sábado, 9 de abril de 2016

REFLEXIONES DE MONTSE ROVIRA: SIMPLEMENTE HAZLO



Decía Pablo Picasso que “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. 

Una anécdota sobre Picasso cuenta que un día mientras se dirigía al mercado una mujer se acerco a él, sacó un pedazo de papel y le dijo: “Sr. Picasso, soy una gran admiradora de su obra, ¿me haría usted un pequeño dibujo en este papel?”. Picasso sonrió, rápidamente hizo un dibujo y se lo dio a la mujer diciéndole: “Aquí tiene, son un millón de dólares”. La mujer, atónita, exclamó: “Pero Sr. Picasso, ¡si sólo le ha llevado treinta segundos!”. A lo que él respondió: “Querida señora, me ha llevado treinta años hacer una obra maestra en treinta segundos”.

Al hablar de personas que han conseguido grandes éxitos solemos calificarlas de genios y atribuir sus logros a una inteligencia, ambición o cualidad específica extremas. Da igual que pensemos en grandes compositores, atletas de élite, afamados artistas, científicos célebres, pensadores influyentes… siempre creemos que han nacido con un talento innato, les vemos como seres extraordinarios que han tenido la suerte de venir al mundo con una aptitud que les convierte en un fuera de serie. 

Malcolm Gladwell (1963), es un autor canadiense que en 2011 presentó en su libro Los fuera de serie (Outliers) una visión bien distinta acerca de las cualidades de los que denominamos genios. Sin desdeñar que ciertos individuos efectivamente tienen una predisposición y aptitud innatas hacia determinadas áreas, Gladwell sugiere que la realidad de estas personas es bien distinta a cómo la imaginamos y que la clave de su éxito no está en los genes, sino en la perseverancia. De ahí surge la Regla de las 10.000 horas: Gladwell explica que para ser un “primera clase” en cualquier campo, necesitamos 10.000 horas de práctica deliberada, entendiendo por ésta ejercitarse de modo concentrado, poniendo toda nuestra atención, de manera que la práctica no es lo que hacemos cuando ya somos buenos en algo, sino lo que hacemos para llegar a ser buenos en algo. La actitud prevalece sobre la aptitud. Veamos un par de ejemplos:

Frank Kafka (1883-1924) es considerado unos de los escritores mas creativos e influyentes del siglo XX, sin embargo pasó la mayoría de su tiempo trabajando como abogado, -profesión que eligió por imperativo paterno-, hasta su jubilación. ¿Cómo consiguió Kafka dar rienda suelta a su creatividad sin abandonar sus obligaciones laborales? Kafka seguía estrictamente una programación de tareas tras finalizar su jornada laboral que le permitía escribir a diario durante varias horas antes de acostarse.

Haruki Murakami (1949), uno de los más acreditados novelistas actuales, se levanta cada día a las cuatro de la madrugada, escribe durante cinco horas, luego sale a correr y empieza su jornada.

He citado el ejemplo de dos escritores porque la escritura es una de las prácticas en las que es más fácil dejarse llevar por esta idea: “no se puede hacer si no se está inspirado”.

William James (1842-1990) famoso psicólogo estadounidense que postulaba “lo verdadero es lo útil” insistía en que la programación de rutinas libera nuestra mente y nos hace avanzar en lo que nos propongamos. La rutina, el hábito, llevar a cabo esa acción cotidiana enfocándonos en la tarea, nos libera de pensar en si es o no es el momento adecuado, en si nos saldrá o no nos saldrá bien, en si merece la pena, etc. La consigna es “simplemente, hazlo”. Si malgastamos recursos (tiempo, energía) decidiendo cuándo, dónde o de qué manera empezar, lo que estamos haciendo es obstruir nuestra capacidad de hacer el trabajo.
 
En otras palabras, en lugar de esperar quietos a que la motivación o la inspiración acudan para empujarnos a la acción, lo que tenemos que hacer es empezar, y día a día seguir, enfocados en la tarea diaria más que en el objetivo a largo plazo, aunque esa tarea diaria no nos salga todo lo bien que pretendíamos, aunque no estemos del todo satisfechos con ella. 

Muchas veces la única manera de conseguir ese objetivo es darnos el permiso para equivocarnos. No nos atrevemos a empezar algo porque buscamos la perfección y nos frustramos si no la conseguimos. Podemos aplicar esta premisa a muchos campos: la creación, el ejercicio físico, la dieta, emprender un proyecto profesional, el estudio, etc. La programación de una rutina es el sistema que convierte nuestro objetivo en realidad. Es lo que lo hace posible. Si no nos planificamos, la única opción que nos queda es encontrar la motivación. Y la motivación suele acompañar a aquello que nos da disfrute, pero no siempre a lo que tenemos que hacer para conseguirlo.


Un ejemplo clásico es perder peso. Nos despertamos diciéndonos “hoy quiero hacer ejercicio, o quiero a ir al gimnasio, espero tener las ganas suficientes, o la fuerza de voluntad”. Pensamos en que queremos perder diez kilos en unos meses y vemos ese objetivo como un muro infranqueable. Podríamos cambiar ese pensamiento y decirnos: “como sólo hago ejercicio cuando estoy motivado, voy a hacerlo cada día a las 8 para estar motivado”. La programación de nuestra tarea no tiene que basarse en los resultados (¿cuántos kilos quiero perder cada semana?). “Perder 2 kilos” no es una acción que podamos hacer, caminar media hora, es una acción que sí podemos hacer.

Tenemos que establecer una rutina basada en las acciones posibles, no en los resultados pretendidos. Los resultados son la visión, la rutina diaria es la mirada. Esta rutina tiene que contemplar nuestras limitaciones externas. Las limitaciones externas son impedimentos, como por ejemplo el tiempo que podemos dedicarle, tal como le ocurría a Kafka que no podía abandonar su trabajo como abogado para dedicarse a escribir. Demasiado a menudo nos lamentamos sobre las limitaciones que nos retienen, “no tengo tiempo suficiente para hacer ejercicio”, “no tengo dinero suficiente para empezar un negocio”, “no estoy inspirado”, “no me gusta esta asignatura”. Pero esas limitaciones no son el enemigo. Podemos establecer una rutina de trabajo a partir de ellas y lo más probable es que comprobemos que no eran tan limitantes como creíamos antes de empezar. Las limitaciones son sólo el tamaño del lienzo que queremos pintar pero lo que pintemos en él sólo depende de nosotros. 

No se trata de convertirse en un adicto al trabajo, o al ejercicio, o a lo que sea que dediquemos un tiempo diario, se trata de ser efectivos encontrando tiempo para hacer aquello que tiene sentido para nosotros –especialmente si no nos gusta, como podría ser hacer abdominales-. Si lo que queremos conseguir tiene sentido para nosotros, si es importante en nuestra vida, abandonaremos el papel de víctima que deja que la vida pase pensando que lo que me gustaría lograr es imposible. 

El propósito nos empuja, nos motiva, y esa motivación generalmente se expande tras habernos puesto en marcha, no antes. Por ejemplo, pensar en salir a correr hace que nos parezca agotador, sin embargo mientras estamos corriendo nos sentimos satisfechos, motivados, y se nos antoja mucho más fácil llegar al destino de lo que era empezar la carrera. De hecho, estamos hablando de la primera ley de Newton: “Un objeto en reposo permanece en reposo y un objeto en movimiento permanece en movimiento, excepto si una fuerza exterior le obliga a cambiar de estado”.


Cierto es que a veces la vida nos sorprende con sacudidas inesperadas que alteran nuestro estado, y en esos momentos lo que minimizará el impacto es nuestra rutina de pensamiento, la forma habitual que tenemos de evaluar lo que nos sucede y cómo podemos manejarlo. Instaurar una forma de pensar saludable es equiparable a establecer cualquier otro tipo de rutina, pero además nos ayuda a crecer mental y emocionalmente y nos hace tomar consciencia de la enorme capacidad que tenemos si simplemente cruzamos el umbral de nuestra incertidumbre con determinación.

4 comentarios:

  1. Fantástico artículo, qué bien explicado y qué inspirador.....sólo puedo decir GRACIAS Montse

    ResponderEliminar
  2. Fantástico artículo, qué bien explicado y qué inspirador.....sólo puedo decir GRACIAS Montse

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Excelente, me ha gustado mucho. Tengo un examen final pronto así que iniciare mi rutina de estudio

    ResponderEliminar