todo queda aplastado, ¿no es así? ¿Qué le pasa a ese sentimiento de superioridad frente a su vecino a quien usted consideraba tan egoísta? Todo cambia, ¿no es verdad?”

https://tuespacioemocional.wordpress.com/

7 comentarios:

  1. Hola Pilar !!!!!

    Es un buen artículo . Me ha seducido. Me voy corriendo a leer al señor De Mello.

    Un abrazo.

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  2. No llego a entender del todo el propósito del sacerdote en su visión sobre el egoísmo. Especialmente el último párrafo. Una persona que no hace actos buenos por los demás (pero tampoco malos) no es, evidentemente, ni más ni menos valiosa que las demás. Pero para saber eso, tampoco es necesario decirle a la que sí lo hace que sus actos no tienen más que un valor egoísta, y que el objetivo de todo eso que hace es la vanidad o un sentimiento de superioridad. Simplemente le satisface eso, que además provoca un beneficio positivo en los demás, y ya está.

    Además, creo que la actitud altruísta es más compleja que la relación directa con el ego, que tiene más que ver con la empatía y con la construcción del concepto humanista.

    De hecho, Rafael Santandreu habla en su libro de concebir a los seres humanos, a todos por igual, por su "innata capacidad de amar". Sin embargo, en este texto, se pretende justo lo contrario: devaluar el concepto de amor y altruísmo en beneficio de personas que no lo desean practicar, aunque estén en su derecho.

    Pero es sólo una visión personal, no entiendo exactamente el objetivo psicoterapeuta de la entrada de blog, me encantaría conocer esa visión :)

    Muchas gracias, fantástico el blog, me declaro fan del trabajo de Rafael Santandreu :D

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  3. Hola Juan Carlos.
    En este pequeño y corto extracto de las charlas de Anthony De Mello sobre el egoísmo , el autor está afirmando que hay tres tipos de egoísmo o de personas que actúan egoístamente , puesto que todo acto humano surge desde el ego ( -ísmo ).
    De Mello afirma que todos somos egoístas y que ser egoísta es sano . Cuando ser egoísta significa amarte a ti mismo , desearte lo mejor , defender tus derechos e intereses y trabajar para alcanzar tus proyectos . Un egoísta no atenta contra los intereses de los demás ni provoca daño alguno al prójimo.
    De entre todo el surtido de actos egoístas hay personas que se creen mejores que otras porque ( desde su egoísmo ) dirigen sus acciones para que otros estén bien o para que el planeta no esté tan contaminado o para que la sociedad sea más justa o para lo que sea ...constructivamente hablando , claro está. Y eso para el psicólogo jesuíta es un craso error , ya que nadie es mejor que otro ni tiene más valor por realizar acciones que generen un beneficio a la alteridad porque el acto en sí es egoísta , produce un placer al que lo hace . Aquel que realiza acciones " buenas " o " generosas " no es mejor ni más valioso que otro porque en su hacer, gana , consigue beneficios , de una buena calidad , sí , pero beneficios egoístas.

    Tú mismo , en tu mensaje lo dices : " (...) Simplemente le satisface eso (...). " Eso que tú escribes ahí es el egoísmo del ser humano ,un egoísmo que no es avaricia, ni codicia, ni tacañería , sino un egoísmo que al dar se da a sí mismo , pues consigue una satisfacción ( egoísta ) .
    Y lo que afirma De Mello en el último párrafo de este hermoso artículo que ha elaborado Pilar G. no es otra cosa que cuando dice que una de las peores cosas que se pueden hacer es estar dormidos en horas de vigilia , es decir , hay personas que realizan actos de servicio , donaciones , sacrificios, etc. hacia los demás originados por un fuerte complejo o sentimiento de culpabilidad ( en la mayoría de los casos inconsciente ) . O sea, realizan " buenas acciones " porque si no lo hacen así aún se sentirían peor de lo que ya se sienten , ya que tienen introyectada una moral severa que les provee de unos conceptos del bien y del mal ( sobre su propia persona ) exigentes y auto -destructivos . Aunque es verdad que esos " actos solidarios " por sentimiento de culpa dan " vidilla " a personas que pasan situaciones de profundo malestar, pero no dan " vida auténtica " al autor de esas acciones por sentimiento de culpa.

    Y el altruísmo ( que tú nombras en tu mensaje J. Carlos ) como acto de amor al prójimo desinteresado ,no existe , es una falacia . El purismo , entendido como un ideal del 100% no existe en este mundo de humanos . El purismo es un ideal peligroso que puede realizar enormes estropicios en el aparato psicoemotivo de los individuos al creer en los ideales puros como la Libertad, Felicidad, Generosidad, Bondad, etc. etc, sin estar dotados del egotista placer del sujeto que ansia experimentar algo de estos ideales al ser puestos en escena .

    Y yo , como también Pilar , Rafael S. y tantas otras y otros creemos en el amor , realizamos acciones amorosas , sin embargo son acciones originadas desde el ego , desde el juego de fuerzas egotistas que anidan en el ser humano , puesto que sólo podemos amar las personas que disponemos de unas reservas de amor hacia nosotros mismos que un buen día decidimos dirigir y proyectar hacia nuestro entorno para que ese amor no se vuelva agrio al estar encerrado sin que le de el aire fresco de una soleada mañana de verano .
    El artículo que ha trabajado Pilar es mucho más comprensible si hemos derribado algunos ídolos , donde aquí , en este contexto , el cogollo de la cuestión radica en quitar el lastre peyorativo al término " egoísta " y eliminar sus residuos que lo conectan con la tacha, el error, el pecado , defecto o miserabilidad.

    Un abrazo.

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  4. Mil gracias por la explicación, ¡me ha quedado clarísimo!

    Ciertamente, yo no entendía el texto debido a la connotación negativa que le atribuía a la palabra "egoísmo" (es comprensible, es lo que siempre se le dice a un niño cuando es pequeño y no deja sus juguetes: "no seas egoísta"). Ahora todo cobra sentido.

    De todas formas, no me ha quedado claro del todo el concepto de "amor" (desde la pura ignorancia, no soy psicólogo, sólo un lector de estos libros, que quiere entenderlos con más profundidad). Es decir, cuando yo siento el sentimiento de amor hacia alguien, de querer que esté bien y sea feliz (mi madre, mi padre, mi pareja), yo no estoy pensando -al menos de manera consciente- en mi placer propio. Si acaso, una parte de mí tiene automatizados los beneficios que me reporta ese vínculo, pero me parece muy elaborado para algo tan rápido e intuitivo como es ese sentimiento (y que, además, se siente tan "bello", si me permitís la palabra).

    Muchas gracias por las respuestas, ¡explicáis genial!

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  5. Hola Juan Carlos.

    Este " no seas egoísta " que nombras en tu último mensaje en referencia al niño que no comparte sus juguetes también lo exclamamos entre adultos ,aunque tanto si es dirigido a un niño como a un adulto este reproche conota un afán de controlar al otro para que cambie su actitud , generalmente porque se suele quedar con la mejor parte del botín y asimismo porque es el que trabaja menos de la familia, amigos, pareja, comunidad espiritual, etc. Sin embargo con estas formas sutiles de control mediante los reproches sólo se consigue crear un poso de rencor, culpa y distancia sin dejar tiempo al otro para que experimente su supuesto egoísmo en el mundo y así permitirle que se equivoque , y consecuentemente que aprenda a compartir no porque sea " bueno " o " malo " ser egoísta sino porque la experiencia de la soledad puede , en algunas personas , hacerles cambiar el chip respecto al compartir creando cercanía en vez de crear distancia y soledad al pivotar en el " todo para mí".

    El amor es sobretodo amor a sí mismo , es decir , se trata de unas cargas físioafectivas que inclinan a todo ser vivo a que se ocupe de satisfacer sus necesidades básicas para cumplir con el proceso de vida en el que está incardinado. Y ahí , mi padre, mi madre , mi pareja son extensiones de mi persona , son otros de mi que me han y me siguen dando cariño, amor y aceptación y a los que yo he interiorizado e incorporado como partes de mí porque el amor que yo me doy a mi mismo como motor de mi existencia y el amor que me dan los seres queridos se juntan y se mezclan dentro de mi. Y lo que resulta ser un acto reflejo, rápido e intuitivo no es más que un sentimiento sabiamente economizado tras un laborioso trabajo que se ha producido en la conciencia del sujeto y más allá de su conciencia . Generalmente ,aunque no siempre ,el posesivo " mi " denota unas cargas afectivas de elevado alcance que favorece la comprensión sobre la relación de amor del individuo con el otro o con objetos, ideas, enfermedades, síntomas, valores, trabajo, profesiones, etc.
    Habitualmente , este amor del que hablamos es un amor de segunda división porque si las circunstancias cambian , el deseo mengua o el otro ( o nosotros ) cambia , aquello que era amor se convierte en odio y ahí se ve la frágil línea roja que separa al amor del odio. Porque no es lo mismo querer que a alguien le vaya bonito y sea feliz , que a ese alguien le vaya bien y sea feliz así como nosotros pensamos o deseamos que lo sea.

    Un abrazo.
    Xisco

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  6. Claro. Es que hacer el bien da mucho "gustito". Y en el fondo todos lo sabemos. Pero también nos trae muchísimos problemas y muy graves.
    Por lo que surge un conflicto en nosotros entre el amor que me vinculará a otra persona y el miedo a los problemas que me traerá.
    Es decir, un conflicto entre el amor y el miedo.
    Por eso el amar es un acto de valentía.
    Todos somos egoístas, pero unos tienen más miedo que otros.

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  7. Con respecto al egoísmo, me parece del mayor interés la exposición que al respecto hace Aristóteles en el Cap. 8º del Libro 8º de su obra "Moral a Nicómaco".

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