lunes, 17 de abril de 2017

REFLEXIONES DE DAVID VEGA: EL UNIVERSO TE COMPENSA



En los sucesivos libros de Rafael Santandreu y de otros autores, hemos  conocido ejemplos de fortalezas emocionales que nos han llenado de admiración y nos han servido de modelos para tratar de parecernos a ellos.

Al principio eran personajes de otros países: Stephen Hawings, Cristofer Reeve, Nick Vuijick...y nos parecían todo un ejemplo, pero como muy lejanos, como si fueran del planeta Kripton.

Mas tarde conocimos gente mas cercana: Paul Casal, Daniel Stix o el recientemente fallecido Pablo Raéz, al que deseo hacer un especial homenaje porque además de ser seguidor suyo, potenció de forma increíble la donación de médula, lo que puede salvar muchas vidas en el futuro. Y notaba con estos ejemplos que a más cercanía, mejor puedes seguirlos y su efecto de modelaje era más potente.

Hace un año leí un libro muy recomendable llamado ¡Qué no te acojone la vida! de un paisano mío llamado Julio Justo de la Rosa. Como el mismo dice es una biografía, una novela y un libro de autoayuda. 

Trata de la vida de un enfermo de poliomielitis que nació hace 60 años en Dueñas, a 16 km de Palencia pero que a pesar de su discapacidad ha sido capaz no sólo de desarrollar su vida profesional (menos de astronauta ha hecho de todo) sino de que nos da un ejemplo de fortaleza y unas reflexiones en sus páginas, que hasta te quita un poco el miedo de acabar en silla de ruedas.

Podría destacar bastantes enseñanzas pero de entre ellas finalmente he escogido la de que cuando tenemos una adversidad, tarde o temprano, el universo nos compensa, muchas veces con un regalo mayor al infortunio. 

Primero me gustaría distinguir entre problemas y asuntos que manejar.  Problemas lo llamaría a lo que por ejemplo tienen los pacientes discapacitados psíquicos que me toca atender cada seis meses con anestesia general en el hospital al no poder hacerlo de forma ambulatoria. O a enfermedades físicas extremas, perder un hijo... Casi todo lo demás son asuntos que si contamos con las herramientas adecuadas podremos manejar  como nos cuenta Julio en sus diversas partes de su vida.

Según nos relata, al sufrir la adversidad, sintamos dolor ( somos humanos) o estemos en la oscuridad sin ver la luz del túnel, lo primero que tenemos que aplicarnos es el refrán de que no hay mal que 100 años dure. En segundo lugar tenemos que cambiar el chip de modo queja y en lugar de hacernos la pregunta de ¿Por qué me sucede esto?, preguntarnos ¿Para qué me sucede esto? ¿Qué enseñanzas puedo sacar de esta adversidad? Esto sería modo aceptación. Porque como nos explica en su libro, lo qué viene conviene. Y si aprendemos a aceptar solo nos queda esperar la compensación del Universo, La Fuente , Dios , La Naturaleza...qué en muchas ocasiones es mayor que el infortunio que lo ha originado.

Eso sí, la compensación no es automática y  como pasa un tiempo muchas veces no asociamos de dónde procede. Hay que aclarar que el Universo devuelve lo que entregas , abundancia o escasez.

En su libro Julio nos cuenta montones de ejemplos de que cuando ha perdido dinero, salud o amor ha sido recompensado en su vida y fortalecido emocionalmente . De forma que no debemos tener miedo a perder salud, angustiarnos por el trabajo o sentirnos en la miseria tras una separación. 

Como diría mi amiga Ana "Calma en el alma... que la vida de encarga de explicar las cosas, que hoy, no tienen sentido .


No hay comentarios:

Publicar un comentario