Cuando somos muy sensibles con
los demás, no somos conscientes de que somos nosotros mismos con nuestro
pensamiento -y no nuestros genes- los que elegimos ser así, pues diferentes
personas sienten diferentes emociones al respecto, e incluso una misma persona
en diferentes momentos de su vida difiere también en sus emociones.
Además, tener la base de nuestro
trabajo mental bien pillada es fundamental para hacer autoterapia (y en este
caso en particular, para no ser tan sensibles con los demás). Para ello,
podemos valernos de truquillos muy útiles:
*Por un lado, hacernos esquemitas
(o resúmenes muy esquematizados, como este post) que nos hagan muy sencillo el
comprender los conceptos y el trabajarlos.
*Por otro, el tener conceptos
clave, que nos sinteticen y ordenen todo el trabajo mental, todavía más.
Aquí, el concepto clave sería, que para dejar de ser sensibles con los demás,
tenemos que renunciar mentalmente a lo
que nos quitan (o podrían quitarnos). Por qué, pues porque si ya tuviéramos
la renuncia mental consolidada, no sentiríamos esa hipersensibilidad. Sí,
tenemos terribilitis y se nos va a quitar ya mismo con la renuncia mental. Vamos
a verlo con más detalle:
-Su compañía: existe la
posibilidad de que las personas que nos afrenten no quieran ser nuestros amigos.
La buena noticia es que nadie necesita a nadie: hay millones de personas en el
mundo de las cuales como mucho 5 ó 6 personas pueden ser amigos nuestros puesto
el tiempo es limitado y hay que priorizar, además de que la soledad es
estupenda; por lo tanto, ¡a amar la vida en su conjunto! Por otro lado, dado
que nadie necesita a nadie, nadie está obligado a nada: ¡a hacer las cosas por
gusto!
-Sus buenas conductas y su
generosidad: vale, están en modo desagradable a veces, pero:
+Son personas maravillosas, con
cosas buenas y malas; cuidado con generalizar: “éste es un desgraciado (100% malo)”.
Además, apreciemos también las buenas, y si no les conocemos mucho, podemos
saber que tienen cosas buenas dado que otros hablan muy bien de ellos, o
simplemente porque todos tenemos una inmensa capacidad de amar como potencialidad.
+Además, su parte negativa es algo
pequeño: ¿nos hacen esperar? Un gran momento para descansar o escribir emails; ¿se
echan atrás en un plan común? Ir solos a esa actividad va a ser maravilloso; ¿”ponen” a otros en nuestra contra? Tampoco
necesitamos la aprobación de esos otros; ¿Nos deben dinero? El dinero no da la
felicidad; ¿hacen mucho ruido en sus
pataletas? Mirar a los compositores contemporáneos con sus obras musicales tan
ruidosas (y a la vez sublimes) y hay gente (yo incluido, jaja) que las disfruta (El
ruido y la comodidad no son tan importantes). También podemos esquivar la parte
negativa: al que te hace esperar vete a su casa a recogerlo; al que no se
compromete, no hagas con él planes a largo plazo comunes; al que no devuelve dinero
prestado, no se lo dejes; al que te monta muchos pollos, dale mucho amor y
humor y si ya es mucho tiempo, ponle una excusa y vete hasta otro día; al que
se va de la lengua, no le cuentes tus confidencias…, pero aprovecha y aprecia
el resto de sus cualidades. Eso no quita que podemos sugerir el cambio sugiriendo
con amor, lo cual es mucho más eficaz, no tiene coste emocional e incluso se
disfruta con ello.
¿No es absurdo exigir a las personas que queremos que sean perfectas,
que te lo aporten todo? Bastante, pues lo bonito es aceptarlas y comprenderlas.
-Una cualidad buena nuestra:
vale que nos insultan a veces, pero si alguien me hace un regalo (insulto es
igual a fallo tomado de forma terribilizadora) y yo no lo recibo (no me creo
que ese fallo sea terrible, lo tenga o no), ¿a quién pertenece ese regalo? El
problema lo tiene él por su mala forma de pensar, no nosotros, que vamos a ser
muy felices pase lo que pase: si nos llamasen retrasados, tontos, torpes, feos,
horteras,…, podríamos ser todo eso y mucho más, y disfrutar la vida a tope.
-La justicia: vale que a
veces actúan de manera injusta, pero ¿qué es más importante: ser feliz o la justicia?
Ser feliz muchísimo más. Pues eso.
-La comodidad (incluso):
cualquier adversidad tiene su dosis de incomodidad, pero es que la comodidad
tampoco es tan importante.
-Nuestra buena conducta y
generosidad: ¿Y si nos llaman mala persona? Recordemos lo estudiado en este
post; pues ahora vamos a aplicarlo a la inversa: las otras personas pueden renunciar mentalmente a lo que les quitamos (o
les podríamos quitar), son fallos pequeños también los nuestros. Y, vale
que tenemos fallos, pero tenemos otras cosas maravillosas, TODOS. No existen
malas personas (100% malas), tan sólo virtudes y fallos. Eso no quita que
podemos intentar mejorar, pero sin fustigarnos, lo cual siempre es muchísimo mejor a muchos
niveles.
Gracias David por el artículo. Es claro y los ejemplos de momentos terribilizadores sirven para comprender mejor e identificar los propios.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marlen!!!
EliminarGracias por tan buena información, Bendiciones. Reordenare mi sistema para evitar terribilizar jaja
ResponderEliminarMuchas gracias, Sam!!! Genial!!!
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