sábado, 13 de diciembre de 2014

REFLEXIONES DE DAVID M : LA CARRETERA ¿DEL DEMONIO?: RICAS DOSIS DEINCOMODIDAD

     

    Hola chic@s:

         Este Verano tuve una experiencia interior muy guay.

         Resulta que me fui sólo de viaje a hacer algunos exámenes en el extranjero.

         Me encontraba en un bonito pueblo del sur de Alemania, en la zona de la selva negra, donde todo es vegetación y buen clima, y después de haber estudiado bastante durante la mañana, se me ocurrió ir a un lago cercano que me habían comentado a pegarme unos buenos baños. Ir fue fácil porque había mucha luz y tan sólo había que ir preguntando a la gente que me encontraba. Al llegar, me sorprendí al ver un precioso lago tan bonito que sólo el hecho de contemplar su belleza hacía que te metieras en un estado de ánimo muy placentero. Estuve durante 3 o cuatro horas nadando lleno de goce y cada vez que hacía una pausa me ponía a leer percibiendo los sonidos de la naturaleza. Además, me eché una buena siesta con la panza mirando al sol, jaja. Guau, qué confort, qué placer!!! Podría estar así días y días!!!

         Pero poco después, viviría una experiencia totalmente contraria y nada que ver con el goce y la comodidad, pero que sin embargo, fue un maravilloso momento de renuncia, en este caso, una rica dosis de incomodidad.

         Resulta que como había perdido la noción del tiempo de lo a gusto que estaba, se me hizo de noche, y entonces decidí, no sin cierta contrariedad, volver a la pensión.

         Pero no había nadie por el camino de vuelta, yo no veía ni por dónde iba, y, demonios, eran ya las 22 de la noche y estaba un poco cansado!!

         A la media hora de intentar encontrar el camino de vuelta, fui consciente de que me había perdido, y encima, me había dejado el móvil en la pensión, qué mal!! Entonces empecé a cagarme en todo y pensé que qué asco después de todo el día tan placentero, tener que cansarme durante no sabía cuántas horas, en encontrar algo de civilización. "Es inaguantable tener que soportar esto, tener confort es esencial, debería solucionar esto ya".

         Así, con esta mala actitud, empecé a andar y durante media hora eran todo campos, prados, e incluso vi un ciervo precioso pero con mi actitud ni pude apreciar todos esos bonitos detalles!!!, hasta que encontré la carretera y eso fue la gota que colmaba el vaso: no había indicaciones sobre el pueblo más cercano y eso significaba andar mucho, cansancio, incomodidad, etc!!!

         Entonces, antes de empezar a andar por al lado de la carretera tuve un momento de lucidez y me di cuenta de lo que estaba haciendo: me estaba quejando por la dichosa comodidad, estaba tomando como fetiche algo que aunque pueda contribuir a la felicidad (igual que otras muchas fuentes de gratificación), nunca puede darla. Y entonces, me convencí de que la comodidad no es tan importante y muchas veces ni la queremos con estos argumentos:

         ·Howard Hughes -el famoso cineasta- acabó recluído en su propia casa aquejado de todo tipo de manías. Estaba súper cómodo y era tremendamente infeliz.

         ·Albert Casals desde hace muchísimos años va recorriendo el mundo en su silla de ruedas viviendo maravillosas aventuras. Como él mismo cuenta, le suceden infinidad de situaciones incómodas que consigue llevar muy bien.

         ·A mí me encanta el deporte. Con el basquet puedes estar jugando 3 horas que ni te das cuenta y te tienen que sacar de la pista. Acabas sucio, con agujetas, cansado,……., pero me encanta, es la ostia!!!

         ·Mónica y Rafael muchas veces hablan del senderismo como su pasión. Estarse todo el día pateándose la montaña hasta que duelen lo pies y dormir en un saco de dormir no es nada cómodo, pero hay gente que le encanta hacerlo.

         ·La mejor forma de hacer nuestras actividades es sudando la camiseta (y eso cansa, es incómodo). Si no, es muy aburrido. No es por eficacia (que casi que da igual hacer las actividades diarias bien que mal) sino porque así es más divertido, es como un juego, es retarse racionalmente.

         ·Si nos dijeran de estar toda la vida en un sillón súper cómodo y con la temperatura perfecta, diríamos que no, qué aburrido.

         ·Además, tantos adelantos que tenemos de confort hoy en día (calefación, aire acondicionado, sofás, sillas y camas mega cómodas, etc.) y no sólo no estamos más felices que antes sino cada vez peor.

         ·Monjes y monjas hacen ejercicios de renuncia de la comodidad y muchos de ellos son súper armónicos. Por ejemplo, San Francisco de Asís, un gran amante de la vida, vivía en una cama de piedra para no apegarse a la comodidad (fijaros en los anuncios de colchones: prácticamente nos venden el éxtasis infinito al comprarles su colchón especial, jajajajaja)

         Por otro lado, estar aburrido también es muy sano, tan sólo puede ser un poco malo y/o incómodo en el sentido de que nos apetezca divertirnos pero sólo es una pequeña emoción negativa pasajera y en seguida nos relajamos e incluso disfrutamos el dolce far niente. Nadie necesita entretenimiento o diversión, miremos quienes practican la meditación vipassana.

         Además, todo en su justa medida, tampoco es huir completamente de la comodidad, pues la persona sana prioriza el disfrute frente a la austeridad, todo es encontrar nuestra justa medida. Como con el chocolate, un poco de comodidad está muy bien, demasiado provoca diarreas mentales.

         Y, por último, me acordé de un maravilloso post que escribió Mónica hace mucho tiempo que se me quedó grabado en el que habla de un momento de incomodidad placentero practicando piragüismo y sobre un gran ejemplo de fortaleza emocional como fue el explorador irlandés Shackleton…

         (Este es el post de Mónica http://www.rafaelsantandreu.es/el-blog-de-rafael/reflexiones-de-monica-las-piraguas-y-el-poder-de-la-mente/)

…y me dije: "durante el tiempo que voy a estar andando al lado de la carretera, sin luz y clavándome los hierbajos en las piernas, voy a intentar acercarme algo a la forma de pensar de Shackleton-y de Mónica- al respecto de la incomodidad.

         A partir de entonces, me relajé y estuve caminando durante cuatro horas bastante relajado e incluso os confieso que lo disfruté. Me gustaba el aire muy agradable que me acariciaba, el cielo despejado que me dejaba ver las centelleantes estrellas y la enorme y resplandeciente Luna llena que me mostraban lo pequeños que somos los seres humanos; mis piernas, contentas y activas caminando tranquilamente, y al igual que Mónica cuenta en su post, mi mente jugando a contar los pasos (y perdiendo la cuenta de vez en cuando, jaja).

         Al final, cuando llegué al pueblo más cercano, pasadas las dos de la mañana, un alemán muy simpático me llamó un taxi y lo estuve esperando durante media hora para que me llevara al pueblo donde me alojaba (que en coche estaba tan sólo a un cuarto de hora), y mientras contemplaba la Luna, sentí una sensación de lucidez increíble, de ausencia de ruido mental, de libertad interior: una paz interior que no sabría describir exactamente con palabras.

         Increíble, se puede disfrutar de estar (y estando) incómodo!!!!!!!

         Posdata: agradezco a Mónica y Rafael el dejarme escribir en este maravilloso blog.

         Un abrazo!!!

         David M.

7 comentarios:

  1. Davidddddd!!!!! eres grandeeeeee!!!! muchas gracias a ti por estos regalitos de posts que nos haces!!!

    Un beso muy fuerte!!

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  2. Un besazo Mónica, tú sí que eres una crack!

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  3. Me encantó la reflexión y la historia!!! Mucha razón como siempre por estos lados, vamos por un poco de esa incomodidad necesaria ;)

    Me cativó la parte donde describes caminando mirando las estrellas, te imaginé respirando hondo y sonriendo.

    Cada día paso a paso podemos mejorar y ser personas más sanas y felices como dice Rafa y Mónica :)

    Saludos!

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  4. Gracias Marcela, un beso!

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  5. Hola David, no había leído esta historia y ahora echando en el blog para atrás, la he leído y me ha encantado porque ejemplifica perfectamente como nos emparanoyamos con la exigencia de comodidad todo el tiempo. A mí me pasa muy a menudo, y mi marido, me suele "recordar" que no es necesario tener todo el tiempo comodidad para estar bien y ser felices.

    Un saludo

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  6. Muchísimas gracias María, un beso!

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