lunes, 20 de junio de 2016

REFLEXIONES DE PILAR G. VADO: "LUCHAR CONTRA" O "TRABAJAR POR"


Aunque muchas veces utilizamos indistintamente "luchar contra" y "trabajar por", luchar contra algo que detestamos y trabajar para conseguir algo que deseamos entraña algunas diferencias.

No es lo mismo luchar contra la guerra que trabajar para alcanzar la paz. Supongamos que una nación, ante las amenazas de su país vecino, decide emplear la violencia contra este y aumentar su potencial bélico, de esta forma solo generará más odio y no evitará una posible guerra. Sin embargo, si opta por trabajar para conseguir la paz a través del diálogo y con voluntad de cooperación, el resultado probablemente será distinto.

Si el planeta invirtiera en este propósito la mitad del presupuesto que tristemente malgasta en guerras, disminuiría considerablemente el número de conflictos.

Un buen ejemplo de esto fue Nelson Mandela, que lejos de luchar contra el apartheid, trabajó incansablemente a favor de la reconciliación entre blancos y negros, empleando el perdón, la templanza y la comprensión como únicas armas.

Otra importante figura que también tenía clara la diferencia entre estos dos conceptos fue la madre Teresa de Calcuta, así lo demostró cuando, en una ocasión, fue invitada a una manifestación en contra de la guerra y se negó a asistir, aseguró que cuando hicieran una a favor de la paz, entonces que contaran con ella.

No podemos dejar de mencionar al líder indio Mahatma Gandhi, gran defensor de la no violencia que logró, gracias a sus protestas (siempre pacíficas) y a la desobediencia civil, liberar a su país de la opresión británica. Nunca luchó contra el dominio británico, sino que trabajó sin descanso por defender el derecho a la independencia de la población india.

Estos y otros personajes famosos pueden servirnos de modelo cuando, en nuestra vida cotidiana, nos propongamos conseguir algo. Por ejemplo, si nuestro hijo llega del colegio con unas pésimas calificaciones, será mucho más eficaz trabajar con el fin de que obtenga buenos resultados aumentando su motivación, enseñándole pautas para un mayor rendimiento, reforzando las buenas notas..., que luchar contra los suspensos reprendiéndole cada vez que eso suceda, castigándole, haciéndole reproches...

Imaginemos otra situación, nos diagnostican una grave enfermedad, no es lo mismo focalizar nuestras fuerzas en luchar contra la enfermedad, que en trabajar con ahínco para recuperar la salud lo antes posible, para conseguirlo, seguiremos al pie de la letra todas las prescripciones de nuestro médico, descansaremos lo suficiente, comeremos lo más sano posible, haremos algo de ejercicio...

Luchar debilita y trabajar fortalece, por lo tanto, si luchamos contra la enfermedad, estaremos malgastando en esa lucha parte de la energía física y mental que necesitaremos para trabajar por nuestra salud.
Cuando luchamos, lo hacemos desde la presión y la necesidad de lograr aquello por lo que peleamos, y si los resultados no son los esperados experimentaremos rabia, ansiedad y depresión. En cambio, si optamos por trabajar, lo haremos de una manera más relajada, serena y sin tensiones, y si finalmente no alcanzamos nuestro propósito nos sentiremos irritados, desilusionados y algo frustrados, pero no nos hundiremos por ello. 
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