sábado, 13 de diciembre de 2014

REFLEXIONES DE MÓNICA: GRABACIÓN DEL DISCO MIDNIGHT SONGS. ARI ANN WIRE


Hola a todos!!, este post es especial, es un post para colaborar con Ariadna. Ariadna es una gran amiga de nuestro proyecto Escuela de Felicidad, gracias a ella disponemos del maravilloso centro de Can Déu para nuestras tertulias en Barcelona y también para nuestro próximo Congreso que en breve os anunciaremos...

Ahora toca colaborar con Ariadna, ella también tiene un gran proyecto personal, un proyecto personal maravilloso que seguro que va a conseguir. Ariadna es una artistaza y ahora quiere grabar un disco para ello pide la ayuda de todos, os dejo el link donde podréis ver y sentir lo que ella tiene entre manos y también os dejo con unas palabras suyas que me han encantado... y es que es verdad el arte hace sentirnos más felices...

Venga a disfrutar todos con el proyecto de nuestra gran amiga y quien quiera colaborar hay muchas opciones!! Además parte del vídeo está rodado en nuestro Centro Cívico!!!!


Suerte guapísima!!!, cuentas con todo nuestro apoyo!!!

Un besazo

Mónica

UNAS PALABRAS DE ARIADNA...

El viaje

Desde pequeña mi camino ha sido seguir el hilo, ir desenroscando el ovillo interno y seguir las líneas que éste dibujaba fuera, algo que otros llaman seguir al corazón. Cuando tu camino es ese, aprendes a conocer desde muy pronto lo que es andar sobre el alambre, con un gran vacío a tus pies y una inescrutable oscuridad a tu alrededor. Entrenas la vista y el instinto para seguir algo que todavía no existe, que no se puede ver ni tocar, pero sabes que es posible que exista unos pasos más allá de ese camino a tientas, porque es la luz-respuesta, que se asoma más allá de los viejos túneles, a una luz-certeza que reside en el fondo de las entrañas, enterrada en el subconsciente, entre la emoción, el deseo y el amor.

Y cuando caminas y caminas y caminas y caminas, apartas los matorrales, te enfrentas a los monstruos, te caes, te cortas, ves la sangre, te quedas en blanco, caminas y caminas y caminas y al final de todo encuentras un indicio de aquella luz-respuesta, aprendes a confiar. Entonces no hay vuelta atrás.

Probablemente por eso me decidí a estudiar arte, porque desde niña lo que me apasionaba era escribir, leer, dibujar, bailar, cantar, escuchar música, ir al teatro, hacer teatro, ver películas, estar rodeada de gente apasionada que me contara historias y aventuras que parecían imposibles pero yo sabía que podían ser reales, conocer a personas que me confirmaran una y otra vez que los límites de la imaginación y de la realidad no existen. Crear lugares que antes no existían y que son maravillosos, divertidos, emocionantes, espaciales, lugares de paz, lugares para empezar de cero. Jugar para encontrar lugares distintos, nuevas posibilidades, mejores vistas, descubrir emociones, sonidos, maneras de respirar, colores insospechados, palabras, nuevas maneras de hablar. Conocer, entender lo que nos pasa dentro, escuchar, para luego poder transformar.

Me he dado cuenta de que al salir del teatro, del cine, de un museo, de una sala de conciertos, o después de leer un libro o de escuchar un disco, las personas son más felices que antes. Algunas veces a un nivel muy sutil, cuando consiguen evadirse en esos espacios de sus problemas cotidianos. Otras veces, a un nivel más profundo, pues esa conexión con el espacio de arte o el objeto cultural puede llevar a la persona a hacer un “click” interno que le cambie la vida, en menor o mayor grado. A veces nos quedamos con una frase que guardamos en la cartera como leimotiv, una frase que nos refuerza en ciertas ocasiones. Otras, estamos en mitad de un concierto, experimentando emociones que de otro modo no podrían llegar a nosotros, y se resuelve, casi sin darnos cuenta, un acertijo interno que llevaba días molestando. Leyendo un libro, nos pueden venir tantas ideas nuevas a la cabeza que sería imposible imaginar un mundo mejor sin ellos. Ver los colores y las formas como nadie los ha pintado antes nos puede hacer entender que todos los cambios son posibles, que las cosas no son inamovibles, y que algo que dábamos por sentado que era fijo, no lo es. Algo que iba bien, puede ir mal, y algo que iba mal, puede ir bien. Pero lo mejor de eso es que el arte y la cultura nos pueden ayudar a ser cada día más creativos e imaginar formas de dar la vuelta a la tortilla a las situaciones y, por supuesto, a imaginar maneras de construir un mundo más acorde a nuestras necesidades. El arte es un instrumento que nos ayuda a crecer, a conocernos mejor a nosotros mismos y al mundo en el que habitamos. Un instrumento que nos da herramientas, tanto si lo practicamos como si lo recibimos. Dar y recibir. El arte y la cultura son infinitos, porque están dentro de nosotros y hablan de nuestras emociones, de nuestra condición humana...

Ariadna Salvador

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