viernes, 17 de septiembre de 2010

FELICIDAD: BIZCOCHOS Y GUINDAS

Uno de los principales errores que cometemos al intentar entender nuestra mente se produce cuando buscamos las fuentes de nuestra felicidad. Esto es, hay ocasiones en que no estamos bien y nos preguntamos: “¿Qué es lo necesito para ser feliz?”, “¿Qué podría hacer para estar más contento?”. Entonces, para responder a estas preguntas, hacemos una investigación con nosotros mismos para encontrar las fuentes de nuestra felicidad.

-         Ummm, vamos a ver, ¿cuándo he sido feliz en el pasado? –nos preguntamos-. Ya sé, ¡cuando estaba en la universidad! Entonces, tenía muchos amigos, me dedicaba al estudio, no tenía responsabilidades y salía con Paola, tan guapa y cariñosa.

Primero recordamos aquel tiempo pasado tan hermoso y, luego, analizamos lo que hacíamos, las personas que nos rodeaban, intentamos aclarar qué definía aquel periodo feliz. Y, por último, concluimos que necesitamos todo ello para volver a estar bien.

-         Si pudiese salir de nuevo con Paola seguramente volvería a ser feliz –pensamos.

O quizás:

- Si volviese a la universidad, sería feliz de nuevo.

O aún peor:

- Si recuperase la juventud, volvería a ser feliz.

En fin, creemos erróneamente que aquellas circunstancias fueron los determinantes de nuestra felicidad y que, recuperándolas, volvería la dicha a nuestras vidas.

¡Mentira!

Si analizas un poco más, verás que tú ya eras feliz antes:

-         De entrar en la universidad.

-         De salir con Paola.

-         De ser joven (cuando eras niño).

Tú ya estabas en plena forma mental y aquello que hiciste entonces fueron lo que yo llamo las guindas del pastel, hechos que te dieron un plus de felicidad en una mente que ya se encontraba muy bien.

Lo que quiero decir es que para encontrarte bien a nivel emocional tienes que tener una mente sana. Simplemente eso. Podemos ser felices prácticamente en cualquier circunstancia. No necesitamos salir con Paola, ir a la universidad o ser jóvenes.

Cuando recordamos paraísos personales del pasado, a menudo, asociamos el bienestar de aquella época a los hechos más destacados que vivimos entonces (el inicio de una relación, tener un hijo, etc.) y llegamos a la conclusión de que esos hechos fueron los que nos daban la felicidad y no es cierto. Entonces, estúpidamente, intentamos repetir aquello, pero vemos que no funciona.

Hay que darse cuenta de que esos hechos no te dieron la felicidad. El bienestar lo llevabas tú dentro. Ahora, lo que tienes que hacer es recuperar ese bienestar mental, que está en tu mente. ¿Cómo? Entrenándote para ver las cosas con positividad, sin terribilizar y disfrutar de cada posibilidad que te ofrezca tu vida actual.

En ese sentido, el bienestar emocional es el bizcocho, la parte grande del pastel. Y lo que puedas hacer o tener, lograr o acumular… son solo las guindas de esa tarta. No tienen demasiada importancia. Olvídate de ellas.

En ese sentido, cualquier tiempo pasado no fue mejor, es sólo una ficción. Tu presente y tu futuro pueden ser tan buenos o mejores que el pasado si te amueblas bien la mente, si dejas de quejarte y te pones a valorar positivamente lo que posees.

Yo les recomiendo a mis pacientes que, tengan la edad que tengan,  adopten el siguiente lema: “Los próximos diez años van a ser los mejores de mi vida”. De esa forma, tienen que visualizarse haciendo cosas emocionantes, disfrutando de la existencia, apreciando lo que tienen. En cada momento de nuestras vidas encontraremos nuevos objetivos, nuevas posibilidades. No hay que mirar atrás, quejarse de las habilidades perdidas. Está claro que todos nos hacemos mayores y vamos perdiendo facultades. ¿Y qué? ¡No las necesitamos! No necesitamos casi nada para ser felices.

3 comentarios:

  1. Gracias por esta gran aportación!!
    es cierto que normalmente mitificamos épocas pasadas, recuerdos que a veces tendemos a "endulzar", pues seguro que en aquel momento tampoco nos encontrábamos pletóricos al 100%. O quizás es que no le prestábamos atención a las cosas "feas" que nos sucedían, no terribilizábamos...

    Cada día me suceden cosas bonitas y agradables, incluso dignas de recordar, pero estoy tan pendiente de mi frustración o mi neura, que no las valoro o simplemente ni me doy cuenta.

    Me propongo darme cuenta de los regalitos que me da la vida a diario, como descubrir un buen libro, escuchar una buena canción, compartir una sonrisa, un fuerte abrazo o disfrutar de un helado ;)

    Por cierto, que buena metáfora la de la guinda y el bizcocho...

    Un abrazo y gracias de nuevo, por el post, por tus consejos, por tu ayuda.

    ResponderEliminar
  2. Está claro que nos tenemos que empeñar fuerte en amueblarnos bien nuestra cabecita para que el bizcocho no se mueva...

    Me gustaría compartir con vosotros una entrevista que vi por la tele este lunes, no me acuerdo que programa era porque yo veo muy poco la tele, pero fue en TV3 a eso de las 10:30 de la noche, seguro que en internet se puede encontrar. Entrevistaron a Andreu Buenafuente y fue una entrevista muy distendida en la que hablaron un poco de todo, al final de la entrevista abordaron un tema un poco más personal. Hace unos años Andreu Buenafuente tuvo que abandonar su programa en TV3 en medio de la temporada por problemas de salud.

    En la entrevista explicó que tuvo problemas de ansiedad. Buenafuente habló con naturalidad de su "problema de ansiedad", explicando que a raíz de ese episodio estudió y leyó mucho sobre este tema y que cree que a día de hoy lo tiene bastante controlado.

    Pero en la entrevista hizo esta descripción de la ansiedad muy peculiar: "Es como un monstruo que convive contigo y al cual le sientes el aliento, notas como se te va acercando y de tan en tan se te aparece. Es una limitación que tendré toda la vida pero que creo que he aprendido a soportarla bastante bien"

    Me parece muy interesante que un famoso aborde este tema con naturalidad pero no estoy nada de acuerdo con la descripción que hace de la ansiedad. Calificarla como monstruo quiere decir que aún provoca miedo. Como dices tú Rafa, y si me equivoco me corriges, la ansiedad es sólo humo que se acaba yendo y ya está, nadie se ha muerto por un ataque de ansiedad, son sólo sensaciones, que aunque son incómodas nos pueden servir para tener más entrenado el corazón y experimentar nuevas cosas. No es nada terrible y no tiene que generar ninguna limitación, se puede seguir haciendo todo igual.

    Me ha parecido interesante comentar esta entrevista con vosotros por si alguien la vio que no se crea lo del monstruo..., como dice Rafael tener ansiedad es un problema muy poco importante.

    Un abrazo,

    Mónica

    ResponderEliminar
  3. Sí, sí... Yo personalmente creo que Andreu ha hecho grandes progresos con su ansiedad, de hecho en la entrevista dice que ahora sabe "que no hay que tenerle miedo".
    Ahora bien, como experto, creo que aún le falta un poco más de profundidad. Andreu tiene que comprender que "no hay que tenerle nada, nada de miedo". Cuando cobras plena conciencia de ello, ya no lo ves como un monstruo, sino como una simple incomodidad.
    Lo mejor de asunto es que cuando ya tienes esa percepción, paradójicamente, ya no experimentas nunca más esa sensación de ansiedad aguda. Desaparece de tu vida. ¡Era sólo humo la muy bribona!
    No tengo ninguna duda de que esto es así. ¡Lo he experimentado cientos de veces con mis pacientes!
    Si alguien conoce a Buenafuente, decidle que venga a verme.
    Abrazo!!
    Rafael

    ResponderEliminar