Cuatro
almas se iban a encarnar y Dios se reúne con ellas para preguntarles qué
quieren para su próxima vida. Una de ellas se apresura y responde:
-Lo que
yo quiero, Señor, es poder, mucho poder. Me gustaría ser una de las personas
más poderosas del mundo.
Otra
dice:
-Lo que
a mí me gustaría es tener mucho dinero, muchas riquezas. Sí, ser enormemente
rico.
Otra
alma asegura:
-Yo
quiero, Señor, poder recorrer todos los rincones de la tierra y conocer muchos
países y sus gentes. Viajar constantemente y desplazarme hasta los confines de
la tierra.
La
cuarta alma se queda silenciosa y cuando Dios le pregunta si no quiere nada, le
contesta:
-Lo que yo deseo,
lo único, Señor, es tener una buena mente, una mente amiga. Si no me das una
buena mente, ¿para qué me serviría todo lo demás?
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